El Arquero del Fin del Mundo

Autorstwa diana_herondale

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Vanessa Stride es una chica de origen latino, tiene un pasado oculto entre pesadillas que la atormentarán has... Więcej

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Autorstwa diana_herondale

     Maratón 6/?

     —Recuerden, pueden seguir el camino que dejamos hace unos días, incluso pueden volver y ver si hay nuevas pistas —les dije mientras se preparaban para moverse. Apenas tenian un par de horas de haber regresado con las cosas necesarias para la comunidad, ahora partirian para seguir con la búsqueda de mis chicos.

     —¿Quieres describirlos una vez más? —me pidió Eric mientras sacaba un par de manzanas.

     —¿Que vas a hacer? —pregunte.

     —Queria hacer un poco de puré, dices que llevan una bebé, ¿no?, si los encontramos, tendrá hambre —respondió, yo asentí y fui a su lado.

     —Dejalo, yo lo hago —dije y comencé a preparar las manzanas para hacer el puré—. Bien, veamos, Rick es el líder, tiene el cabello rubio claro, barba, ojos azules y siempre lleva a Judith, o bueno, casi siempre, si él no la trae, lo hace su otro hijo, Carl, un adolescente que usa un sombrero de sheriff, o Tyresse, el es afroamericano y usa un gorrito de lana, con él va su hermana, Sasha, es bajita, delgada y lleva el cabello recogido en una coleta. Por otro lado están los Dixon, Daryl y Merle, ellos son fáciles de reconocer, Daryl lleva una ballesta y un chaleco con alas, Merle, bueno, él tiene una prótesis en su brazo derecho, pero no una cualquiera, es un cuchillo. Y... bueno, también Maggie y Beth, no se parecen, pues una es castaña clara y la otra rubia, pero siempre están juntas, luego sigue el esposo de Maggie, Glenn, él es coreano, así que con eso lo podrán reconocer. Con ellos está Tara, ella tiene un rostro simpático y prácticamente pasa desapercibida, pero siempre está de buen humor, es muy dulce —dije mientras quitaba las manzanas de fuego y las colaba.

     —¿Como tu? —pregunto Aarón, le enseñe mi lengua, él rió.

     —En ella se ve más natural, también está Michonne, ella usa una espada y tiene rastas, y bueno, luego están los recién llegados, su líder es Abraham, estoy segura de que tiene descendencia irlandesa, pues es rubio, con barba y bigote, tiene todo el aspecto de militar. Su pareja es Rosita, es latina...

     —¿Y ella si es como tu? —pregunto Eric, yo reí, pero negué mientras seguía machacando las manzanas.

     —Ella parece más latina que yo —admití y suspire—, finalmente está Eugene, tiene un peinado raro, parece una copia mala de Elvis Presley y... siendo sinceros, todo en él es raro, su modo de hablar y de mirar. Ah, y hay un padre también, tiene miedo hasta de su propia sombra, se llama Gabriel.

     —Vaya, así que hay variedad en su equipo —observo Aarón mientras me daba un recipiente para vertir el puré de manzana, yo lo tome y asentí.

     —Somos como la caja de galletas surtidas, no tiene mucho sentido, pero funciona —explique y reí mientras iba y me sentaba en un taburete, el pie comenzaba a protestar—, entonces, ¿cuanto tiempo estarán fuera?

     Ellos compartieron una mirada muy extraña, parecía que traían algo entre manos.

     —No lo sabemos, debemos de encontrar otras cosas de utilidad... —empezo Eric, lo mire confundida.

     —¿No para eso habían salido hoy en la mañana?, pensé que había sido muy buena la expedición —dije, él cabeceó.

     —¿La verdad?, olvidamos un par de cosas, por eso volvimos, lo que trajimos, ya estaba en la cajuela, por eso pudimos despistar a Deanna, pero no le digas —pidió Aarón, yo sonrei y termine asintiendo.

