El Arquero del Fin del Mundo

By diana_herondale

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Vanessa Stride es una chica de origen latino, tiene un pasado oculto entre pesadillas que la atormentarán has... More

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By diana_herondale

Aviso: si no leyeron mi última nota en el capítulo anterior, les advierto que este capítulo contendrá escenas para mayores de edad, leanlo bajo su propio riesgo :D


     Oficialmente era nuestro primer mes juntos y todas las cosas funcionaban bien en la prisión, incluso había vuelto a hablar bien con Daryl, cosa que ya era una ventaja, pero así como todo iba en orden, había nuevas obligaciones que cumplir, por lo que tuve que interrumpir mi siesta nocturna para ir a relevar a Daryl en una de las torres, tan pronto como Rick me despertó, tome mi arco y mi nuevo, o al menos nuevo para mí, carjac, el cual, la gente de Woodbury me había dado luego de conocernos más, aunque también me habían ofrecido un arco más profesional, me vi incapaz de abandonar a mi compañero de batallas.

     Ya armada y lista, salí del pabellón, toda la prisión estaba muy animada para ser de noche, de seguro a cierta bebe le costaría trabajo dormir. Continúe con mi trayecto a las torres, cuando iba a salir de la reja me topé con Merle, Carol había ido a reemplazarle en la guardia si no mal recordaba.

     —Pero miren quien despertó, la pequeña Dixon —bromeo, choque un puño con él, aún era un poco extraño ver su mano con recorte de dedos.

     —No por gusto, Rick me despertó, ¿sabes en qué torre está Daryl? —le pregunte mientras bostezaba.

     —¿Vas a ir a reemplazar a mi hermanito? —pregunto con picardía en la voz, a veces era un idiota, que digo a veces, la mayoría del tiempo lo era.

     Que no darías porque fuera así murmuró una voz en mi cabeza.

     Calla le pedí con complicidad.

     —Así es —lo confirme, él sonrió.

     —¿Sabes? Últimamente no los había visto tan cerca, pero dado que eso cambio, ¿estas segura de que no quieres dejar el honoraria del lado y ser una Dixon oficial? —pregunto, yo reí, aunque no lo creyera, sería fantástico para mi el poder estar con su hermano de esa manera, pero últimamente no veía que eso fuera posible, habíamos vuelto a hablar, sí, pero supongo que deberíamos de centrarnos en otras cosas antes de pensar en una relación, además, luego de ver la estrella fugaz, las palabras que había oído cuando estaba inconsciente me hicieron pensar en que tal vez iban dirigidas hacia mí.

     Ella nunca estaría con alguien como yo... había sido una simple respuesta a alguna pregunta que Merle le hizo, seguía sin saber en qué contexto respondió eso, pero luego de decir que había deseado algo imposible por él, me daba una ligera esperanza de que sintiera algo por mi, en fin, seria mejor no ir por ese camino.

     —Vaya, ¿me estás proponiendo algo? Porque te diré que tengo problema con tú mano cuchillo, además, eres realmente viejo —bromeé cambiando el sentido de su pregunta, si él se enteraba de que me gustaba su hermano... vaya, no podía ver el límite a las formas de ponerme incómoda que tendría.

     —Preciosa, tu no eres tan linda como crees, también tienes tus defectos, no soy como él, que no los quiere ver —dijo mientras miraba a una torre, bien, ya sabía donde estaba Daryl, era momento de parar la charla antes de decir algo que lo hiciera burlarse de mi, como últimamente hacía.

     —Nunca me he creído perfecta, pero debes de admitir que estas curvas distraen de mis defectos —respondí y comencé a caminar lejos de él, que sólo se quedo riendo.

     Más animada por sus palabras, subí las escaleras de la torre que había mirado, ya era de noche, me tocaba hacer guardia nocturna, no tenía problema con ello, normalmente con Carol me comunicaba o a gritos o con una linterna, así ella dormía la mitad de la guardia y yo la otra, era una joda hacer eso, pero descansábamos relativamente bien.

     Cuando abrí la puerta de la cabina, maldije a Merle mentalmente, Carol me miro con un gesto divertido mientras se acomodaba en la torre.

     —A veces te arrepientes de haberlo salvado, ¿no? —pregunto en broma, no se como, Merle había conseguido agradarle a ella y al resto del grupo en poco tiempo, digo, una cosa es que a mi me agradará por ser hermano de quien me gusta, pero ellos no tenían pretexto, era algo interesante.

     —Ni te imaginas, ¿te parece que haga el primer turno? Si sucede algo, te grito —le propuse, ella asintió.

     —Perfecto, el darles clases a los niños es agotador, me vendría bien un descanso —dijo mientras se acomodaba en una pequeña, pero cómoda silla, hace menos de una semana, Rick le había dado la tarea de educar a los enanos de la prisión, no envidiaba su trabajo para nada.

