Capítulo 42.

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Comienzo a darme cuenta que tan improbable suena tener un poder de atracción sobre él. Pero si soy sincera, yo si sé el efecto que él provoca en mi.

— Este vino es delicioso. —mi voz aguda deja en evidencia mi nerviosismo.

Coge la copa de vino de mis manos y la deja sobre la mesa de cristal.

— Tu aire inocente, tu pelo del color del fuego que cae en cascadas sobre tus hombros y esa boca... Joder. —su voz ronca hace caer mi última defensa.

Trago con dificultad cuando sus dedos acarician mis labios y los perfilan con una intensidad abrumadora.

— Matt... —mi voz es casi suplicante, esta vez ya no soy capaz de resistirme a sus encantos.

Se inclina un poco, sus labios rozan los míos y cierro los ojos en busca de más contacto. Pero a medida de que mi cuerpo se impacienta, desesperada por un beso, él se aleja de mí con una sonrisa satisfecha. Abro los ojos de inmediato.

— ¿Así que querías jugar conmigo? Bienvenida a las grandes ligas, muñeca. —se sienta, riéndose.

¡Será cabrón!

Le miro enfadada y ante de que diga nada un mensaje que hace vibrar su móvil, sobre la mesa, me trae de vuelta a la realidad. Veo cómo le echa un vistazo rápido con el ceño fruncido.

— Así que, dígame señor Carter, ¿qué es lo que le llevó a construir un imperio como Carter Corporation? —los rangos de su cara se relajan de nuevo. — Y no quiero la respuesta que les das a los periodistas, quiero al verdadero Matt.

Me mira de reojo.

— ¿Al verdadero Matt...? —me mira con una ceja levantada. Asiento con la cabeza agarrando de nuevo mi copa. — Has tenido una vista previa esta noche, cariño. —ignoro su sonrisa irónica y suspiro mirando al cielo para hacerle entender que estoy hablando en serio. — Bien... Está en mi ADN. Nunca he querido formar parte del rebaño. Jamás he querido seguir el camino que me habían destinado, desde pequeño sabía que quería crear mi propio futuro. Quería hacer algo que fuese importante, la codicia nunca ha sido mi objetivo.

— Sin embargo, eso es lo que se ve desde fuera... El bonito apartamento, trajes elegantes, los coches de lujo, la limusina, las super... Modelos...

— Sí... Eso forma parte del juego, pero ese no es él verdadero yo.

Noto con aspereza que no me responde sobre las supermodelos. En cambio me dirige una bonita sonrisa hacia mí dirección.

— Tengo un pasado modesto, mi familia no nadaban en oro. Por lo menos mis padres... Así que sé el valor del trabajo y del dinero.

Me doy cuenta de que habla de su familia en pasado.

— Tus padres...

— Ambos fallecieron. Sólo me queda Allysa.

— Oh... Lo siento. —mi corazón se hunde, me es difícil no vincularlo con mis padres y mi hermano pequeño... Pero a mí no me queda nadie. — ¿Es por eso que estáis tan unidos?

Suspira lentamente. Quizás he sido un poco indiscreta.

— Allysa es mi media hermana, pero eso no ha supuesto ninguna diferencia. Siempre hemos sido muy cercanos. —ya nos hemos dado cuenta. Ella se encarga de hacerlo comprender. — Fuimos educados, si así se puede decir... Por los padres de mi padre.

Su tono es frío, parece que hay una cierta distancia con sus abuelos y noto que me estoy metiendo en un terreno peligroso. Miro mi copa con cierta tristeza, el mundo de Matt parece ser mucho más oscuro de lo que imaginaba. No es más que una sombra de lo que yo me imaginaba. Miro su apartamento, tengo la impresión de que esta vacío. En el sentido de "sin alma". Y hay algo aterrador en ese vacío.

Predecible ©Where stories live. Discover now