Capítulo 45.

16K 916 149
                                    

Hoy tampoco he visto a Matt en todo el dia, ni he recibido ningún correo electrónico, nada, absoluta calma. De hecho, aparte de Han y de la secretaria, no he visto a nadie más. Allison tenía una reunión con Lydia y su jefe, Logan estaba ocupado con su nuevo compañero y Maik... Eh bien, no me veo a mí misma pasando tiempo con él.

Así que he estado concentrada en las diapositivas para la presentación del plan de negocios a los inversores chinos. Cuando guardo el documento final, ya casi veo doble.

Cuando el día casi ha finalizado recojo mis cosas. Durante un momento pienso en la noche anterior y me pregunto si quiero tomar la costumbre de reunirme con Matt en su oficina por las noches.

Dos voces interiores libran una batalla campal dentro de mi. Una me dice que sin duda soy para él una asistente que se tira después del trabajo y la otra, más tranquilizadora, me asegura que después de todo, no me habría invitado a su casa. Ni habríamos compartido ese momento de intimidad y ternura en su apartamento si solo soy otra más...

Abandono mi despacho y cierro la puerta, algún día llegaré a silenciar a la pequeña voz de mi consciencia.

Como de costumbre, Matt está ahí. Veo la luz que se filtra debajo de la puerta de cristal. Cuando me acerco, escucho una voz femenina y unas risas. Me pongo rígida al instante, como si hubiese escuchado a Tessa, sin embargo no es ella. Demasiado curiosa como para dejarlo pasar, decido llamar a la puerta.

Cuando me invita a entrar, descubro una silueta de espaldas, sentada elegantemente frente a MI Matt.

Una magnífica cabellera de rizos desciende hasta una cintura odiosamente pequeña y reconozco la suela roja característica de los tacones de Louboutin. Matt me mira fijamente, atento.

— Señorita Evans, ¿usted necesita algo...?

Si, yo te quería a ti.

Me quedo callada. Mi boca se abre y se cierra sin emitir ningún sonido. Debo parecerme a un pescado al horno o a una gamba cocida, a tu elección.

La mujer se gira ligeramente, su cara es magnífica: ojos almendrados, una boca perfectamente dibujada y pequeños hoyuelos que resaltan su sonrisa. Una punzada de celos se insinúa en mi e inyecta el veneno de la duda en mi corazón.

Ya la detesto, a ella y a su perfecta sonrisa a lo Jessica Alba.

— ¿Señorita...?

Matt se impacienta; mientras que yo miro con demasiada insistencia a su invitada. Apenas debe tener los treinta y demuestra una clase impresionante, del tipo de mujer al que siempre me he querido parecer sin éxito.

— Yo... —¿que digo ahora?— Yo he avanzado en el archivo que nos ha encargado a mi y al señor Carson.

Él me mira, un poco dubitivo.

— Muy bien, gracias. Puede irse ya a su casa.

"Puede irse ya a su casa" ¡¿Te molesto o qué?!

Me quedo aturdida con una mano sobre la puerta, la mujer finalmente aparta la mirada de mí, obviamente no le intereso. Sí, lo siento no soy más que una simple subordinaría.

— Cierre la puerta al salir. Gracias, señorita Evans.

Haría bien en desaparecer, si no está mujer va a tomarme como una loca, y a Matt no le va a gustar mi pequeña crisis de celos. Pero la forma en que me ha hablado como si fuera la última empleada me ha dejado aturdida...

Y sobre todo, porque sólo está solo con un bombón como ella en su oficina, ¿no es así, Bridget...?

Dejo escapar un gran suspiro antes de llegar al ascensor. Una vez dentro retuerzo nerviosamente las manos. Tengo que contenerme... ¡Matt tiene derecho a quedar con otras mujeres! ¡¿Cuál es mi problema?!

Predecible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora