El Arquero del Fin del Mundo

נכתב על ידי diana_herondale

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Vanessa Stride es una chica de origen latino, tiene un pasado oculto entre pesadillas que la atormentarán has... עוד

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נכתב על ידי diana_herondale

 No me maten, se me olvidó, tengo que admitirlo, actualizar ayer, estaba en los preparativos del vídeo que grabé con mi banda exactamente ayer, tuve que estar en el estudio a las 12, tuve que dejar mis tareas encargadas y aún así ir a mi primera clase y así, juró que si me había acordado en la mañana, pero para la tarde valió porque ya se me había hecho tarde y sólo me preocupé por llegar a tiempo. Me enmendare, lo prometo, ¿cuándo? No lo sé, pero por ahora, les ofrezco dos capítulos, disfrútenlos ;)






   Con un buen pretexto para bajar a las tumbas, la pequeña celda que compartía con Daryl poco a poco fue cambiando, a la cama le pusimos otra aún lado, por lo que teníamos más espacio, en una de las expediciones pudimos conseguir un juego de sábanas limpias, por lo que parecía una habita sencilla y, sinceramente, era lo único que necesitábamos cuando estábamos a solas, además, cualquier lugar en el que estuviéramos juntos, era perfecto.

     Por otro lado, la prisión también iba progresando, Rick tuvo la idea de organizar grupos con integrantes específicos para distintas actividades, en los de las expediciones Daryl lideraba uno, Merle el otro; mantenimiento de la prisión estaba a cargo de Carol y de otra mujer de Woodbury, Maggie, Glenn, Sasha y Tyresse coordinaban los horarios de guardia, y yo, bueno, a mi me habían dejado como "miembro especial", osea, podía ayudar en cualquier cosa, principalmente salía en las expediciones en el grupo de Daryl, pero bien lo podía hacerlo en el de Merle, o ayudar a Carol, montar guardias o cosas por el estilo, aunque, últimamente, la tarea favorita que Rick tenía para mi y para la pareja de Tyresse era armar pequeños equipos para deshacernos de los caminantes en la rejas, los cuales se volvían un problema, pues el número crecía, pero no dejábamos que nos afectará, no si eso significaba nuestra supervivencia.

     Ya teníamos mes y medio con toda la gente de Woodbury, y todo comenzaba a marchar bien, aunque yo estaba cansada, entre las guardias, bajar a las tumbas, salir de expedición y atender las rejas, el descanso profundo había quedado en segundo término, por lo que, cada que podia, escapaba a mi celda para dormir un momento.

     —Vanessa... —sentí que alguien me movía el hombro, me hice un ovillo en mi barraca.

     —No, Vanessa no está y tampoco se reciben mensajes —respondí, escuche una ligera risa proveniente de Daryl, me quite la cobija de la cara—, no te burles, estoy cansada.

     —Lo sé, pero Rick quiere...

     —Ya sé, quiere el biberón —le interrumpí y bostece, volvió a reír.

     —No, quiere que salgamos de cacería —me informó, hice un puchero mientras me sentaba en la orilla de la cama.

     —Vamos, hace tres días fuiste con él a poner trampas, ¿no crees que es muy pronto?

     —No hemos encontrado nada en una semana, la comida enlatada no será eterna —me recordó, talle mis ojos y le mire, estaba arrodillado frente a mi.

     —¿Quien más irá?, porque si Merle va, tendrás que...

     —No, sólo tú y yo, estaremos unos días en el bosque, sólos, como antes —me recordó, lo mire con complicidad.

     —No habrás esperado hasta ahora para dejarme amarrada a un árbol en el bosque, ¿o si? —pregunte, me dirigió una sonrisa.

     —Iras conmigo, no con Merle —bromeo, lo mire con sorpresa.

     —¡Wow!, una broma, estas de buen humor por lo que veo —comente mientras alcanzaba mi arco y mi carjac.

     —Podría decirse que si —me concedió mientras me enderezaba con mis armas en la mano, lo tenía justo frente a mi, sonreí.

     —¿Y puedo saber por qué?, ¿acaso planeas algo?—pregunte con un tono coqueto, sin embargo, antes de poder contestar, una tos muy mala nos interrumpió, giramos la vista y vimos a Merle en la entrada de mi celda.