     —De acuerdo, nos vemos en un rato —me despedí y salí de la cabina.

     Corrí rápidamente hacía la otra torre, ya me vengaría de Merle más tarde, de todos modos, casi siempre se me ocurría una treta infantil para molestarlo, con un poco de creatividad, estaríamos a mano.

      Subí otra vez las escaleras, pero esta vez de la otra torre correcta, en cuanto llegue, vi que Daryl estaba de espaldas, me quedé callada mirando las alas de su chaleco, una sonrisa traviesa cruzó por mis labios, sin duda alguna, en más de una ocasión, se las había ganado, era el ángel del grupo.

     —¡Hey!, Lamento la tardanza, pero Merle es el culpable —expliqué y me puse aún lado de él, miraba fijamente un lado de la reja, había caminantes lanzándose contra esta, supongo que por la actividad y vida que sentían.

     —¿Te ha mandado a otro lado?

     —A la torre de Carol, pero en fin, ya estoy aquí —dije y tome el rifle, revise la carga, estaba listo para las emergencias.

     —A todos parece irles bien, ¿no? Dentro de la prisión —comento y se giró a verme, yo asentí.

     —Si, es la primera vez que somos un grupo numeroso, y aunque no todos puedan defenderse, Rick ha logrado que colaboren a su manera —medite, sin duda alguna, el regreso de Rick como líder, había traído muchas cosas buenas, mire a Daryl de soslayo—, ¿hay algo que aún no te convenza?

     —Son muchos rostros nuevos, llega a ser algo confuso y problemático —le entendía, me pasaba igual, supongo que era cuestión de acostumbrarse.

     —Vamos, tranquilo —dije mientras le daba un pequeño puño en el hombro—, si logramos sobrevivir a muchos caminantes en el invierno, el confiar en caras nuevas no nos será problemático.

     —¿Cómo puedes confiar en ellos tan rápido? —pregunto, yo lo medite.

     —Supongo que trato de convencerme de que el mundo no ha cambiado tanto y que eso aún es posible.

     —Pero ha cambiado.

     —Y nosotros con él, ¿no es extraño? —pregunte mientras caminaba hacia la ventana—, nunca pensé estar en una prisión, con extraños que voy conociendo y amigos que se hicieron familia, sin embargo, mírame, aquí estoy. Sobrevivimos a un ataque de un demente y volvimos a poner de pie todo —comente, el claro ejemplo era la torre de vigilancia de la entrada y las otras dos, las habíamos arreglado lo mejor que pudimos, y allí estaban, siendonos útiles, en la que estábamos sólo cambiamos los vidrios por bolsas y mantas, pues estaban rotos.

     —En eso tienes razón, el grupo donde iniciamos se ha vuelto una familia —me concedió.

     —Con nuevos integrantes —añadí pensando en Judith, Michonne y, oficialmente desde hace unas semanas, Merle.

     —Es cierto, la pequeña patea traseros, Michonne y mi hermano —vaya, pensamos igual, sonreí—. Sin ti... Mi hermano no estaría aquí.

     —Vamos, te dije que no más muestras de agradecimiento, él iba a tratar de matar al Gobernador para ayudarnos, ¿cómo iba a dejarlo morir?

     —Pero en Woodbury...

     —Lo salve porque estaba contigo, lamento decirte que si hubiera sido de elegir entre sacarte de ahí o ir por el, tu habrías sido mi prioridad —porque me gustas, pero eso no lo tienes que saber, aunque bueno, ahora que lo pienso, salve a Merle por el rostro de felicidad que él tenía en ese momento, aún cuando, posiblemente, pudiéramos morir.

     —No, tu no dejas a las personas fácilmente atrás, porque si hicieras eso, cuando lo oíste, en el centro comercial, habrías dejado que los caminantes derribarán la puerta y te habrías ido.

     —Vaya, me conoces, Dixon —bromeé, él se encogió de hombros, lo mire, habia descubierto que no me gustaba cuando me trataba como heroína, ni siquiera Merle, a quien le había salvado el trasero, me agradecía como lo hacía él.

     —Bien, las municiones de esa cosa, por si las llegas a necesitar, deberían de estar por aquí —dijo y comenzó a buscar en unos cajones, pero una risa interrumpió su búsqueda, y no fui mía, sino suya—. Sospecho que Maggie y Glenn hacen guardia aquí.

     —¿Por qué? —pregunte con interés y me asomé en el cajón, tres condones, en sus respectivos empaques, estaban sobre las municiones, me uní a su risa mientras tomaba uno—. Bueno, por lo menos son precavidos, ¿recuerdas cuando recién llegamos y los sorprendimos?