     —No se preocupen, su secreto está a salvo conmigo, más porque me están dando su ayuda cuando más lo necesito... Si encuentran a mi gente a fuera, por favor, vuelvan con ellos, si no los convencen, entonces vuelvan e indiquenme el camino para encontrarlos.

     —Eres muy buena, pequeña cosita —dijo Eric y me palmeo la cabeza, había notado que era una de sus manías, así que deje de recriminarsela.

     —Bueno, te encargamos la casa, nosotros tenemos que partir. Andando —animo Aarón a Eric, este asintió y me dio una última palmada antes de emparejar a Aarón.

     —Cuidense y suerte —les desee, ellos se despidieron con un ademán de mano mientras se perdían calle a bajo.

     —Suerte para ti —grito Eric, yo reí sin ganas, pero vaya que de verdad necesitaría mucha suerte para lidiar con medio Alexandria.

     Aunque mi idea era pasar parte de la tarde descansando mi pierna con un poco de hielo encima, todo eso se vio olvidado cuando Olivia toco a mi puerta, pues quería que le echara una mano con las armas. Apoyándome de ella, comencé a caminar hacia su armería, donde descubrí que no sólo era un almacén de armas, sino también uno de provisiones.

     —¿Tienen todo esto? —pregunte sorprendida mientras hojeaba la libreta donde tenía apuntado todo.

     —Si, ya se que no tenemos mucho, pero hacemos maravillas con ello —respondió, la mire incrédula.

     —Estas bromeando, ni siquiera cuando estábamos en la prisión, teníamos tantas cosas, armas sí, pero no provisiones, incluso tienen chocolate —dije con asombro.

     —¿Hace mucho que no lo pruebas? —pregunto con algo de pena, yo hice una mueca.

     —Una amiga siempre buscaba chocolate, aunque ya estaban rancios, los llevaba a la prisión. Sin embargo, luego de pescar un ligero malestar estomacal por ellos, los deje —le expliqué, ella me miró y terminó por asentir, fue a un refrigerador y lo abrió, luego tomó una bolsa de cierre y de ahí saco una tableta pequeña de chocolate, me la tendió.

     —La casa invita —me animo, yo lo mire sorprendida.

     —¿Es enserio?

     —Si, vamos, nadie se enterará —yo mire esa pequeña barrita envuelta en aluminio, claro que quería probarlo, pero no sentía que fuera correcto luego de todo lo que había pasado, no si no podía partir esa barrita en los pedazos que fueran necesarios para todo mi equipo.

     —No puedo aceptarla —respondí con pesar.

     —No hay problema, Deanna no cuenta las cosas personalmente.

     —No es eso... En estos momentos no sé dónde están mis amigos, no se si ya comieron o ya bebieron algo, si tienen un techo en sus cabezas, si están sanos... No me parece correcto que yo pueda disfrutar de una barrita de chocolate mientras ellos no, ya tengo suficiente cargo de conciencia con las tres comidas al día y la habitación que me cedieron los chicos, no quiero nada más —le expliqué, me sonrió, avanzó hacia mi y tomó mi mano, dejo la barrita ahí.

     —Comela con ellos cuando vuelvan a encontrarse, ya veras si lo haces sola o acompañada.

     —Gracias, Denisse —respondí y lo guardé en el bolsillo de mi blusa.

     —Pues, la verdad te llame porque necesito darle mantenimiento a las armas y rellenar los cartuchos, normalmente lo hago sola, pero Deanna me ha dicho que te pida ayuda, aunque yo quería dejarte descansar, ella ha insistido.

     —Si, tenemos un acuerdo. Yo vendí mi libertad con tal de que ella me ayude a buscar a mis amigos.

     —¿Enserio? —pregunto con asombro, yo asentí.

     —Prometí serle fiel, volverme un buen ejemplo y ayudarla en lo que me pidiera, a cambio ella me daría provisiones y gente para buscar a mis chicos.

     —No es tan malo, es un tanto exigente a veces, pero veré que te sea leve mientras estés conmigo.

     —Gracias —respondí y comenzamos a darle mantenimiento a las armas.