     —¿Interrumpo una propuesta de matrimonio o qué hace mi hermano en esa posición? —pregunto mientras entraba y se sentaba a mi lado.

     —Claro, Merle, puedes pasar —dije con sarcasmo, me sonrió.

     —Lo sé, por eso lo hice —me respondió con un toque de cinismo—, ¿que haces para que te dejen salir a cazar?

     —¿Celoso? —lo provoque, vi que Daryl nos miraba con una expresión divertida.

     —Ni lo creas, dulzura, trabajar para Rick es más cansado que trabajar para el Gobernador, ni siquiera ir a masacrar ardillas vale más que una buena siesta —respondió, alce las manos al techo.

     —¡Dios mío, al fin alguien que me comprende! —dije, ambos Dixon rieron.

     —Baja el drama, en unas horas tendrás que conformarte con la naturaleza —me recordó.

     —No tendré órdenes, podré dormir parte de la noche, seguiré practicando con mi arco —comencé a enlistar las ventajas de salir—, la naturaleza suena bien para mí.

     —Y tendrás a mi hermano para ti sola —añadió, mire a Daryl de reojo, ya estos comentarios no le molestaban, aunque preferíamos evitar que Merle supiera de nuestro acuerdo.

     —Tambien —concorde y le guiñe un ojo a Daryl, me giré a ver a Merle, él me palmeo el hombro.

     —Cuidalo por mi.

     —¿No deberías de pedirme a mi que la cuidará? —le pregunto Daryl, Merle lo miro y se volvió a centrar en mi.

     —Manten un ojo en él, a veces es un poco distraído —prosiguió como si Daryl no hubiera intervenido, bufé divertida.

     —¡Hey!, yo lo cuide mientras tú te dabas tus vacaciones forzadas en Woodbury —le recordé—, sabré que hacer, aunque nunca me la pone fácil —admití.

     —Oye —me reclamo en broma Daryl, le sonreí.

     —¿Recuerdas esa vez que te pedí un rastro fácil de seguir? —le pregunté con burla, no oculto su sonrisa.

     —¿De que me perdí? —pregunto ahora Merle, le mire mientras aguantaba mi risa.

     —Chiste local —le explique, él asintió.

     —Oh, ya veo, así que ya tienen sus secretos e historias privadas —dedujo, mordí levemente mi labio inferior mientras miraba a Daryl, él contempló mi gesto.

     —Ni te imaginas —concedí mientras Daryl se limitaba a asentir.

     —Enserio me estoy perdiendo de algo con ustedes dos —comento Merle, Daryl se levanto con un aire divertido.

     —Tenemos que irnos, anda —me dijo Daryl, yo asentí y me colgué mi arco, él comenzó a salir, sin embargo, apenas di un par de pasos, Merle me tomo del brazo.

     —Usen protección, es suficientemente problemático con un bebé ahora —pidió, yo me sonroje y me le zafe de un tirón.

     —Solo por tu cabeza pasan ese tipo de cosas, Merle —respondí, me apresuré a correr por donde Daryl se había ido, lo encontré en la salida del pabellón C—. Bien, ¿cual es el plan?

     —Tomaremos un auto y la moto, podemos ir por la carretera y adentrarnos en otros bosques —propuso mientras salíamos de la prisión.

     —Tenemos un bosque saliendo de la prisión, y ahí están tus trampas, ¿por que ir a otro bosque? —pregunte, me sonrió.

     —Ya verás —respondió y camino a la camión, con mucha facilidad subió la moto en la parte trasera y arrojó su mochila, tarde me di cuenta de que no llevaba la mía, me giré justo cuando ésta se estrelló en mi pecho, cortesía de Merle.

     —Gracias —dije, con un movimiento ágil, termine arrojando mi mochila al lado de la de Daryl.

     Sin más contratiempos, nos montamos en la camioneta y Daryl comenzó a conducir, salir de la prisión ya no era un reto, todos sabíamos que hacer cada que un auto estaba en la entrada, alejar a los caminantes de él, y como había un incremento de manos, era más fácil aún. En una parte del trayecto, Daryl me dejó dormir, encantada lo hice, a pesar de que me había ido a despertar, seguía cansada.

