Capítulo 49.

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— Me gustan los deportes extremos, es una manera de conectar con mi padre.

Me acomodo lentamente, escuchándolo atenta. Cuando un hombre como Matt deja escapar información sobre su vida, es tan fugaz que tienes que captarlo al vuelo. Lo dejo hablar para no frenar su confianza. Una gama de emociones se reflejan en sus ojos grises, es difícil de saber que es lo que está pasando por esa preciosa cabeza, que acostumbra a controlarlo todo.

— Mi padre murió cuando tenía dos años, debido a un accidente. Escalaba un glaciar y tuvo una mala caída.

— Oh... Lo siento...

— No lo sientas. Sé que hasta el último momento disfruto de lo que hacia y sé que él se fue haciendo lo que le gustaba. Era un hombre libre.

¿Es por esa razón que Matt siempre intenta sobrepasar los limites del éxito? Por un momento, mi corazón se encoge y una extraña sensación se apodera de mí. ¿Mi padre también era así? Quiero decir... Nunca había visto las cosas desde esté ángulo. Y parece ser que tenemos mas cosas en común de lo que creía.

— Al final, sólo le he conocido a través de todas sus viejas fotografías y relatos finales. —le escucho con pasión. Me imagino por un momento al joven Carter inmerso en las historias de su padre, mientras que otros simplemente disfrutaban de la presencia paterna. Esta imagen me rompe el corazón. — Era un hombre excepcional, un hombre apasionado. Como él hay pocos.

—En ese caso, has seguido sus pasos.

Me dirige una dulce sonrisa teñida de tristeza.

— No... Yo soy sólo una pálida copia. El éxito, el dinero... Todas esas cosas que uno recoge no son más que quimeras, la verdadera libertad de un hombre está en el corazón.

Estoy sorprendida por esta nota de nostalgia. ¿Matt se muestra vulnerable? Ésta es la primera vez.

— Sin embargo, todo lo que has hecho y lo que haces, lo haces para ayudar a los demás. Tu padre era ciertamente un hombre libre, pero tú eres un buen hombre. —me dirijo a él con dulzura.

Me inclino un poco hacia delante para poder acariciarle la mejilla con cariño.

Vuelvo a pensar en esa noche en la que estaba sirviendo sopa a los pobres, no es sólo un hombre rico, también es un hombre generoso. Como si comprendiera el impacto de sus últimas palabras y la posición de vulnerabilidad en la que le dejan, se endereza y se dirige a mí con una preciosa sonrisa.

— Tengo una colección de coches de carreras. Me encantan la sensaciones que me provocan cuando estoy conduciendo. —y hop, aquí está, el famoso giro de 180 grados, el señor Carter retoma el control. — Algún dia tengo que llevarte a dar un paseo a las fueras de la ciudad en mi Aston Martin.

— Estaré encantada.

Imaginar a Matt detrás del volante de un coche de carreras a toda velocidad en carreteras remotas, me hace sentir febril.

(...)

El camarero nos retira los aperitivos, preguntándonos si estaban buenos. Qué pregunta más tonta. Por supuesto, le doy mi sonrisa más bonita para asentir con la cabeza. Otro se dirige a nuestra mesa con una botella de vino tinto.

— ¿Quién quiere probar el vino primero?

— Lo haré yo.

Por un instante Matt parece sorprendido. Le miro de reojo. ¿Habré herido su ego algo machista...?

Hago girar el líquido en mi copa para que se liberen todos los aromas, observo la textura, el cuerpo... Acerco la nariz a la copa para respirar todos los del néctar. Bebo con delicadeza un sorbo y lo degusto con la mirada concentrada.

Predecible ©Where stories live. Discover now