     La tarea nos llevó un par de horas, la noche había caído, al igual que una increíble tormenta, terminando así los días de sequía, por lo que debía de volver a la casa, sin embargo, Olivia me ofreció cenar con ella y con Enid. Termine por aceptar, pues de todos modos, debía de relacionarme un poco con ella también, además de que quedaba más cerca. Volvió a ayudarme a caminar a su casa, para mi fortuna, estaba muy cerca, ya ahí Enid se estaba haciendo cargo de calentar una especie de estofado.

     Apenas me senté en la silla del comedor, no hubo poder humano que me convenciera de levantarme, el maldito tobillo me dolía de horror. Enid fue un ángel y me fue a buscar unos analgésicos con Pete, mientras Denisse me daba un poco de hielo, pues se había inflamado. Ya para la cena, tenía un pie estirado en una silla mientras comíamos, entre bocado conocí un poco más a Enid, para no ahondar más en su historia, sólo diré que es una sobreviviente y que Olivia tuvo suerte de encontrarse con las personas correctas.

     —¿Y cual es tu historia? —me pregunto Enid, yo suspiré y me recargue en la silla.

     —Soy una sobreviviente más —respondí—, no hay una historia fantástica. Una mañana estaba con mi familia, al mediodía estaba con otro equipo, en la tarde estaba con mi nueva familia y ahora estoy cenando con ustedes. Tal vez mañana pase algo más, pero por ahora eso es todo.

     —Pero yo escuche que Aarón y Eric te rescataron de una manada de zombies y que tenías un disparo en la pierna —dijo Enid, yo reí y asentí.

     —Asi es, me separé de mi equipo, involuntariamente, claro. Cuando me puse a escapar de quienes me habían secuestrado, recibí el disparo, pero no es el primero —aclare y moví mi blusa, justo en mi clavícula izquierda seguía teniendo la marca del disparo de Martínez.

     —¿Que se siente? —pregunto con curiosidad, yo hice memoria.

     —Duele como la mierda, sientes un calor en la herida y bueno, he tenido el infortunio de que las balas se hayan alojado en mi interior en lugar de atravesarme, la primera vez me la quitaron sin anestesia, pero la segunda el proceso fue más amable.

     —¿Es difícil sobrevivir fuera? —pregunto ahora Olivia, yo lo considere, sin embargo, termine asintiendo.

     —En ocasiones no lo parece, he estado en peligro muchas veces, pero casi nunca me encontraba sola. El verdadero reto está en que la situación no te derrote, si tienes entereza y espíritu, podrás sobrevivir fuera sin ningún problema, aunque, bueno, también tienes que tener determinación para otras cosas —admití con cierto pesar.

     —¿Has asesinado a alguien? —inquirió Enid, yo la mire seria.

     —¿Enserio quieres saber? —pregunte, ella dudo, pero terminó asintiendo—. Si, no sólo a caminantes, sino también a personas, a veces eres tú o ellos. Si llegas a estar en esa situación, no dudes. Tu vida es valiosa y es lo único que aun es tuyo en este mundo, defiendela, no importa el costo.

     Y si dieran un premio por como lúgubrizar una cena, estoy segura de que lo ganaría con creces. Luego de ello, tuve que dejarlas e ir de nueva cuenta a la casa de Aarón y Eric, para mi fortuna me prestaron un paraguas y me acompañaron hasta la puerta, sin embargo, ya que el camino hacia la habitación era largo, saqué una manta del armario debajo de la escalera y me la puse en el sillón, entre el arrulló de la lluvia me deje ir hacia el sueño, aunque el pensamiento de preocupación sobre dónde estarían mis chicos en estos momentos, si estarían refugiados de la lluvia o no, no me dejo dormir como hubiera querido.

 

     Un toquidos muy persistente en la puerta logró despertarme. Me quite la manta de encima y apoye mis pies en el piso, mi tobillo estaba mucho mejor, tal vez si dejaba de exigirme demasiado, ya para mañana no tendría ningún inconveniente. Caminé hacia la puerta, pues los golpes no cesaban, cuando la abrí, me encontré con Deanna y con Jessie.