     —De ese día recuerdo más la respuesta que nos diste a todos por actuar como inmaduros con respecto a ello —ahora mi risa se hizo más sonora mientras me sentaba en la colchoneta que estaba en el piso, él se acomodó a mi lado, no tenía prisa por irse y yo no quería dejarlo ir, era una buena combinación, me recargue en su hombro.

     —Era verdad —admití con total sinceridad mientras recordaba mi respuesta, había preguntado, de manera general, si así de infantiles actuarían si me encontrarán masturbándome, sus rostros no daban crédito a mis palabras, pero había bastado para detener sus risas.

     —¿Enserio lo has hecho? —pregunto en un susurro, yo sonreí.

     —Que curioso, yo no te he preguntado nada así —respondí, pero simplemente volvimos a reír, cuando cesamos las risas, me dí cuenta de que aún jugaba con el pequeño envoltorio en mis manos, ¿por qué aún lo tenía?, las malditas hormonas, de seguro—, ¿enserio quieres saber?

     —Si no te sientes cómoda...

     —Si, lo he hecho, no con frecuencia, pero son cosas que el cuerpo extraña, me comprendes, ¿no? —pregunte, él asintió, wow, esa si no me la esperaba, si él también me comprendía, significaba que...—, así que también lo has hecho.

     —Yo no dije eso.

     —Pero dices que me comprendes —touche, lo mire a la cara, estaba levemente sonrojado, reí un poco—, ¿cuando fue la última vez que lo hiciste? Me refiero al acto de verdad, no a la fantasía —pregunte, demonios, ¿a que quería llegar con mis preguntas?, él río un poco.

     —¿Quién pregunta cosas indebidas ahora?

     —Vamos, hay confianza entre nosotros —lo animé mientras le daba un empujón con mi hombro, él lo consideró.

     —Tal vez unos meses antes de que todo esto iniciará, ni siquiera recuerdo a la chica, sólo recuerdo que fue porque estaba con Merle, me emborraché y a la mañana siguiente desperté sin ropa en un cuarto barato de hotel.

     —Vaya...

     —¿Y tu? —cierto, que había admitido no ser virgen delante de todo el equipo por el idiota de Merle.

     —Como unos dos años, poco menos, antes de que esto iniciará, en ese tiempo me enfoque en mi carrera, mi novio me terminó por ello, pero no le dí importancia, la relación no se basaba en solo echarse un polvo, también había que pasar tiempo de calidad, el idiota no lo comprendía... Aunque de haber sabido que iba a ser la última vez en ese mundo normal... Le habría pedido que tratará de durar un poco más —confesé mientras cubría mi cara con mis manos y ahogaba mis risas, mi ex tenía la dicha de durar apenas unos minutos, era un precoz.

     —¿Acababa rápido? —al diablo el pudor, hace mucho que no pasábamos un rato tan ameno y privado.

     —Mucho, normalmente tenía que hacer una gran hazaña para tener un jodido orgasmo con él... Diablos, si que me fijaba en los sentimientos —analice, él río.

     —Eso pasa con los jóvenes.

     —¿Me dices que entre más mayores más duran? —le pregunté, él abrió la boca, como queriendo decir lo que primero pensó, pero la volví a cerrar y simplemente asintió—. Pensé que de viejos necesitaban viagra.

     —¿Qué tan viejos estás pensando? No me dirás que Hershel es el protagonista de tus fantasías —ahora otra carcajada nos llega de improviso.

     —No, definitivamente no, es solo que no específicaste edad—me escudé, volvimos a dejar de reír.

     —Rayos, no recuerdo la última vez que reí así —admitió, yo sonreí y deje caer una mano de golpe en su muslo, se tenso ligeramente, genial, aquí estaba de nuevo esa maldita tensión presente en nosotros, sólo que esta vez no había nadie más... pero ¿que cosas pienso?, ¡fortaleza, Vanessa!

     —Creo que es la primera vez que escucho tu risa más de una vez —concorde mientras bajaba mi mirada a la pulsera que me había regalado en nuestra Navidad, algún día le preguntaría como la había conseguido.

     —Y entonces... ¿Hershel no es? —aventuro, sonreí y le mire, si supieras que fuiste tú en quién pensé cuando lo hice.

     —No, admito mi debilidad por el cabello largo en un hombre, pero no —mierda, ¿qué dije?, Él se giró un poco a verme—, ¿qué? —pregunte con inocencia, por favor, que no te hayas dado cuenta de ello.

     —Entonces tampoco es Merle —dijo, ahora sí que me reí.

     —No, claro que no es él —pero te estás acercando, y eso me preocupa.

     —Entonces...