     No se cuanto tiempo pasó para que volviera a despertarme, aunque esta vez se tomó su tiempo, mientras estaba entre ese momento del sueño y del despertar, pude sentir como tomó mi mano, acarició mi hombro y acarició mi cabello, con un suspiro, termine abriendo los ojos y mirándolo.

     —Buenas tarde, creo —le salude, aún no era el ocaso, sin embargo, estaba segura de que faltaba poco.

     —Llegamos a nuestra primera parada —me informó, mire a nuestro alrededor, había más árboles, estábamos en un pequeño claro, sin embargo, se me hacía muy familiar.

     —¿Donde estamos?

     —Te prometí venir en otra ocasión, ¿lo recuerdas? —me pregunto, yo no entendí—. Salgamos —dijo al ver que aún no sabía dónde estábamos.

     De la camioneta, tomamos nuestras armas y las mochilas, comenzamos a caminar por entre los árboles, sólo supe dónde estábamos hasta que el sonido del agua me recordó la bella cantera que habíamos visto cuando buscábamos armas para defendernos del Gobernador, lo mire con una sonrisa mientras él me asintió, casi corriendo, llegue a la cantera, seguía tan hermosa como la recordaba.

     —Gracias, gracias —comencé a decir y lo abracé, en cuanto lo solte, tome sus mejillas y le di un pequeño beso en los labios, me sonrió.

     —Nos quedaremos hasta mañana, ¿si?, aún tenemos que llevar la caza a la prisión —me propuso, yo asentí y me giré hacia el agua—, ¿que esperas para entrar?

     Tomándolo como una invitación más que obvia, deje mi mochila a las orillas de la laguna y comencé a quitarme la ropa, quedando sólo en interiores, me acerqué con algo de duda al agua, metí mi pie izquierdo.

     —Esta congelada —le dije a Daryl y lo mire, ya lo tenía a mis espaldas, sonrió.

     —Hazlo —dijo sin más, tomó mi cara entre sus manos y comenzó a besarme, más animada, comencé a tomarlo de la nuca, él bajo sus manos a mi cintura, sujetándome con firmeza, pero antes de siquiera sujetarme a su cadera con mis piernas, me terminó por empujar al agua.

     Apenas salí del agua, comencé a limpiar mis ojos, estaba más que fría, Daryl no pudo contenerse una carcajada, lo mire con sorpresa, él me miró sin ningún rastro de arrepentimiento.

     —¿Que te pasa? —le reclame.

     —Valió la pena, ya estás en el agua —respondió más calmado.

     —Espero que no se te haga una costumbre muy mala el estarme empujando.

     —Espero sea la última vez —dijo y se arrodilló frente a mi, me senté sobre mis piernas.

     —Entra conmigo —le pedí, él negó, le salpique unas figuras de agua—, ¿por favor?

     —¿Que te hace pensar que así me harás entrar? —pregunto, sonreí con malicia.

     —Tienes razón —respondí y comencé a nadar a la parte más profunda de la cantera, lleve mis manos a mi espalda y desabroche mi sostén, luego me quite las bragas, haciéndolas una bolita, las arroje a la orilla del agua, él las miro un tanto sorprendido, yo sonrei, mientras le hacía un gesto con mis dedos, invitándolo a entrar.

     Sobra decir que eso si lo convenció, no tardó mucho para estar justo frente a mi, lo tome por el cuello y lo atraje hacia mi, él me abrazó, recargada contra su pecho, podía oír su corazón, era un sonido muy bello.

     Alce la viste y le mire, él me devolvía la mirada, de una manera muy pacífica, me acerqué hacia su rostro y le di un beso en la mejilla, muy lento y dulce, cuando me alejé vi que tenía los ojos cerrados.

     —¿Por que haces esas cosas? —me pregunto en un susurro, yo fruncí mis labios, lo abracé y oculte mi rostro en su cuello.

     —No lo sé —respondí, sabía que seguía siendo una mentira, una parte de mi quería gritarle que era porque lo quería, pero aún no me sentía capaz de decirle la verdad.

     Él resoplo, como si supiera lo que pensé, me estrecho más contra su cuerpo mientras bajaba sus labios a mi cuello, comenzó a dejar suaves caricias, a recorrer mi cuerpo sin prisas, aun si por mi no sentía amor, con este tipo de atenciones, me sentía amada, así que me deje querer entre sus besos y disfrutar de sus caricias. Fue la primera vez que tuve una experiencia así en el agua, pero estaba segura de que no podia ser mejor.

