El reloj marcaba las cinco cuarenta y ocho, Hallie iba retardada para la estación de tren. Por suerte Zachary permanecía sentado en los primeros escalones de la entrada, con el libro «La historia del loco» en su regazo y una funda de guitarra a su lado.
—Ya estoy aquí, perdón por el retraso—exhausta llevó las manos a sus rodillas, había corrido varias cuadras debido a que sus padres no accedieron a pagarle un taxi.
—Estaba tan sumergido en mi libro que ni siquiera noté que demoraste dieciocho minutos con treinta y nueve segundos en llegar—cerró su obra literaria esbozando una sonrisa.
La rubia soltó una risa y le ofreció una mano para levantarlo. Ese era el tacto más cerno que habían tenido. Zachary no deseaba soltarla pero sabía que si no lo hacía comenzarían a sudar sus palmas figurando una paleta de hielo derritiéndose.
— ¿Y si vamos por un helado? —propuso él.
— ¿Me engañaste para tener una cita conmigo? —Arqueó una ceja—. Traes una guitarra, quieres pasar por un helado... apuesto a que no vinimos a buscar mi celular.
Zachary sonriente meneó la cabeza y dijo:
—Lo hago por ti, para que te refresques un poco ¿no gustas? Lo comeremos en el vagón, porque pasaremos por ese artefacto del demonio.
Hallie asintió curiosa y caminó a la heladería que estaba en la estación central del tren mientras Zachary compraba los boletos. Para ella pidió un helado en cono sabor chicle y para él sabor café en vaso.
—Espero nos dure hasta el trayecto—dijo Zach saboreando la cuchara de plástico. Entraron al vagón donde sólo había un asiento disponible, como todo un caballero se lo cedió a Hall y se recargó en la puerta.
— ¿Hasta dónde iremos?—alzó su vista la chica para mirarlo, parecía una niña pequeña.
—Sí te lo digo, te atemorizarás.
•••
A las seis y media de la tarde comenzaba a oscurecer y eso sólo le daba un toque tétrico al lugar, la puesta del sol daba a su fin y en vez de parecer romántico para Hallie, le parecía una escena de película de terror, más cuando Zachary abrió su funda de guitarra y no se encontraba adentro un instrumento, sino una herramienta para cavar: una pala.
— Ajá, vas a asesinarme, debí imaginarlo cuando llegamos al cementerio abandonado. ¿Por qué fui tan ilusa? Yo jamás quise matarte de susto con tu fobia... ¿no lo entiendes? No sabía, perdóname por favor... —suplicó por su vida cayendo de rodillas.
—Hall, no te humilles—Zac se postró en cuclillas y buscó su rostro humedecido—. No te voy a hacer daño, ¿por qué piensas eso? Sólo vamos a desenterrar el celular.
—¿Está aquí abajo? —frunció el ceño, aunque en sus ojos seguía reflejado el temor mediante lágrimas. El chico las limpió con su pulgar.
—Sí, quería terminar por completo con esto, necesitaba que vieras por ti misma donde estuvo todo este tiempo y que te percataras de mis sinceras disculpas al entregártelo. Discúlpame por aterrorizarte.
—Aunque todo mundo escondería un cadáver, pero tu decidiste enterrar un celular... interesante.
—Sé que no suena muy inteligente y lógico. Sin embargo, planeaba regresárselo a su dueña, de modo que no debía tirarlo a la basura; Pero tampoco podía llevarlo a casa porque no sólo me contaminaría yo, sino todo mi hogar, allí estamos libres de ondas electromagnéticas.
»Se lo iba a obsequiar a la anciana bibliotecaria, pero después reflexioné, no deseo estropearle la vida convirtiéndola a ella ni a nadie dependiente de un artefacto. Continué pensando y decidí enterrarlo, pasó por mi mente hacerlo en el parque pero cambié de opinión; Si existían daños mayores en la los niños que juegan, en los árboles o la gente sana que va a correr yo no podría vivir con esa culpa. Y por eso lo escondí aquí, al fin y al cabo están todos muertos, no puede pasar nada peor.