     —Oh, si estabas aquí, lamento interrumpir tu descanso —inicio Deanna, la verdad es que ya tenía ganas de ahocarla por despertarme—. Jessie me ha dicho que necesita una mano para ordenar un par de cosas en la despensa, y por cierto, felicidades, Olivia me dijo que fuiste de mucha ayuda ayer con las armas.

     —No hay de que, digo, es mi trabajo, ¿no? —pregunte, ella asintió con euforia.

     —En ese caso, las dejaré, tomense su tiempo —dijo y dió media vuelta, sin embargo, antes de terminar el pórtico, se giro—. Por cierto, Vanessa, me gustaría que en cuanto terminarás, vinieras a mi casa, quiero presentarte a mis hijos.

     —Entendido —respondí despidiéndola, ella asintió y se marcho, mire a Jessie.

     —Veo que llegue en mal momento, si quieres puedo esperar a que te cambies de ropa, desayunes o algo —dijo, yo negué y salí mientras me ajustaba mi calzado, cerré la puerta con cuidado.

     —Terminemos con esto de una vez, no puedo esperar para la reunión familiar en la que me presentarán al resto del clan Monroe —ironice, ella rió y me miró con un dejo de diversión.

     —Sus muchachos no son las mejores personas del mundo, bueno, si es que eso importa aún ahora —me explico, la mire con sospecha—. Aiden y Spencer, el primero tiene un complejo de mando, tengo entendido que era policía o algo así y su otro hijo, bueno, digamos que heredó las tendencias democráticas de su madre.

     —Entonces también quiere mandar, pero no a las personas sin sentido, sino en Alexandria —me aventure mientras llegabamos a la despensa, ella asintió.

     —Aun así, tienen cosas rescatables, ambos son solteros y bueno, Aiden puede parecer atractivo.

     —¿Que no eres casada? —pregunte confundida, me sonrió.

     —Yo lo decía por ti —murmuro, resople y negué.

     —No hay nadie aquí para mi —finalice mientras llegabamos a la despensa—. Entonces, ¿que haremos?

     —Revisamos la fecha de caducidad, los que esten proximos a perecer, los apilamos en cajas para abastecer las despensas de los demas. Apilamos los artículos de higiene personal y los dejamos ordenados en aquella esquina, y ya, no es muy difícil, sin embargo, pensé que te haría bien la compañía, digo, con eso de que Aarón y Eric no están.

     —No tengo problema estando sola —espete mientras tomaba un lápiz y me hacía una coleta improvisada con el, tomando una canasta, le di la espalda.

     —Wow, tienes un tatuaje, yo también —dijo y subió su manga derecha, un búho me devolvió la mirada, resople, vaya que era una señorita curiosa.

     —Hagamos nuestro trabajo —la anime, dispuesta a cortar la plática.

     No es sorpresa que no se pudo mantener callada ni cinco minutos, es más, ni dos. Trate de seguirle el ritmo de la plática, pero simplemente en un hilo la perdí y fingí ignorarla, asintiendo cuando era debido y respondiendo con evasivas, no fue hasta que hablo de su marido que percibí una sombra de temor en ella.

     —Estoy haciendo una escultura de un búho con mis hijos, pero debemos de hacerla con cuidado de no incomodar a Pete —dijo mientras bajaba la voz, la mire con sospecha mientras acomodaba rollos de papel higiénico.

     —Es cirujano, según entiendo, ¿no? —pregunte, ella asintió.

     —Y uno muy bueno.

     —¿Y es bueno con ustedes? —pregunte, de inmediato se le resbaló una botella de agua, la detuve con un pie y la levanté, luego se la tendí.

     —¿Por que lo preguntas?

     —Toda esa presión que llevaba día a día pudo haberle provocado un carácter... malo con su familia, digo, no he conocido a un cirujano que no tenga esos desplantes de vez en cuando —comente, ella tomó la botella y de inmediato adoptó otro aire, muy distinto, fingiendo todo.