     Ya había caído la noche, habíamos montado nuestro pequeño campamento en la orilla de la cantera, mientras encendía una fogata, Daryl acercó la camioneta, había encontrado otro camino por entre los árboles donde el auto podía pasar, en cuanto la dejo cerca, yo comencé a calentar la comida, cuando bajo de la camioneta, le di un plato con el estofado enlatado que había calentado, él lo tomo mientras dejaba caer algo cálido sobre mis hombros, lo mire, era el poncho.

     —Gracias —dije y comenzamos a comer.

     —Hace mucho que no había silencio entre comidas —comento, resople y asentí, normalmente nuestras cenas eran muy ruidosas y amenas.

     —El silencio es una buena compañía de vez en cuando —concorde.

     —Tal vez, de vez en cuando, podríamos hacer esto, salir por unos días.

     —¿Solo nosotros dos? —pregunte animada, podía ver que estaba ligeramente nervioso, sin embargo, se obligó a asentir—, sería perfecto.

     —No es para tanto, ya no hay muchos lugares a los que podamos ir.

     —Vamos, yo prefiero la naturaleza, ya te lo había dicho, además, creo que es más nuestro estilo, ¿no? —le pregunté, asintió.

     —¿Que te dijo Merle cuando me fui? —pregunto, yo me sonroje y le mire con mucha vergüenza, él lo noto—, ¿Que cosa incómoda y desagradable te dijo esta vez? —reí y le mire, que bien lo conocía.

     —¿El no sabe nada de nuestro... acuerdo? —le pregunté, él negó de inmediato—, en ese caso, diré que sospecha.

     —¿Por que lo dices?

     —Me recomendó que usáramos protección, porque...

     —¿Por qué? —pregunto con interés, le sonreí.

     —Porque un bebé era suficiente por ahora —listo, lo dije, mire su cara, era una expresión épica.

     —Oh... vaya.

     —Si, lo sé, fue algo... extraño —comente, él asintió.

     —Siempre es así, debemos de ser precavidos.

     —¿Con qué? —pregunte con cierta confusión, él rió—, Ah, con Merle...

     —Con lo otro también —añadió, me dirigió una sonrisa maliciosa.

     —Que ocurrente —comente, bueno, creo que una pequeña excursión no era una buena situación para ponernos a hablar de pequeños humanos para repoblar la tierra, nuestro acuerdo no iba por ese lado.

     Aunque, no podía negar, que la idea resultaba algo agradable, sin embargo, mientras tuviéramos que seguir peleando por nuestra vida cada día y no encontraramos un lugar más apto para ello, la idea se fue de paseo a lo más profundo de mi mente.

     Ya más entrada la noche, nos fuimos a dormir a la camioneta, en cuanto amaneció volvimos al plan original de salir de excursión y caza, probamos rutas alternas a las ciudades, lo que nos permitió encontrar autos abandonados con algunas provisiones, por el lado de la caza, no nos fue tan mal, algunos conejos, sus tan prestadas ardillas y en un río encontramos unos cuantos peces, su ballesta y mi arco nos fueron de gran ayuda en ese momento.

     A la maña del tercer día de nuestra pequeña excursión, volvimos a la prisión, justo cuando todos estaban mirando un pequeño partido de basquetball, los más jóvenes de la prisión estaban jugando, Carl y un chico de lentes eran los capitanes de los equipos, no era sorpresa que el equipo de Carl iba a la cabeza en el marcador, terminó ganando por casi el doble de puntos, cuando fue por un poco de agua, vio que ya habíamos llegado.

     —De haber llegado más temprano, te habrías unido a mi equipo —dijo, yo toque mi corazón.

     —Lamento haberte fallado.

     —Jueguen ustedes —nos ánimos, yo mire a todos mis compañeros, unos asentían, otros no estaban tan convencidas.

     —Bueno...

     Y así fue como, media hora después, estábamos haciendo equipos entre todos, para mi infortunio, a Carl le parecio una buena idea designar de capitanes a Rick y a Daryl, y como Rick eligió primero, me escogió a mi, la expresión de traición que le dirigió Daryl fue épica, pero no se dejo intimidar y comenzó a elegir a otras personas, para mi infortunio, Rick estaba eligiendo a las personas menos atléticas, casi le estaba dejando la victoria a Daryl, sin embargo, no me dejaría intimidar.

