Capítulo 81.

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Cuando llegamos a la habitación que Matt ha reservado para nuestra estancia, me quedo paralizada por la belleza del lugar. Una cama con dosel está situada en el centro de la habitación y un gran ventanal da paso a una terraza inmensa con vistas panorámicas a la torre Eiffel.

Ya me veo tomando un buen desayuno sobre los tejados de París. ¡Qué felicidad! Es como si sintiese el olor de los croissants caliente.

Me muevo lentamente por la habitación, magníficos terciopelos drapeados encuadran las ventanas y un gran ramo de rosas rojas está colocado en la mesita de noche. El encanto y el buen gusto a la francesa.

— ¡Matt! ¡Esto es... es magnífico!

Le veo agradecer al botones con un acento francés casi perfecto, antes de que este último cierre cortésmente la puerta. Le dirijo una sonrisa de agradecimiento.

— ¿Hablas francés?

— Conozco algunas palabras, si.

— Algunas palabras... ¡Parece que has hablado francés toda la vida! ¿Cuántos talentos ocultos tienes todavía por desvelarme, señor Carter?

— No tienes ni idea... —se acerca a mi y agarra mi cintura entre sus manos, me besa delicadamente en los labios. Me estremezco. — Si quieres refrescarte, este es el momento. Ponte algo más cómodo, si quieres.

Le sonrío, contenta de dejarme llevar. Encantada, me voy muy alegre al cuarto de baño, con mi pequeña maleta en la mano.

Una vez cambiada, me reúno con Matt, que está en la terraza con los brazos apoyados en la barandilla observando la agitación de la calle. Me acerco por detrás para envolverlo con mis brazos y dejar un delicado beso en su hombro.

Mi mirada se fija en los típicos tejados de París. Me encanta esta vista. Me quedo a su lado, casi imitándole. Tomo una gran inspiración y suspiro de placer.

Inclina la cabeza hacia mi para observarme. Le dirijo una sonrisa, no podría hacerme más feliz, pero creo que ya lo sabe. Entrelaza sus dedos con los míos. Disfruto de esta proximidad para dejar que mis labios se posen sobre los suyos.

Casi me siento como si tuviera alas.

— ¿Estás lista, mi amor?

— ¡Si! ¡Lista para descubrir la vida a la francesa!

— Entonces, vámonos.

***

Una vez fuera del hotel, deambulamos por pequeñas calles. Paris es una gran ciudad pero, sin embargo, uno siempre sentirá que está en un acogedor pueblo. El barrio que Matt quiere enseñarme no tiene nada que ver con la efervescencia de Nueva York. Aquí los transeúntes deambulan con lentitud. Se escuchan las risas de pequeños grupos de amigos que conversan en las mesas de los bistrots y los olores se mezclan.

Siempre se ha dicho que Paris tiene alma y estoy impaciente por descubrirla. Matt me coge por la cintura y parece apreciar este momento de complicidad.

No hablamos y no buscamos como llenar ese silencio, simplemente disfrutamos de estar juntos, aquí.

No me sorprende constatar que el encanto y la magia de mi guapo CEO no deja indiferente a las francesas, varias miradas se posan sobre él.

Y eso que tiene puesto las gafas de sol, que sino...

Debo reconocer que un punto de orgullo aparece en mi ego, saber que este hombre es solo para mí, es algo que me satisface. Lo siento chicas, podéis babear, pero... Es mío.

Predecible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora