El Arquero del Fin del Mundo

By diana_herondale

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Vanessa Stride es una chica de origen latino, tiene un pasado oculto entre pesadillas que la atormentarán has... More

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By diana_herondale


-A ver, Gabriel, dime esto de nuevo... ¿Cómo se metieron los Susurradores a Alexandria?

-Yo no lo vi venir... El que entro por ser médico a Alexandria era parte de los Susurradores... Y antes Daryl secuestró a uno de ellos. Y murió en la celda. También Lydia escapó.

-¿Y Carl?

-La siguió cuando se enteró que se había ido.

-¡No me jodas! -dije y me levanté de la silla, comencé a ponerme la chaqueta.

-Y tenemos gente enferma.

-¿Algo más?

-No sabemos por qué o cómo, pero Negan se alió con ellos.

-Yo sí lo mato.

-Y destruyó Hilltop.

-¿Algo más? -pregunté masajeando mis sienes.

-No sabemos dónde está Daryl ahora -respondió la voz de Merle.

-¿Por qué?

-Se adentró con Carol al territorio de Alfa para buscar la horda, la encontraron, hubo una explosión en la cueva donde estaban y algunos quedaron adentro... Trató de ir por ellos -me explicó.

-¿Y lo dejaste?

-¡Estaba ocupado ayudando aquí, Vanessa!

-No me jodas. Voy a matarlo -sentencie.

-Eso no es todo.

-¿Hay más?

-La horda se está movilizando... Vienen por nosotros.

-¿Y por qué me lo dices tan tranquilo, Gabriel? ¿Ya hiciste tus paces con tu creador? ¡Porque yo no! Primero mato a Daryl por imprudente...

-Estoy tranquilo porque tenemos un plan. Sospechamos que irán a Oceanside y tenemos un barranco. ¿Recuerdas cuando llevamos la horda con los Salvadores? Eugene trató de alejarla con música, como el flautista de hamelin.

-Ese plan es demente... Me gusta. Cuenten conmigo.

-Directamente no estaba pidiendo tu ayuda.

-Pero por algo me contactaste.

-En caso de que salga algo mal, además necesitamos medicinas.

-Sí, bueno, puedo ayudar con eso, sabes que en sí no tengo guerreros... Iré solo yo. También les tengo buenas noticias.

-¿Qué?

-Tenemos un antígeno para una variante.

-¿Variante?

-Tengo mucho que explicarles, de igual modo planeaba irlos a ver.

-En ese caso nosotros también te daremos una noticia: Alfa está muerte -dijo Merle.

-¿Entonces contra quién peleamos?

-Beta -respondieron ambos.

-Bien, llegaré lo antes posible... Merle, querido cuñado, cuando veas a Daryl primero que yo...

-¿Sí?

-Dale un golpe fuerte... Adiós, chicos.

-Adiós, Vanessa.

Dejé de nueva cuenta la cabina y fui al área de laboratorio.

En nuestro camino por hacer el antígeno, habíamos tenido que desarrollar ciertos antibióticos a base de hongos, ahora les veía un buen uso, así que me puse a empacar algunos y después salí al jardín, que había crecido considerablemente después de todo el tiempo que había estado cuidando de él.

De las plantas que recolecté, comencé a separarlas y clasificarlas, para la noche ya tenía preparada la infusión para fiebre, dolor de cabeza, nauseas y dolor de estómago.

Dejé todo en el vehículo que me llevaría, el cual era una lancha muy buena que Oceanside me había dejado. Sabía que por esta ocasión no podía llegar desde su comunidad, tendría que hacerlo desde el que se supone era territorio de los Susurradores, pero poco me importaba, nada me detendría más ahora que iba a poder reencontrarme con mi familia.

Consulté mi ruta con el personal a mi cargo y me dieron la triste noticia de que demoraría dos días en llegar, no podía quejarme, de verdad me estaba alejando demasiado, pero tampoco podía ser tan insensata como para buscar pelea con la horda yo sola, menos considerando que llevaba medicinas para las comunidades.

A primera hora del día siguiente, luego de darle un último vistazo al antígeno y ver que seguía haciendo efecto con dos de las tres variantes que habíamos podido detectar por el momento.

Desafortunadamente esa tercera que no podíamos parar era la más común, pues era la que se activaba en el tejido humano justo después de la muerte, el virus que dormía en lo profundo de nuestras cabezas esperando nuestro deceso.

