Capitulo 19

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Música clásica sonaba de fondo era Réquiem de Mozart.

Abigail Dyanson, la anterior maestra de Luxon estaba tranquilamente leyendo un libro.

Llevaba puesto una pijama de color rosa pálido mientras los rayos del sol entraban por las ventanas débilmente cubiertas por unas delgadas cortinas blancas sacudidas por el viento de primavera.

La descalza Abigail movió un poco sus piernas sintiéndo la lisa caoba del suelo mientras una unidad robótica le servía un poco de té.

El cálido vapor se levantó y penetró en sus fosas nasales mientras ella daba un sorbo.

Era dulce tal y como le gustaba.

Soltó un suspiro tranquilo y placentero.

Su cuerpo delgado y su rostro fino como el de una muñeca de porcelana no le hacían parecer una militar pero ella podría luchar y hasta derrotar a casi cualquier otra persona en un combate cuerpo a cuerpo, ésto gracias a los implantes y mejoras biomecanicas por los que había pasado.

Ella sintió un poco de comezón así que se rasco el cuello, pero la comenzón no paro por lo que siguió rascando y rascando pero de nada servía, la comenzón seguía.

Se volvió insoportable, dejó su libro sobre la mesa y comenzó a rascarse con ambas manos.

Su piel estaba roja de tanto rascar.

Abigail se puso de pie y en un paso apresurado se acercó a un espejo cercano, entonces se dio cuenta de que su cuerpo estaba esquelético, sin nada de grasa mostrando signos de inanición.

Sus cachetes contraídos, sus ojos hundidos y la falta de uno de sus brazos.

Ella se horrorizo al verse así.

Volteó para ver su mesa, el libro ahora quemado y su taza rota eran opacados por un gran pedazo de carne roja que descansaba en la mesa.

Estaba cruda y seguía chorreando sangre, pero su olor, el olor... Era tan apetitoso. Abigail sintió una hambre insaciable mientras sostenía su estómago que gruñia. Eso desagrado increíblemente a Abigail.

Ella se intentó resistir pero el hambre era insaciable, se lanzó a morder.

Bocado tras bocado sentía sus papilas gustativas glorificarse en la jugosa carne, fruto divino y magnífico de la creación de dios pero a su vez un pecado hereje, una tentación de lo que está debajo de nosotros.

Fue hasta que su hambre fue saciada que se dio cuenta de lo que estaba comiendo...

Se estaba comiendo su brazo mutilado.

-¿¡Pero que mierda?! -vomitó todo lo que había comido.

En ese momento su vómito naranja y la carne rojiza se unieron formando una masa oscura la cual comenzó a expandirse.

Retrocedió horrorizada.

Rostros humanos comenzaron a salir de la masa.

-Dijiste que nos salvarian...

-Usted lo dijo capitana...

-¿Porque nos mintió?

-Nos dio falsas esperanzas...

-Por su culpa tuvimos que hacerlo.

-¡No, no, no -retrocedió mientras negaba-! N-, No es mi culpa... El hambre, fue por el hambre...

-¡Fuiste tu! ¡Fue tu culpa!

-Nos disparaste, nos disparaste.

-¿Porque lo hiciste capitana? ¿Porque?

He Reencarnado En Un Mundo De Juego Otome ¡Ahora Tendré Una Vida Increíble! VOL1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora