Capítulo 9. | 2/2

22.1K 1.3K 232
                                    

Un bip que proviene de mi portátil me saca de mis recuerdos. Dejo a Alger en su jaula y miro el blog. He recibido varios mensajes y me echo a reír cuando leo algunos.

"¿Cree que su jefe tiene un cuarto rojo, que le llevará a enseñarle los placeres de la gastronomía?"

"Nadie puede resistirse a las delicias de Ettie, ni siquiera un empresario multimillonario."

Respondo en el mismo tono. Pero pronto siento una punzada en el corazón. Hay pocas posibilidades de que esté de nuevo en contacto con el señor Carter, a menos que me lo cruce en la gala.

***

Esta mañana llego a la oficina, me deshago de mis cascos ante la mirada divertida de Logan.

— ¡Hola, Logan!

— Pareces muy contenta. ¿Tiene alguna relación con Han?

Frunzo el ceño.

— ¿Han?

— Si. Pasó esta mañana, te estaba buscando.

— ¿A mi?

— Si, me dijo que era urgente y que tenías que estar en la oficina del jefe inmediatamente.

Ehm, o seré despedida, o es que le encantó mi elección.

— Espero que no haya ningún problema... ¿Y por qué en la oficina de Ian?

Se encoge de hombros con un puchero.

— Tal vez todavía necesita de tus servicios para la gala, ¿quién sabe?

— ¿Bridget?

Miro hacia atrás casi de un salto, veo el rostro de mi jefe que está en una esquina del escritorio. No me atrevo a preguntar que está pasando. Si abro la boca va a sentir mi inquietud.

— Si quieres, sígueme a mi oficina... —para darme valor, empiezo agarrar mi bloc de notas pero Ian me interrumpe. — No es necesario tomar notas.

Ahogo una lamentación y me pongo de pie con torpeza. No me siento bien con esta reunión, no me siento bien en lo absoluto. Al llegar a la oficina de Ian, cierra la puerta. Luego desliza suavemente su mano detrás de mi espalda y me invita a tomar uno de los asientos.

— Siéntate. Han no debe tardar.

Me siento incómoda. Miro por la ventana el paisaje de los edificios de Nueva York.

— Nos vas a hacer falta...

¿QUÉ?

¡Mes y medio y ya me despiden! ¡Menudo récord! Al menos, mi desgracia hará feliz a Tessa.

Trago con nerviosismo. No, no. Ian me mira con sus ojos azules mientras gira su anillo.

— ¿Que quiere decir?

Me mira dudoso, quiere corregir el problema. Luego se pasa la mano por la barba.

— Han lo explicará todo. Es solo que no será lo mismo sin ti.

— Pero es que... —de repente llaman a la puerta haciéndome callar. Han entra mientras termina con una llamada.

Miro alternativamente a los dos hombres. Van a tener que decirme que es lo que pasa con rapidez.

— Hola, señorita Evans. Perdón por interrumpir de esta manera su trabajo.

— No es nada. ¿Que está pasando? —pregunto rápidamente al segundo, haciéndoles sentir mi confusión.

— Eh bien... —Han se ve un poco incómodo. — El señor Carter le pide que sea su nueva asistente.

Boom. Dos aviones se estrellan uno contra otro en mi cabeza, provocándome un colapso mental.

— ¿Eh? Disculpe, ¿cómo? —frunzo el ceño. No estoy muy segura de lo que acabo de escuchar.

Han mantiene la calma y continúa mirándome directamente a los ojos.

— Usted va a trabajar estrechamente con él. Esta es una oportunidad única.

Eso es, claro que si, deber de soportar todas las exigencias de ese hombre no lo llamo una oportunidad excepcional.

— Espere, porque no lo entiendo. Además, no creo estar calificada para ese puesto.

— El señor Carter piensa lo contrario.

— Pues el señor Carter ha cometido un error, eso no es posible. —hago un movimiento de cabeza hacia Ian, que continúa mirándome sin decir nada. ¿Que pasó con sus buenas palabras?

— Señorita Evans, entiendo que esto sea repentino...—pues un poco sí, la verdad. — Pero no puede rechazar la oferta.

Entiendo que no se le puede decir que no al señor "Todo lo que quiera".

— Supongamos que acepto. ¿Cuándo empezaría?

Han me mira sorprendido por mi contestación.

— Inmediatamente. Su oficina ya está lista. El señor Carter quiere que la acompañe hasta allí.

— Eso no es posible. No puedo dejarlo todo así. —Han me vuelve a mirar, impasible.

Miro desesperadamente a Ian, que se sienta tranquilamente en su silla y me pide hacer lo mismo.

Traidor.

— Es una gran oportunidad, Bridget. Te extrañaremos aquí pero vas a aprender muchas cosas.

No sé cómo reaccionar ante este nuevo trabajo, trabajar con el hombre que provocó en mí sentimientos tan fuertes y contradictorios. Y a continuación una pregunta se ha quedado atascada en mi cabeza desde un principio: ¿Por qué yo?

Predecible ©Where stories live. Discover now