     —¿Y tu? —lo interrumpí cambiando de tema—. Ahora tienes pocas opciones, pero de seguro pensabas en alguien —un ligero sonrojo se asomo por sus mejillas—, vamos, no tengas pena, no era conmigo —dije, él no respondió, lo miré sorprendida—, ¿o sí? —¡por favor, di que sí! gritaron mis hormonas, daban vergüenza.

     —Estás delirando —respondió y evadió mi mirada, ¡oh, por Dios! Si fue conmigo.

     Lo mire sorprendida y con la boca ligeramente abierta, no me esperaba descubrir el día que hoy que estábamos a mano en cuanto a eso, sin saber muy bien que decir, dije lo primero que se me vino a la mente.

     —Vaya, supongo que fue mi culpa por estar tantas veces frente a ti en interiores —bromeé, una ligera sonrisa se asomó por sus labios—, cielos, no lo negaste —lo provoqué.

     —No negare nada que no hice.

     —Es una pena, yo lo hice contigo —me animé a confesar, tontamente, tarde me dí cuenta de lo que había aceptado, ¡joder!, rápidamente me levante y fui a ver el perímetro en la ventana, todo estaba normal, de hecho unos caminantes se iban a las otras torres, mi área estaba libre, pero que conveniente.

     Deje el rifle en la ventana y me giré a ver a Daryl, me miraba con sorpresa, yo posicione mis manos en mis caderas, esa tensión entre nosotros comenzó a llenar el ambiente, y esta vez no hablaban mis hormonas cuando sentía que tipo de tensión era, ¡demonios, que calor!, chupe ligeramente mis labios, estaban resecos.

     —Vamos, quita esa cara, no hice nada que tu no hubieras hecho —comente restándole importancia, mejor volver a una zona segura, sacudió su cabeza y bajo la mirada, seguí la dirección de esta hasta que vi que miraba el pequeño empaque plateado en el piso, ¿y si acabábamos con todo esto..? pregunto una vocecilla en mi cabeza, sería arriesgarme, mi todo o nada, lo mire—. Daryl, tu y yo somos amigos, ¿no? —pregunte y me puse en cuclillas frente a él, me miro directo a los ojos, demonios, comenzaba a ponerme nerviosa.

     —¿Por qué lo preguntas? —pregunto con la voz ligeramente ronca, mi piel se erizo.

     —Solo responde.

     —Hace un momento concordamos en que somos como una familia, ¿no estás conforme con oír eso? —para los fines que tengo planeado, no.

     —¿Si o no? —presione un poco, me miró con cierto interés.

     —... Sí —respondió por fin, poco a poco comenzaba a ponerme nerviosa.

     —Y somos adultos, ¿no? —mejor ir preparando el terreno pronto.

     —¿A que quieres llegar? —si supieras... bien, aquí iba mi todo o nada, la oportunidad para callar a mis hormonas, disfrutar de un momento íntimo con él y quitar esa maldita tensión que nos acechaba desde hace días.

     —No echaran de menos un condón, ¿no? —pregunte y mordí ligeramente mi labio inferior. Listo, lo había hecho, él me miro con interés, vamos, Daryl, sabes a qué me refería.

     —Yo no soy de hacer esas cosas, Vanessa... —respondió sin nada de convicción en su voz, es más, había tanto un rastro de queja como de culpa en su voz, y no se porque, el oírlo de ese modo, me llenó de confianza.

     —No te estoy pidiendo una relación formal, solo te estoy proponiendo pasar un buen rato los dos, nada más —aclare, vi que lo consideraba, bien, hora de dar un paso atrás—, aunque si dices que no, lo entiendo, no pasa nada.

     —¿Por qué? —pregunto con pesadez, me preparé para la mentira más grande que había dicho en mucho tiempo.

     —¿Por que no? —devolví, no había pensado en nada, me acerqué un poco más a él, sentándome en el suelo, casi a la altura de sus rodillas, él tenía los pies estirados, rápidamente improvise algo—, no le veo nada de malo si ya somos adultos y podemos distinguir entre placer y sentimentalismos.

     —¿Por que conmigo? —pregunto ahora, mi corazón dió un vuelco en mi pecho, porque me gustas, pero si te lo digo, sabrás que fue mentira lo que dije antes admití con dolor mientras le veía.

     —Creo que porque confío en ti —respondí, aquello no era mentira, es más, era parte de la verdad, sería capaz de confiarle mi vida, demonios, por él fui capaz de arriesgarme salvando a su hermano con tal de no verle sufrir, sabía que no sólo se lo proponía porque confiaba en el, sino también porque me importaba y le quería, siguió dudando un poco, hasta que finalmente asintió, deje escapar una bocanada de aire— ¿si? —pregunte temerosa.

     —Si —respondió en un susurro, el oír aquella simple palabra salir de su boca, fue lo mejor que había oído en semanas.