     —Supongo que él es la excepción. Es más, tenemos una mesa de billar, deberías de venir, tal vez cuando acabes con Deanna.

     —Aun tenemos trabajo aquí.

     —Vete, yo termino —me animo, la mire confundida, estaba claro que quería deshacerse de mi. Por mi encantada, asentí y deje las cosas mientras me quitaba el lápiz del cabello—. Por cierto, aún sigue en pie el corte de cabello, ha pedido su forma, tal vez un corte en capas o desvanecido te quedaría muy bien.

     —Lo pensaré —murmuré en respuesta y salí de la bodega.

     Sin muchas ganas, caminé directo a la casa de Deanna, apenas toque la puerta, Reg me abrió.

     —Bienvenida de nuevo, Vanessa. Están en el comedor, pasa —me animo, yo asentí y caminé, antes de cruzar el umbral de la puerta, escuche la conversación.

     —Entonces será como tú guardaespaldas, es absurdo, mamá, si querías a alguien que te fuera de confianza, estábamos nosotros. Está bien, no somos mujeres, pero aún así...

     —Nada garantiza que te pueda defender —completo otra voz, yo carraspe y toque el marco de la puerta, tres pares de ojos me miraron.

     —Vanessa, bienvenida —me recibió Deanna—. Toma asiento —dijo, yo asentí, iba a sentarme del otro lado, sin embargo, me señaló la silla a su lado, con pesar, la obedecí—. Te presento a mis dos hijos, el mayor Aiden y el menor, Spencer —los presento señalando a dos tipos completamente distintos, yo asentí.

     —¿Enserio has estado a fuera tu sola?, No se como sobrevisite —comento Aiden, yo resople.

     —Algunos nos habíamos preparado para esto sin ser conscientes —respondí.

     —Vanessa ha aceptado ponerse bajo mis órdenes si la ayudó a encontrar a su gente, los cuales, por lo que he oído, nos vendrían muy bien. Muchos de nosotros no sabemos lo que es lidiar con los moradores fuera, ellos lo saben, así que deben de entender que su ayuda es muy importante para nosotros.

     —Si los encuentran —atajo ahora Spencer, le dirigí una mirada inquisidora—. Digo, debemos de ser conscientes de que es un gran riesgo, a pesar de las ventajas que está señorita brinde.

     —Claro que los encontrarán, son personas fuertes, además, están con la familia. Ellos están bien —replique con seguridad.

     —Tu no luces muy fuerte —contesto, yo reí.

     —Te puedo partir el trasero sin ningún esfuerzo —lo provoque, él se recargo en la mesa con un aire galante, que vergüenza daba.

     —Cariño, estuve a punto de ser teniente antes de todo esto.

     —Es una pena, entonces no estás a mi nivel —respondí, Deanna nos miró con interés.

     —Quieres poner las habilidades de Vanessa a prueba, por lo que veo —comento—, pero te recuerdo que se está recuperando de una lesión y...

     —Dame hasta mañana para probarles que la ayuda que me brindan vale la pena —pedi, ellos se miraron con interés, pero asintieron, mire a Deanna.

     —Si estas segura...

     —Lo estoy.

     —Bien, pero sólo no los lastimes mucho —pidió, yo sonrei—. Entonces, realizadas las presentaciones, creo que puedo dejarte libre ahora.

     —Y yo lo agradezco —dije, luego note que de nuevo se me habia ido la sinceridad, así que fingi una sonrisa. Ella se levantó y yo la imite, comenzamos a caminar hacia la salida.

     —Entiendo que quieres dejar en claro que tan fuerte eres y que de verdad vale la pena ayudar a tus amigos, pero no hace falta que planees peleas —me recriminó.

     —No tengo problema con ello, no es el primer oficial con el que me topo —le expliqué, ella asintió y me puso una mano en la espalda, luego la subió por mi cabello.

     —¿Sabes?, nunca tuve una hija, pero de verdad me hubiera gustado que tuviera tu espíritu —confesó mientras abría la puerta, luego tomó un mechón de mi cabello—, Tal vez Jessie no te lo ha comentado, pero era estilista, puede que te ayude con tu cabello.