Esta muestra había demostrado ser problemática, pues de los pocos casos que habíamos podido estudiar, notamos que variaba el tiempo de reanimación, lo que me hacía pensar que se personalizaba al anfitrión y de ser así, ese sería un reto, porque antes de que todo se fuera a la mierda había siete mil millones de personas repartidas en cinco continentes y solo dios sabía cómo había mutado la enfermedad en cada lugar.

Suspiré y terminé de colocar todo en la barca, después me puse a remar por casi todo el día a través del río. Cuando atraqué en una costa, después de confirmar mi ubicación, me puse la pesada mochila a los hombros y con mi arco en mano comencé a caminar mientras todavía tenía luz de sol.

Cuando esta se fue, paré en una especie de cabaña en medio del bosque, parecía como de esas construcciones que ocupaban los guardabosques de base de operaciones.

Apenas y abre dormido un par de horas cuando el ruido de caminantes cerca me alertó, decidí no confrontarlos innecesariamente y solo seguí avanzando mientras me comía un trocito del pescado que había preparado como alimento mientras llegaba a Alexandria.

En un momento, cerca de las diez de la mañana, la radio de onda corta que llevaba conmigo comenzó a sonar.

-Aquí Vanessa, ¿alguien me oye? Cambio.

Pura estática.

Intenté cambiar de canal y seguí probando hasta que tuve suerte.

-¿Vanessa? -pregunto la voz de Judith.

-Pequeña patea traseros -la salude sonriendo, pero casi no la oía.

-¿Qué pasa?

-Necesitamos ayuda... La hora... dirección... -decía, pero no lograba entenderla.

-Judith, te estoy perdiendo, ¿qué pasa?

-La horda viene al hospital -respondió antes de que la perdiera.

Miré mi mapa de nuevo, aún me quedaban otras dos o tres horas de viaje antes de poder estar siquiera cerca de ellos.

-¡Carajo! -me quejé y comencé a correr.

Cuando llegué a una zona residencial, comencé a buscar un medio de transporte más rápido, pero no tenía suerte.

En la tercera casa terminé encontrando una patineta, ni siquiera sabía usarla bien, el único recuerdo que tenía de estas cosas era un golpe que me había dado en la cadera cuando tenía ocho años y la perdida de dos dientes por caer con ella, pero no tenía más opciones.

Comencé a usarla, debía de admitir que quienes todavía vivieran y supieran usarla tenían todos mis respetos, porque no era fácil, mucho menos con la mochila a cuestas, aún así iba más rápido, cosa que agradecí.

En un momento, cuando volví a internarme en el bosque, estaba casi segura de que escuché una especie de explosión y muchos gritos, sin embargo, no me podía detener y echar una mano, mi familia no estaba en esa dirección y yo tenía que llegar con ellos, faltaba poco, muy poco.

Y supe que ya había llegado cuando me topé con un montón de caminantes rodeando una zona específica.

-Mierda -maldije y me oculté en un vehículo.

Verdaderamente la horda era de unos buenos cientos caminantes y todos estaban en una especie de estado inerte, solo dando vueltas, así que supuse que debía de haber Susurradores por los alrededores.

Me iba a levantar, cuando un reflejo de un espejo me deslumbro, levanté la vista y vi desde una ventana a Lydia y a Judith haciéndome señas.

Las saludé y señalé la radio, ellas desaparecieron.

Le puse un trapo encima a la radio para que hiciera poco ruido.

-Díganme la situación, chicas -susurré.

-El tío Daryl y otros están del otro lado llevando el equipo de sonido para ahuyentar a los caminantes -me explicó Judith.

-¿Daryl volvió? -pregunté muy feliz a punto de llorar.

-Sí, pero está herido de una pierna. Antes de que mi mamá muriera, tuvo una pelea con ella -dijo ahora Lydia.

-¿Con quién están allá arriba?

-Gabriel, parte del Reino, de Oceanside y de Hilltop.

-Bien, me tienen a mí afuera, díganme cómo ayudo -dijo justo cuando comencé a oír gritos del lado opuesto.

-Tienen problemas, yo voy a salir a ayudar -dijo Lydia.

-¿Segura?

-Sí...

-No tienes que hacer esto, Lydia.

-Pero quiero hacerlo.

-Bien... iré contigo.

-Vanessa, te necesitamos abajo para evacuar a todos los que estamos aquí -interrumpió la voz de Gabriel.

-¿Cuánto tardarán?

-Por lo menos toda la tarde.

Maldije y asentí.

-¿Por dónde están escapando?

-Por el ascensor, de uno en uno, están saliendo al estacionamiento del primer nivel, lo tenemos sellado, pero hay una salida pequeña del lado este, por ahí irán los grupos a Alexandria.