     —¿Estás seguro? —pregunte sorprendida, tal parecía que en cualquier momento, cambiaría de opinión y se iría.

     —¿Estás dudando? —negué de inmediato—, si tú estás bien conmigo... ¿por qué no? —se pregunto en voz baja con un dejo de incredulidad, de pronto ya no supe que decir—, aunque... —dudaba, lo sabía, disminuyendo un poco su duda lleve mis manos a los botones de mi blusa, lentamente los desabotone y la abrí, vi como su mirada viajaba desde mis senos hasta lo poco de mi vientre que se dejaba ver, él trago saliva ruidosamente, vaya que era el mejor halago que había tenido en mucho tiempo, gracias a mi buena alimentación, ahora tenía mi vieja figura, con mas curvas y más sana.

     —¿Aunque? —pregunte en un susurro y me acerqué a él, con un poco de nerviosismo, extendí una mano hacia él, me tomo con cariño y delicadeza y me ayudó a sentarme en sus piernas, nuestras respiraciones estaban agitadas.

     Estábamos solos, nadie nos interrumpiría, nadie sabría de esto, sólo nosotros dos.

     —Olvídalo —dijo mientras ponía una mano en mi mejilla, con un cariño indescriptible, sus dedos dibujaron frágilmente el contorno de mis labios.

     Mire sus ojos azules, la escasa luz de la noche se colaba por la ventana, dejándome ver sus pupilas dilatadas, por la falta de luz y por el deseo de nuestros cuerpos, con algo de duda subí una de mis manos hacia su rostro, acariciando su barba rasposa, me incline un poco hacia él mientras bajaba su mano hacia mis senos, acariciando uno con las yemas de sus dedos, reaccione demasiado bien a su toque, un jadeo me hizo arquearme hacía él y cerrar los ojos, mientras recargaba mi frente en la suya.

     —Perdón... Es que... Hace mucho que no me tocaban —admití con una tonta sonrisa, abrí los ojos, su expresión se había llenado de una lujuria increíble, sin embargo luchaba por contenerse, veía esa disputa en sus ojos.

     Su mano siguió su camino, mientras la otra comenzaba a deslizar mi camisa por mis hombros, lentamente su mano se coló dentro de mi brasier, donde acarició mi pezón, un gemido se escapó de mis labios, muy leve, cuando lo apretó y lo hizo girar entre sus dedos yo aferre mis manos a sus hombros, mi respiración iba a mil, la suya también estaba agitada, sin perder más tiempo ocupó ambas manos para quitarme la camisa, deslizándola por mis hombros, acariciando levemente mi piel, la prenda terminó perdiéndose en la oscuridad, lleve mis manos al broche de mi brasier y lo quite, deje que él lo deslizará fuera de mi cuerpo, quedando parcialmente desnuda frente suyo. Por un momento pensé en cubrir mis cicatrices, no eran bonitas, pero seguían siendo mi orgullo por sobrevivir, así que no lo hice, con mas seguridad, sus manos viajaron desde mis caderas hacia mis senos, los tomo con firmeza y algo de fuerza, lo tome por los hombros.

     —Aún estás a tiempo de decir que no —dijo, yo reí levemente mientras acariciaba la aureola de uno de mis pezones, lo decía como si él lo hubiera propuesto.

     —Si tu estás bien conmigo y con esto, no tengo nada que detener —finalice y sin más lleve mis manos a su nuca para atraerlo hacia mi.

     Se despegó de la pared, bajo lentamente sus manos a mi trasero y me acercó hacia él, sofoque otro gemido cuando sentí algo firmé chocar contra mi feminidad, él levantó su visita hacía mi, tenía la boca ligeramente abierta, armándome de valor, tome sus mejillas con mis dedos y me acerqué hacia él, haciendo por fin, algo que moría por hacer desde hace tiempo: besarle, fue algo lento al inicio, sin prisas, él mantuvo una mano firme en mi trasero, mientras la otra subía a atenderse de mis pechos, tirando de mi, masajeandolos y dándoles ligeros pellizcos, él se bebía mis gemidos, lo estaba disfrutando, por lo que decidí intensificar el beso, abrí más mi cavidad bucal, dándole pasó a nuestras lenguas, la suya actuaba como él cuando caza, lenta calculadora y dominante, si continuabamos así, estaba segura de que me haría adicta sus besos.

     Con mis manos temblorosas, fui hacia los botones de su camisa, me deshice de ellos sin dejar de besarnos, cuando acabe deje que mis manos vagarán por sus pectorales, delineando el contorno de sus músculos, hasta llegar a su abdomen, pasee mis dedos con lentitud, su piel se contraía bajo mi toque, aún besándole sonreí y le quite la camisa y el chaleco, se tenso un poco cuando mis manos tocaron su espalda desnuda, me separé un poco, y deje de tocarlo, él recargo su frente en mi hombro.

