Capítulo 38.

18K 1.1K 435
                                    

Con orgullo me abro paso, esta vez segura de que puedo mostrarle el pase al guardia de la entrada... Pero esta vez veo en sus ojos que me recuerda.

En el ascensor, mi corazón se acelera gradualmente a medida que los pisos van pasando.

Espero que sepas lo que estás haciendo, Bridget.

Absolutamente, simplemente es una reunión con mi jefe en su oficina. Estoy disponible, cuido de mi trabajo, eso es todo.

¿Acaso creo algo de todo lo que digo?

Cuando el ascensor se abre en el vestíbulo, me dirijo hacia el despacho de mi CEO. Doy tres golpecitos en su puerta con el corazón palpitante. Contengo la respiración cuando abre la puerta, una luz extraña se refleja en sus ojos. Me mira de arriba abajo, no me hace falta demasiado para perder el poco auto-control que me queda.

— Entre... —su voz es cálida, suena como una dulce promesa en mis oídos. O como una diabólica invitación. Con la condición de que el diablo sea tan sexy.

Avanzo unos pasos hacia la habitación mientras que le oigo cerrar la puerta. Cuando me doy la vuelta, mi corazón pierde el ritmo, trato de ignorar que mis piernas comienzan a temblar. Está de pie, apoyado contra el marco de la puerta, con la corbata ligeramente deshecha y sus ojos brillantes me miran mientras sus dedos acarician suavemente sus gemelos de titanio.

Es oficial, acabo de meterme en la boca del lobo. Salvo que esta vez, Caperucita Roja está encantada de estar perdida y estar con el lobo feroz.

¡Traviesa Caperucita Roja!

No me quita los ojos de encima, ante su mirada penetrante me siento como si estuviese desnuda. Una sonrisa aparece en sus labios, mientras que sus ojos se estrechan ligeramente.

— ¿Usted... Usted quería verme?

— Sí.

Se separa de la pared para ahora acercarse a mí lentamente.

— Pues bien, ahora estoy aquí.

Mi seguridad desaparece a medida que se acerca. Me rodea suavemente.

— ¿Usted sabe que es muy exasperante?

— ¿Por qué? ¿Porque no le dejo tener la última palabra?

Una fina sonrisa se dibuja en sus magníficos labios, mueve ligeramente la cabeza hacia un lado.

— Siempre tengo la última palabra, señorita Evans.

— Se tiene usted en una gran estima, señor. Diría excesiva estima. —espero que no sé de cuenta de que lanzándole este ataque, mi temeridad se hace más y más frágil.

— ¡Qué insolencia! Podría hacerla callar tan fácilmente.

Suelto una sonrisa burlona y él eleva la ceja derecha en respuesta.

— Para eso tendría que amordazarme.

Ya me arrepiento de mis palabras mientras sus ojos brillan con una luz lujuriosa. He hablado demasiado deprisa, como me sucede a menudo.

— No me haga este tipo de proposición, puede ser que le haga caso.

Sus palabras me dejan sin voz, el calor sube por mi cuerpo mientras desvío la mirada para ocultar mi confusión. Sonríe, consciente del efecto que esta provocadora declaración puede desencadenar en mí.

— Es broma, Evans. Pero usted se lo ha buscado. —relame sus labios, dejándolo más deseables de lo que ya estaban.

Se aparta de mí ligeramente y me observa, esperando mi reacción. Trato de recuperar la calma durante este breve respiro.

Predecible ©Where stories live. Discover now