     Como acto más provocativo, me toco abrir el partido junto con Daryl, él tenía el balón, aprovechando que estábamos algo lejos de los demás le mire.

     —Hagamos una apuesta, ¿te parece? —le pregunté, el botó el balón.

     —¿Que quieres perder? —ja...

     —Que gracioso, si mi equipo gana, te das un baño de diez minutos —dije, me miró con sorpresa.

    —¿Y si yo gano que?

     —Tu decide —ofrecí, note un brillo travieso en sus ojos.

    —¡Inicien! —nos animo Carl, lo mire y le sonreí.

     —No te va a gustar perder —dijo y lanzo el balón al aire, sería hasta el segundo bote que empezaría.

    —Estoy segura de que me encantaría, pero... juego basquetball desde que aprendí a caminar —y al segundo bote la tome y se la lancé a Glenn, a él le había pasado lo mismo que a mi, Maggie estaba en el otro equipo, pero aún así tenia prohibido dejarse ganar, como yo lo tenía el perder.

     No iba a ser un partido largo, era el primer equipo que llegará a quince puntos, sin embargo, se tornó extenso, pues la defensa de ambos equipos era muy sólida, los primeros cuatro puntos, fueron para Daryl, hasta que Rick comenzó a hacer una estrategia, un tanto extraña, había elegido a personas rápidas, no ágiles, pero si rápidas, estas hacían el juego interno y le pasaban el balón a Sasha o a mi, quienes teníamos un tiro seguro para un punto. Así transcurrió la mitad del partido, hasta que fuimos tomando más ritmo luego de un descanso, cada que un equipo anotaba un punto, el otro respondía con lo mismo, por lo que cuando estuvimos en muerte súbita, todos queríamos ganar.

     Sasha tenía el tiro libre, sin embargo, cuando Maggie la bloqueo, apenas y me pudo pasar el balón a mi, pero yo tenía a Daryl justo atrás, asi que tuve que moverme de mi lugar específico y llegar a la mitad de la cancha para hacer un buen tiro de dos puntos, di un salto justo cuando Daryl también lo hacía, conseguí arrojar el balón, sin embargo, choque contra su pecho, la colisión nos llevó a ambos al suelo, aunque nadie nos puso atención, todos miraban como mi tiro entraba en la canasta, me levanté del pecho de Daryl con una sonrisa victoriosa.

     —Te toca un buen baño —dije y me mordí el labio.

     —Sera para la próxima, quiero la revancha —respondí, apoye una mano en su pecho y le sonreí, hasta que escuchamos unas risillas, volvimos a la realidad, con algo de pena, me levanté y le ayude a hacer lo mismo.

     En cuanto cayó la noche, tome una toalla de la pila de ropa limpia y fui a la celda de Daryl, él ya estaba recostado en la barraca, se la arroje, dio un pequeño salto en su lugar y me miró.

    —¿Que significa esto? —pregunto, yo entre.

     —Me debes una apuesta —le recordé y me senté en la barraca.

    —Nunca me diste un límite de tiempo —se defendió, yo abrí la boca, sin embargo, me arrojó de vuelta la toalla, de una manera muy infantil.

    —Eso es injusto.

    —Estoy dormido —dijo y sin más se volvió a reforzar.

     —Daryl —lo llame—. Daryl —esta vez pasee mis manos por su cuello, nadie se resiste a eso y él no era la excepción.

     —Mas tarde.

    —¿Cuando?

     —Calla y duerme.

    —¿Es una invitación? —le pregunté, cuando no dijo nada, iba a levantarme, sin embargo, tomo mi mano y me dejó caer a su lado.

     —¿A donde crees que vas?

    —A ninguna parte —respondí y me quedé a dormir con él.

     Para que pagará su apuesta, pasó una semana, ya entrada la noche, me aseguré de que fuera a las duchas y no simplemente a mojarse el cabello, sobra decir como terminó mi plan, para mi infortunio, las risas que produjo nuestro intento por ser silenciosos, atrajeron a Michonne, la hice pensar que estaba sola en la ducha mientras Daryl permanecía escondido, no muy convencida se fue, dejándonos continuar con su tan merecido baño.

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