     —No te detengas... Estoy bien... —pidió en un susurro cargado de suplica, su actitud me enterneció de sobremanera, sabía lo que había ahí, no sólo estaban los demonios tatuados en su piel, sino también las marcas que su padre se había encargado de hacerle cuando niño, otro tipo demonios que aun lo acechaban, con cuidado, como si fuera de cristal, le acaricié, su respiración contra mi piel era contenida, lo escuchaba jadear, seguí con una mano en su espalda, mimándolo, y la otra la subí a su cabello, ligeramente largo, me acerqué a su hombro y empecé a depositar un camino de pequeños besos ahí, sabía que no serían suficientes como para calmar el dolor de tantos años, pero esperaba que bastarán para hacerlo por un tiempo.

     Lo abrace con mucho amor y comencé a subir mis labios hasta llegar a su cuello, él me había sujetado de las caderas mientras yo le acariciaba, por lo que ahora las subió por mi espalda, estrechandome contra su cuerpo desnudo, mis senos acariciaron su piel, era una sensación tan nueva y placentera, que una ligera mordida se me fue en su cuello, no dejaría marca, o eso esperaba, sin embargo, había sido lo suficientemente fuerte como para hacerle girar a verme.

     —Perdón —murmuré con inocencia, me dedicó una sonrisa cómplice antes de silenciar mi voz con otro beso, esta vez era posesivo, húmedo, excitante, incapaz de controlarme, otro gemido se me fue en su boca, por la posición en la que estaba, me apreté contra su erección, lo que hizo que ahora él gimiera en mi boca, empecé un vaivén lento sobre él, bajo sus manos a mi cadera, pensé que iba a detenerme, pero empezó a ayudarme a moverme, haciendo más marcado el ritmo, aún en la oscuridad, veía como mis senos daban pequeños rebotes, sorprendiéndome, bajo su cabeza y sujeto uno con sus dientes, lo tome de los cabellos cuando sentí una mordida y su lengua rasposa acariciando mi pezón, liberó a ese y ahora fue con el otro, repitiendo la acción, yo lo mantenía cerca, procuraba que los sonidos que salían de mi boca fueran bajos, pero cuando una de sus manos abandonó mi cadera y fue a ayudar a su boca con mis senos, lo olvide y la pequeña torre se llenó de mis gemidos, siendo más consiente que yo, Daryl subió su boca a la mía y me calló con más besos, en ningún momento desatendió mis senos.

     Pasamos unos minutos más así, hasta que, inesperadamente, mi primer orgasmo llegó, y eso que aún tenía parte de mi ropa puesta, me aferre a su cuerpo mientras los estragos de esa deliciosa sensación terminaban, cuando me recupere le mire, iba a decir algo, pero ahora yo lo bese, y lo atraje hacia mi, comenzó a moverse, me soltó y luego escuché un sonido seco, con cuidado me recostó en el piso, pensé que iba a sentir el contacto con el frío suelo, pero no, la sensación del cuero me recibió, mire donde estaba recostada y vi su chaleco bajo de mi, sonreí mientras le buscaba en la oscuridad,  vi como su sombra se cernía sobre mi, volviendo su lengua al ataque de mis pechos, sus manos fueron al botón de mis jeans y lo quitó, bajando el cierre comenzó a deslizarlos por mi cuerpo, me quite los tenis de un tirón y con su ayuda, mi pantalón siguió el mismo camino, continuo las atenciones con sus labios, esta vez fue en medio de mis pechos, donde tenía mis cicatrices, en un acto de ternura, depósito suaves besos en ese lugar, yo acaricié su cabeza mientras él bajaba, disfrute la sensación hasta que lo sentí llegar a mi vientre, peligrosamente cerca de mis bragas, su respiración me hacía contraerme, y así siguió, sus dientes llegaron a mi ropa interior, lo atraje hacia mi.

     —Daryl... —gemí su nombre, era la primera vez que lo pronunciaba así, de esa manera, necesitada, deseosa, excitada, pude sentir como sonreía por ese hecho, deslizó sus dedos por las orillas de mi ropa interior y comenzó a bajarlas, lentamente, en una tortura infinita, cuando estuvieron fuera de mi cuerpo, posó sus labios en mi pantorrilla y comenzó a subir, hasta llegar a mis muslos, los separó un poco, tenía un toque de vergüenza por lo que pensaba que se traía entre manos, y él lo noto.