—¿Y si un espíritu maligno se metía al móvil? Imagínate, un celular endemoniado, wuuuu—. Hall imitó a fantasma con un ademán—. Oh, también puede ser un iphone zombie, graaahg.
—Me alegra que tu buen sentido del humor volviera—esbozó una sonrisa tranquilizante—. Moriría si cambiaras tu forma de ser, sé que no es momento para decirlo, pero me gustas por ello.
—No entiendo—recogió un mechón pasándolo por su oreja. Estaba asombrada por escuchar las palabras "me gustas", ¿Se refería a gustar de gustarte alguien? ¿O como si fuera un helado?
Zachary fijó la pala en la tierra, y recargó un codo.
—Estás llena de capítulos y páginas, yo siempre estoy en el mismo párrafo y punto, en la misma conversación, en mi monotonía gris. En cambio, tú eres una gama de colores, de diálogos y comas, inventas nuevas palabras y significados en mi vida.
El leve calor del sol en su punto más hermoso se perdió en lo cálido de las mejillas de Hallie, percibió un color rojizo en su rostro y miró el cielo de esas pocas franjas anaranjadas que se disolvían en lo oscuro del azul, un tono lila se formó entre ellos. Volvió su vista a Zachary, un chico gris. Tenía razón, a él le faltaba color, y un beso era la solución.
—No tienes que cambiar de página, conmigo iniciarás hojas en blanco—y se acercó con delicadeza para depositarle un beso de media luna.
Zachary con ese gesto quedó inmóvil pero con un corazón palpitando como si su escritor favorito anunciara un nuevo libro, después de unos segundos pudo articular sus pensamientos:
—Temía a que nunca me dejaras tomar la iniciativa de besarte. Yo amaba ese estúpido cliché ¿sabes? Y ahora no lo podré llevar a cabo.
—Hey, nos besaremos bien, pero te recuerdo que estamos en un cementerio.
—Cierto, y nosotros a comparación de ellos, tenemos toda la vida para besarnos.
Ambos se levantaron del polvo y pusieron la obra en marcha.
Hubiese sido más sencillo encontrar el celular si hubieran llevado dos palas, no obstante, contaban sólo con una. Y Zachary olvidó en donde lo había enterrado, por lo tanto excavó hoyos como un topo buscando hogar.
—Lo encontré— festejó luego de una hora.
—Genial porque muero por irme de aquí—anunció Hallie sacudiendo la caja de un tirón—. Espera, ¿ni siquiera la abriste?
—No, es mi peor miedo.
La rubia rodó los ojos y comenzó a desenvolver la caja para verificar si se encontraba en buenas condiciones el celular —¿Seguro que no lo quieres? —apretó el botón de encender.
—Yo quiero a la chica que me lo regaló, no a su artefacto.
—Bien, lo guardaré por si algún día cambias de opinión.
—Jamás lo querré de vuelta, créeme.
—La vida da giros y giros—se justificó—. Te estará esperando así como una princesa espera ser rescatada.
Zachary puso los ojos en blanco y comenzó a recoger sus pertenecías.
Mientras tanto, Hallie ingresó al celular nuevo y borró por completo los mensajes que se había mandado a ese número, sentiría vergüenza si él llegara a enterarse de que a veces confesaba su amor, y luego su odio, y así sucesivamente. Suspiró cuando vació el celular, era bueno precaverse, luego giró su cabeza hacia el chico.
—¿¡Hall, qué haces!? — preguntó temblando—. Suelta esa cosa infernal.
La rubia bajo su vista a su mano y comenzó a ver las chispas que salían de la batería del celular, no estaba encendido, estaba incendiándose.
Dio un estruendoso grito y lanzó lejos al móvil, este cayó en tierra sacando humo hasta por la pantalla.