     Una muy mala sonrisa se me crispo en el rostro.

     —¿Enserio?, le diré, muchas gracias —me despedí y salí corriendo.

     En menos de cinco minutos, ya Jessie me tenía sentada en una silla de su cocina, mientras su esposo nos veía y preguntaba por mi tobillo, cosa extraña, pues él tenía algo que me recordaba a Shane, esa cualidad de fingir en público. Para mi sorpresa, ni bien tuve un nuevo corte de cabello, con un fleco de lado y menos volumen, me invitaron a cenar con ellos, ahí conocí a sus dos hijos Sam y Ron, el primero se veía más temeroso de su padre que el segundo, quien parecía tenerle más precaución que nada.

     Apenas termine la cena, tuve que rechazar la partida de billar que Pete me proponía, pues, aunque quería probar mis habilidades luego de mucho tiempo, la verdad era que quería salir de ese lugar cuanto antes. Caminé hacia la casa de Aarón y Eric, como aún no era completamente de noche, tome un libro y me senté en el porche a leer un rato, entre pasajes y versos, cayó la noche y con ello fui a dormir.





     —Debimos de haberle dicho que viniera con nosotros, ¿tienes alguna idea de como haremos para traerlos? —pregunto Eric, ya tenían un par de horas de haber dejado Alexandria. Habían tomado la decisión de volver por provisiones para el grupo de Vanessa luego de que encontrarán una camioneta abandonada y siguieran el camino que, curiosamente, ella había señalado días antes. Luego de ver un horda de caminantes por la carretera, cortaron camino por los bosques y los vieron, eran sus amigos, en pésimas condiciones, deshidratados, quemados por el sol, con el espíritu a cuestas, de inmediato volvieron a Alexandria, le ocultaron la verdad a Vanessa y recogieron las provisiones que necesitaban, así que de inmediato partieron de vuelta para salvarles.

     —La verdad no, pero vamos, no debe de ser tan difícil, ella...

     —Ella ha dicho que son difíciles de tratar, ¿lo olvidaste?, además, ¿como se lo explicaremos a ella? —inquirió Eric cada vez más aterrado por la reacción de Vanessa—, cuando sepa que la creyeron muerta...

     —Dejaremos que ella y Rick hablen, de ahi respetaremos lo que decidan.

     —Estoy seguro de que nos matara cuando sepa que le ocultamos la verdad.

     —Estará más feliz cuando tenga a ese sujeto con ella, a Daryl, tanto que no nos agredira —dijo Aarón, la verdad era que enserio esperaba que no los golperara, o mínimo, no lo hiciera tan duro.

     —¿Y lo viste?, tiene un aspecto salvaje y exótico, no puedo dejar de pensar que juntos se ven muy bien, me pregunto qué clase de pareja serán.

     —De seguro son de esas discretas, digo, eso me parece. Vanessa no muestra mucho sus emociones y él... bueno, él parece igual y más serio. Aunque luego de creerla muerta, lo más probable es que cambien. De hecho, luego de verlo, estoy seguro de que le afectará saber que esta viva.

     —Si te soy sincero, eso me preocupa. Haberle dedicado lágrimas y sufrimientos a una persona que creíste muerta y luego descubriste que no lo estaba, deja marcas en el corazón... temo porque la rechace —confesó con pesar Eric, su acompañante bajo la mirada.

     —Yo también lo he pensado y también temo por ello, pero esperemos que no sea asi... quiero verla sonreír, cuando está con nosotros a veces lo hace, pero no desde el fondo de su corazón...

     —Lo sé —dijo y se detuvieron en un tramo lejano del grupo de Vanessa—, pero ella no podrá sonreir si mueren de deshidratación, así que muévete, debemos de dejar esto e irnos rápido, sino tendremos que dar una explicación más larga y aún no se me ocurre nada.

     —Esta bien.

     Y sin mas, bajaron los galones de agua del coche y dejaron una simple página de un libro que decía ”De parte de un amigo".

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