Capítulo 10.

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Entro en es ascensor, hecha humo. ¡Es una locura! Debe de tratarse de un error. Cuando las puertas se abren en el piso del señor Carter me dirijo hacia recepción con el fin de resolver este malentendido. Otra secretaría esta allí. No se parece a la listilla que estaba el otro día pero no tiene un aire mucho más simpático.

La veo escribiendo con destreza en su teclado. Siento que tengo tanta importancia como la maceta de flores que está en la entrada. No mira hacia mi dirección.

— Hola, disculpa... Me gustaría hablar con el señor Carter. —ella levanta una ceja escéptica hacia mi dirección y luego suelta un suspiro de exasperación antes de volver a escribir.

¿Es que las secretarías de este piso fueron instruidas para ser desagradables o algo así?

Me quedo de pie allí esperando a que me responda, siempre me siento incómoda al tratar con este tipo de personas. Tengo la impresión de que molesto y me siento menos importante. Después de unos segundos la secretaria se digna a prestarme un poco de atención.

— ¿Y usted es?

— Señorita Evans, escuche es importante tengo que hablar con...

— Sígame. —sin darme tiempo para terminar mi frase, se levanta de su asiento con la gracia de una bailarina y me hace una seña para que la siga.

Su traje perfectamente confeccionado y su arrogancia me molestan e impresionan a la vez. Su peinado y el maquillaje están impecables, parece salida de una revista.

¿Cuánto tiempo pasa esta chica en el baño cada mañana?

Su voz me saca de mis preguntas existenciales cuando nos detenemos en una puerta. Ella me hace una señal para entrar mientras que ve algo en su tablet electronic. Aguanto la respiración, preparándome psicológicamente para tratar con el señor Mirada-Intensa.

Entro febrilmente a la habitación pero no hay nadie. Simplemente es una gran oficina ubicada junto a un gran ventanal con vista a la gran ciudad. Es una oficina bastante agradable, aunque a decir verdad me imaginaba algo más para la oficina del gran jefe pero... Me giro dudosa hacia la secretaria.

— El señor Carter volverá pronto. Mientras tanto puede sentarse en su despacho... ¿Un café?

Me pregunto si he oído correctamente.

— ¿Perdón?

Ella me mira casi con lástima.

— ¿Usted quiere un café?

—No, quiero decir... ¿"Mi despacho"?

Me vuelve a mirar un instante sin decir nada. Está claro que se ha de preguntar quién es esta idiota que está delante de ella.

— Mejor la dejo. El señor Carter volverá pronto.

Cuando cierra la puerta, miro el despacho frente a mi. Es una broma, no es posible. Ni siquiera entiendo que hago aquí. ¿Instalarme en mi oficina?

Suspiro antes de detallar un poco el espacio, la habitación es agradable y luminosa, se escuchan débilmente los sonidos de la ciudad. Avanzo sutilmente alrededor de la mesa para tocar el asiento de cuero. Lentamente me siento y me apoyo en el apoyabrazos. Giro la silla de derecha a izquierda mirando la pantalla del ordenador.

De repente se abre la puerta. Me quedo congelada cuando veo en su lugar dos iris grises que se cruzan con los míos. Me levanto tan rápido que casi me caigo para atrás y me sujeto como puedo agarrándome al borde de la mesa.

— Señor Carter...

— Señorita Evans... Veo que ya se ha instalado. —levanta las cejas con ironía.

Predecible ©Where stories live. Discover now