     Subió una de sus manos y comenzó a acariciar uno de mis senos, me obligue a alzar la vista, sus ojos azules me devolvieron la mirada en la oscuridad, sin desatender el pequeño masaje en mi pecho, llevo su boca a la cara interna de mi muslo, y comenzó a besarla, eché la cabeza hacia atrás, un hormigueo me recorrió desde ese lugar hasta mi centro, y esa sensación placentera aumento mientras sus labios iban subiendo, cuando sentí su respiración en mi sexo, cerré mis piernas un poco, sin embargo, con actitud dominante, me hizo abrirlas, cuando cedí, sentí su lengua empezar a trabajar con mi zona íntima, lo hacía lentamente, sin prisa, con la punta de su lengua estimulaba en círculos mi clitoris, y con la mano extra, comenzó a llevar parte de su saliva hacia mi entrada, no me esperaba lo que venía hasta que metió uno de sus dedos en mi, comenzando a hacer un mete y saca constante, permaneció así hasta que mi segunda liberación se dió, sofoque un grito.

     Dejándome descansar un momento, sus labios subieron de nuevo hacia mi boca, podía sentir un nuevo sabor en su lengua, el mío, y la sensación se volvía más excitante. Dispuesta a no ser la única que disfrutará, mis manos fueron a su cinturón, iba a ayudarme, sin embargo alejé sus manos, así que las ocupó para apoyarse, sin caer totalmente sobre mi, cuando quite la hebilla de su cinturón, proseguí a hacer lo mismo con los dos malditos botones, y el cierre de su pantalón, sin bajar su ropa, metí una de mis manos en sus boxer y me anime a tocar su miembro, estaba caliente, palpitante y muy duro, disfrutando de la sensación, comencé a frotarlo, Daryl dejo caer su cabeza en mi pecho, su respiración me hacía saber que se controlaba para no gemir, aunque la sensación lo traicionaba de vez en cuando, deleitándome con oírlo, en un momento se tenso, por lo que saque mi mano y le quite completamente la ropa, él pataleo un poco y se quitó las botas que llevaba puestas, reanimando a su miembro, me di la tarea de acariciarlo, en menos de un minuto comenzó a recobrar su firmeza, sorprendida lo hice enderezarse y quedar sentado, me miro con intriga, ya sentados los dos, alcance el condón que había dejado sobre la pequeña colchoneta, la cuál habíamos ignorado completamente, pero en estos momentos, me era más cómodo su chaleco.

     Aún mirándolo, lleve el empaque a mis dientes, lo rompí y saque el preservativo, él lo iba a tomar, pero lo alejé de su alcance, baje mi mirada a su miembro, madre mía... Esos pantalones que usaba si que hacían que pasará desapercibido su tamaño, me acerqué y procedí a ponerle el condón, con cuidado, haciendo de este un momento cargado de emociones, cuando alce la vista, no hizo falta palabra alguna, se abalanzó sobre mi boca, en una pelea por la dominación, sus manos viajaron a mi cadera, y aún más abajo, tomando mis glúteos, apretándolos, puse mis manos en su pecho, sorprendida, y sin más protesta, me deje llevar, con cuidado me volvió a recostar en su chaleco, se posicionó entre mis piernas, sentí como su erección se frotaba contra mi sexo, apreté sus músculos en respuesta.

     —¿Estás..?

     —Shhh... —respondí interrumpiéndolo, ya estábamos muy avanzados como para seguir con las dudas, lleve mis manos a sus caderas mientras él, poco a poco, encontraba su camino hacia mi.

     Me miro con deseo y decisión, yo no sabía cómo le miraba, pero en el momento en que lo sentí trazar su camino en mi interior, supe que en mi expresión estaba claramente plasmado lo que me hacía sentir, con algo de contención, entró totalmente en mi, provocando que la respiración se me cortará a la mitad, por instinto cerré mis piernas en su cadera y subí mis manos a su espalda, y ahí comenzó todo, íbamos lento al inicio, disfrutando todo lo que sentíamos en ese momento, los sonidos salvajes no se hicieron esperar, más aún, cuando bajo una mano a mi feminidad, y comenzó a jugar con ella, siguiendo su juego, empecé a besar su cuello con desesperación, y trace con mi lengua un ligero camino hasta sus clavículas, el sabor salado del sudor por el esfuerzo estaba presente, sin embargo no me importó, y lo disfrute, en todo momento lo sentí llenándome, con la mano libre sujeto mis caderas, profundizando sus embestidas, regalándome más placer de esa forma.

     Cuando aumento el ritmo de sus penetraciones, me puse frenética, no quería dañarlo, pero mis uñas tan cortas, comenzaron a clavarse en su espalda, yo luchaba por contenerme, pero era en vano, así le las baje y sujete su chaleco.

     —Esta bien —susurró en un gemido contra mi oído, movió una de mis manos a su espalda, animándome a seguir haciéndolo, no me hice del rogar mucho tiempo y me deje llevar.

