Capítulo 69.

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No sería raro por su parte, le conozco lo suficientemente bien para saber que sería capaz de implicarse directamente para resolver un problema.

— ¿Por qué has venido aquí en secreto, Matt? ¿Por qué no has avisado por lo menos a Lawler?

— Ya te lo he dicho. Quería que estuviésemos tranquilos. —guarda su móvil en el bolsillo de su pantalón. — ¿Por qué me hablas de Lawler?

De repente su tono es frío, mis preguntas parecen haberle molestado.

— Porque se supone que él garantiza tu protección y me preocupo por ti.

Ante mi tono de sinceridad y preocupación, Matt se relaja.

— Escucha, todo va bien. Aquí no corremos ningún riesgo y todo este asunto se arreglará pronto.

Miro mi vaso de agua un poco triste, me gustaría que me dijese toda la verdad. A pesar de todo, a pesar de que estemos a salvo aquí, el hecho de que hayamos salido a toda velocidad, me pone en alerta. ¿No confía en mi o sólo quiere protegerme?

Coloca su mano, cálida y suave, sobre mi muslo desnudo. Me estremezco como autoreacción.

— No te tortures con eso, ¿de acuerdo? Lo tengo todo bajo control. Nunca te pondría en peligro trayéndote aquí.

— Lo sé...

Acaricia mi mejilla y me besa delicadamente en el borde de los labios.

— Deberías acostarte para estar en forma mañana. Te tengo una sorpresa. —se levanta lanzándome una enigmática mirada y me da la mano para invitarme a seguirle. — Si es necesario te meto yo en la cama, aunque corres el riesgo de que me aproveche de la situación y no me gustaría dejarte agotada.

Vuelve a aparecer su eterna sonrisa. Su aire sobreacutuado de playboy hace que me ría.

— ¿Agotarme? ¿En serio? Me gustaría ver eso...

De repente me levanta del suelo y me coge en brazos como si fuéramos recién casados. Siempre pienso que tengo unos cuantos kilos de más, pero en sus brazos me siento ligera como una pluma.

— Vamos a la cama, mañana necesitarás toda tu fuerza.

Me acurruco contra el y dejo escapar un pequeño gemido. El sueño parece que viene de nuevo.

(...)

Una luz suave me hace cosquillas en los párpados, el sol brilla a través del ventanal y sus rayos calientan la habitación. Me estiro como si fuera un gato después de su siesta y dejo escapar un gruñido girándome entre las sábanas.

— ¿Has dormido bien?

Una mimosa voz, bien familiar, interrumpe mi ritual matutino. A mi lado, tumbado de lado está Matt. Me sonríe con su su pelo esparcido por la almohada blanca y sus ojos grises haciendo contraste. No hay imagen más perfecta para despertar que la que tengo delante de mis ojos.

— Si...

Me pregunto como hará para estar así de genial por la mañana. Con mi voz ronca, mi pelo despeinado y enredado, y mi aliento matutino, palidezco a su lado. Mientras tanto, mi corazón juega ya a la montaña rusa.

Me retuerzo para llegar hasta él. Le sienta bien el sol y la arena. Mis manos acarician los músculos de su costado y suben hacia su pecho.

— ¿Tengo derecho a saber qué sorpresa me reservas?

Adopto el aire más agradable posible, intentando imitar los ojos redondos y adorables del gato de Shrek. Desde que me habló de la sorpresa quiero saber más... Bueno, en realidad no. Porque, bueno, también me gusta este juego de las pistas.

Predecible ©Where stories live. Discover now