—¡Celulares que explotan, celulares que explotan!—entró en pánico el Tecnofobo, cubrió sus oídos con sus brazos.
Hallie trató de tranquilizarlo rodeándolo, el chico se desvaneció en sus brazos.
—¡Maldición! Y yo creí que no había nada peor que tirar tu celular sin querer al retrete.
•••
—Hola Zach, adivina quién recuperó el celular—anunció en el comedor escolar, caminando hacia su mesa.
— ¿Qué? ¿Pero cómo...? — Frunció el ceño y se deslizó en el asiento hasta llegar a la esquina—. Aléjalo de mí.
—Tranquilo, es un nuevo, el otro murió por completo. Me quejé contra la empresa y como literalmente estaba nuevo todavía cubría la garantía y me lo cambiaron.
— ¿Le dijiste que estuvo bajo tierra y por eso explotó?
— No hizo falta, me explicaron que a veces es defecto de fábrica, a algunas personas les sucede. Y como era un nuevo modelo aún estaba en prueba, dijeron que era preferible mantenerlo alejado de la arena, el calor en exceso, el agua y el polvo. Y yo dije que estaba en la vitrina que daba al sol y despidieron al empleado ¿Cómo ves?
—Chica del mal, mientes con todos los dientes...
—No, en realidad si permanecía expuesto al sol, la tienda es un lugar muy caluroso.
—Es increíble que esto no te haga recapacitar sobre la nomofobia. Ya no lo uses.
Hallie jugó con su cabello, pasó sus rizos largos por atrás de la espalda, y sonrió con una chispa traviesa.
—De hecho, he estado reflexionado y te propondré algo: Usemos y no usemos celulares a la vez—habló con un brillo en sus ojos, algo le decía a Zachary que ya tenía todo un plan formulado.
—¿Hablas de intercambiar papeles?—frotó su barbilla.
—No, seguirás sin usar un celular, pero usarás algo parecido. Yo también usaré un celular, pero no es el que imaginas.
»La misión es superar la nomofobia y tú la tecnofobia. La clave está en aprender a vivir con tecnologías y sin algún día se esfuman, saber vivir sin ellas. Estaré dispuesta a abrir mi mente, hay ventajas y desventajas de tecnologías, las investigaremos o descubriremos juntos ¿vale?
—No lo sé—expresó confundido—, deberíamos enfocarnos en el proyecto que debemos entregar juntos.
Hallie resopló. —Esto puede ayudarnos, te lo prometo. Ambos nos ayudaremos a superar los miedos.
—Hall, tenemos que estudiar....
—Ándale, será paso a paso— juntó sus manos en forma de súplica.
Zachary no estaba muy convencido, pero, ¿por qué negarle algo como eso a una chica tan dulce y bella?
— ¿Cuál es el primer punto?— mostró interés en la propuesta, no tenía la certeza de que funcionaría, pero le prometió a Hallie empezar desde cero.
—Inventar una nueva comunicación o usar una que haya quedado atrás.
—Se más específica, por favor.
—Vamos Zachary, desempolva tu creatividad—sonrío de oreja a oreja, era una misión que la mantenía entusiasmada.
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N/a: Espero les haya gustado el capítulo ❤️
Nadie adivinó donde se encontraba el celular, la mayoría decía que estaba en el colchón, lamento decirles que era imposible, aparte es muy dañino, en lugar para descansar se debe mantener lejos los celulares por su radiación que emiten mientras nosotros dormimos, por favor, si tú duermes cerca de tu móvil quítalo de ahí, te causará daño y la escritora quiere cuidar tu salud. ☺️☺️
Lo sé, suena muy a Zachary pero creo que con todo lo que investigo para escribir la novela me está traumatizando. 😂😂
¿Alguien se imagina a que se refiere Hallie? Ya saben, el que adivine se gana el próximo capítulo dedicado. Besos ❤️
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