     Cerca del final sólo oía sus gemidos contra mi, el ambiente era húmedo, una capa de sudor muy fina cubría nuestra piel, poniendo resbalosos nuestros cuerpos, facilitando la fricción de éstos, cuando sentí como mis paredes vaginales absorbían todo su miembro supe que iba a acabar por tercera vez.

     —Da... Daryl —alcance a decir.

     —Lo sé —y me sorprendió dándome un ritmo mayor, cubrió mi boca justo a tiempo, pues mi grito se vio abogado con sus labios, él continuo unos segundos más, silenció su liberación con mi piel, bajando cerca de uno de mis pechos, pude sentir su lengua un poco más, supongo que me estaría dejando una marca, para mi fortuna, nadie la vería en aquel lugar.

     Aún sintiendo una ligera tensión en nuestros cuerpos, pues seguíamos teniendo las réplicas de un gran orgasmo recorriéndonos, permanecimos unidos de esa manera tan íntima, compartiendo una mirada muy erótica, salió de mi, un jadeo se escapó de mis labios, queriendo sentirlo cerca, lo abracé, él descanso su cabeza en mi pecho, nuestros ritmos cardíacos aún iban a mil por hora, sus cabellos rebeldes me daban cosquillas en mi cuello, y sus manos acariciando mis costados me daban una ligera sensación placentera.

     Juro que hubiera seguido de esa forma, de no ser porque una luz comenzó a hacer trazos por el interior de la cabina, asustada de haber sido descubiertos comencé a buscar su origen.

     —Daryl —susurré, él también la veía.

     —Es de la otra torre —joder, era Carol y joder doble, que estaba haciendo, supuestamente, mi guardia.

     —Es Carol, me llama —explique, se levantó de mi y me ayudó a hacer lo mismo, busque algo con que cubrirme, pero no veía mi ropa, comencé a preguntarme qué tan extraño sería aparecer parcialmente desnuda en la ventana, hasta que Daryl me tendió su poncho, algo dudosa lo acepte, esperaba que Carol no lo notara, me quedaba algo grande, pero cubría mi desnudez.

     Camine hacia la ventana y tome el rifle, rápidamente di un vistazo al perímetro, no había nada alarmante, la luz volvió a hacerse presente, pero esta vez directo en mi cara, con la mira enfoque a Carol, me hizo entender a señas que ya iniciaría su turno en la guardia, le dí un asentimiento y me alejé de la ventana con la respiración algo agitada.

     Empecé a retroceder, pero choque con otro cuerpo.

     —¿Qué sucede? —pregunto, lentamente llevo sus manos debajo del poncho, las posó en mi cintura y me atrajo hacia él, mi respiración se agito, juro que de haber sido gato, estaría ronroneando.

     —Ella iniciará su guardia... Normalmente nos repartimos el turno a la mitad, parece que ya acabó el mío —respondí con dificultad—, supuestamente, comenzó mi turno para descansar —explique y me giré a él, sus ojos azules miraron los mios, llevo su mano a mi mejilla y la acarició.

     —Esto que hemos hecho... no tengo palabras para expresarte lo que sentí —susurro, maldición, mis piernas comenzaron a temblar, ¿que tenía que podia ponerme así?, notando mi falta de estabilidad, me sostuvo contra su cuerpo.

     —No hace falta —lo anime, sé que sólo habíamos acordado un encuentro, pero resultaba tan tentador, que no me pude resistir las ganas de volver a besarlo, así que lo hice, sorprendiéndome, no se negó al beso, es más, lo intensificó justo en el momento que me subió en la mesa donde había abandonado al rifle.

     —Vanessa, quiero... —susurro contra mis labios, con rapidez me quite el poncho y lo dejé a un lado de la mesa.

     —Esto no afectará nuestra relación, ¿no? —le pregunté, él frunció sus labios, pero me dirigió una negación.

     —No lo hará... entonces podría...

     —Repetirse —complete mientras le daba un corto beso, él sonrió contra mi boca mientras sus manos apresaban mis caderas.

     —Te necesito —susurro contra mis labios.

     —Tomame —lo desafíe, y vaya que lo hizo por toda la noche.


     Y sip, así fue, les gustó? Por cierto, tengo un pequeño aviso que hacer, o más bien una encuesta, a ustedes les gusta cierto personaje de Avengers, que es secundario, usa peluca, tiene un cuerpazo... digo, que se llama Loki y es interpretado por Tom Hiddleston? porque por ahí se me está ocurriendo algo, y puede que lo haga, pero me gustaría saber si lo leerían en caso de que lo publicará, bien, eso era todo, el siguiente cap viene cargado de comedia, cosa curiosa porque luego no me sale escribir ese género, espero les haya gustado éste y que les guste el que viene ;)

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