-Lado este, entendido... -dije y comencé a moverme sigilosamente.

Mi camino estuvo lleno de pequeños sobresaltos, pues iba mirando las manos de los caminantes para asegurarme de que fueran solo eso, caminantes y no Susurradores.

Apenas dejé atrás toda la horda, comencé a oír una canción a lo lejos, al parecer el plan estaba funcionando, ahora solo pedía tener el tiempo suficiente para evacuar a todos.

Cuando llegué al alambrado, lo escalé y entré en el estacionamiento, ahí ya se estaban reuniendo un par de personas que de inmediato me reconocieron.

-Díganme qué tan mal estamos -pedí cuando los ruidos de la horda nos dejaban escuchar nuestras voces.

-Mal, arriba hay muchos y Alexandria nos queda lejos.

-Lo sé... Me llevaré a todos los que pueda. ¿Hay otra forma de cruzar para llegar a donde están?

-Pusieron bombas, no es seguro.

-Excelente, eso los mantendrá a salvo... Bien, necesito que alguien se lleve esta mochila y la cuide con su vida, tenemos muchas medicinas ahí adentro -dije sacándomela de encima.

Un chico de Hilltop la tomó, yo me preparé con mi arco y flechas, después llamé por radio a Gabriel.

-Gabriel, ya entré, ¿cuántos faltan por evacuar?

-Algunos, Vanessa -respondió de inmediato.

-¿Tienen problemas por allá?

-Aún no, los caminantes se siguen alejando, pero lento y las personas tienen problemas para bajar.

-¿Y si subo y me los llevo por otro lado?

-Es arriesgado, hay caminantes por el pasillo donde los demás se fueron.

-¿Pero sería más rápido?

-Sí, pero... Mejor quédate ahí y llévate a los heridos.

-¿Ya bajaron los heridos?

-Son los que justo ahora están bajando. Tardarán unas horas.

-Bien, saldré por los alrededores y acabaré con cualquiera que se acerque aquí. ¿El primer grupo ya se puede ir?

-Cuando les des la señal.

-Entendido. Cambio y fuera -respondí y corté la llamada.

Salí del estacionamiento y me puse a cazar por el bosque a los caminantes rezagados que había, cuando logré acabar con la mayoría, comencé a movilizar al primer grupo de veinte personas de camino a Alexandria.

Para que el siguiente grupo de heridos bajara tardaron casi tres horas, apenas los tuve reunidos, me los llevé de ahí, teníamos un viaje algo largo de regreso a casa.

Debía de admitir que estaba muriendo de cansancio.

Cuando llegamos a primera hora con los heridos, porque me rehusaba a quedarme parada en medio del bosque con caminantes, me llevé la noticia de que no había ni un solo doctor ahora.

Siddiq había muerto y Rosita lo había rematado, quienes podían ayudar con los pacientes estaban en cama, recuperándose de la intoxicación que les había causado el estar en contacto con el agua que no era potable, así que me puse en el papel de doctora con quienes podía tener de voluntarios para preparar los tés y comenzar a tratar a quienes sí estaban heridos.

Fue un caos total si le sumamos que la puerta principal estaba destrozada y durante las primeras horas tuvimos que repeler el ataque constante de caminantes.

Para la tarde estaba que me caía de sueño, muy mareada y hambrienta, tanto que el estómago me dolía como si tuviera cólicos.

Aunque debo de admitir que todos esos males se fueron cuando vi llegar a mis Dixon acompañados de Maggie y unas pocas personas.

Fui corriendo a los brazos de Daryl y lo abracé.

-Eres un idiota, Dixon -lo regañé.

-¿Ya te enteraste?

-Te voy a revisar esa pierna -dije y me recargué en su pecho mirando ahora a Merle-. Hola, hermanito.

-Hola, cosita -respondió y acarició mi cabeza-. Vaya que sí debes amar al imbécil de mi hermano, se puso entrañas de caminante en el cuerpo para salir.

-Justo ahora es lo que menos me importa... ¿Entonces ya acabó todo? -pregunté esperanzada mirándolo.

Pero la mirada que me dirigió me hizo sentir que no era así.

-¿Qué sucede?

-Es mejor hablarlo con todos -respondió dándome un beso en la cabeza.

-¿Desayunamos? -les propuse con una sonrisa triste que me fue correspondida.

-Sí, suena bien -concordó Merle.

Y sin más nos fuimos a desayunar, sin saber que el nuevo enemigo ya estaba instalado en casa y ni siquiera lo habíamos notado.

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