No se había sentido así en años, Hallie no tenía ganas de dormir, no quería cerrar los ojos. Creía que a la noche le faltarían horas para disfrutar la pijamada con su mejor amiga.
Las mascarillas en sus rostros solo eran una señal de que el tiempo se pasaba volando. Sin saberlo, se habían excedido por varios minutos y con cierto ardor, tuvieron que despegarlas, unos cuantos gritos ahogados y risas las acompañaron en el proceso. Al menos, durante la sesión de fotos podían disimular el enrojecimiento usando filtro.
Leila y Laila actualizaron sus redes sociales colgando una foto de las tres con mascarilla, sentadas en el piso, comiendo helado. Todavía no tenían sala.
Hallie se quedó a mitad de camino, sus datos no le cargaban el internet, a veces, olvidaba apagarlos mientras usaba el wifi, por ende, se gastaba los datos antes de que su plan terminara.
Esta vez no era la excepción, lo que le faltaba. Estar sin Zac, y sin internet.
¿Podía pasar algo peor?
—Ibf—llamó Hallie—, ¿ya está instalado el internet en esta casa?
—Claro, ya sabes que papá acelera todos los procesos—recordó su poder—, lo que, si es que no hemos cambiado la clave, es la que viene por default en el instructivo del modem.
—¿Puedo ocupar tu wifi?
—No tienes que preguntar—cruzó los brazos Leila—. Lo mío es tuyo.
—Perfecto, ¿Cuándo me mudo? —bromeó Hall—. Les sobra un cuarto de huéspedes.
—Ese es de Lauren—puntualizó Laila.
—Como sea—prosiguió Leila—. Al fondo a la derecha está el despacho de papá, en su escritorio seguro está el modem.
—Gracias—Hallie se incorporó y deprisa, con los pies de puntillas, caminó en dirección hacia donde las rayitas del internet estaban rellenas al cien.
Una vez dentro, notó que ya estaban presentes algunas cajas de mudanza, aunque todavía no desempacaban las cosas del señor Miller, había algunas apiladas al fondo, otras sobre el escritorio, y la mayoría de papeles y gavetas en el piso, impidiendo el paso libre al lugar.
Hallie sintió que cruzaba hacia el escritorio jugando al piso es lava, saltaba cuando encontraba el espacio suficiente para sostenerle un pie, y luego estiraba el restante para avanzar más lejos.
Por suerte, el modem estaba a la vista, el único problema era al girarlo y tratar de escribir letras y números que no formaban palabras, entorpecían la escritura con mayúsculas y minúsculas juntas.
Tuvo que doblar la cabeza para descifrar la clave, le dolió el cuello y pensó que podía ser buena idea jalar un poco más del cable. Entonces, accidentalmente desconectó el módem y las luces parpadeantes dejaron de brillar.
—Carajo—resopló y en un intento por volver a conectarlo, antes que las chicas lo notaran con la película pausada por el acceso denegado a internet, el aparato se le resbaló de las manos.
Y cayó directamente a una caja en el piso, al menos, había amortiguado la caída y no tenían que reparar el aparato. Por fortuna.
Pero no agradeció aquella suerte, su vista se perdió entre los papeles que se hallaban dentro. Le llamó la atención que se trataban de periódicos viejos, las hojas amarillentas, arrugadas y desgastadas pudieron con su curiosidad, enseguida leyó el título que aparecía en primera plana.
Letras en grande y terroríficas.
Le hicieron perder el equilibro, sus manos temblaron y el iris de sus ojos desapareció tras la dilatación de sus pupilas cuando terminó de leer la oración: Incendio en la Iglesia Eloenai.
Y el subtítulo: Deja catorce heridos y tres pérdidas.
Acompañado de la fecha que había determinado el rumbo trágico de su vida, y de imágenes que deseaba borrar de su memoria.
De pronto la vista se le nubló, y una descarga eléctrica le erizó los vellos de los brazos y las mejillas. Tragó saliva, y comenzó a hurgar más en la caja. No podía ser cierto, no...
El sudor en sus manos brotó y la delató dejando huellas en el papel.
Sus ojos recorrían las notas como bolitas de pin pon, de izquierda a derecha, desenfrenadamente. Provocando que cada nota se sintiese como golpes en la cara, que punzaban y dolían.
Pronto sus latidos los sintió fuera de su cuerpo, la respiración le comenzó a fallar y el frío de la habitación se posó sobre sus mejillas, congelándola. Con tropiezos, y las manos temblando, terminó de desempacar toda la caja.
La misma nota, pero en diferentes periódicos, tensó la mandíbula.
Sus labios se despojaron del color, y sintió la boca seca al sostener artículos de internet que estaban impresos con su nombre, tenían el mismo contenido del periódico que Zac le había llevado.
¿La habían estado vigilando desde hace un largo tiempo?
Las imágenes que encontró al fondo lo confirmaban, múltiples impresiones de publicaciones que ella había hecho en Instagram, deslizó los dedos como si se tratase de baraja y buscó algo que no tuviera relación directa con su pasado, y entonces, la última imagen no era ella. Se trataba de su madre en la época universitaria.
Dio un paso hacia atrás, asustada de sentirse expuesta, de que una familia tuviese tanta información sobre ella. Su cerebro mandaba señales de alerta a su organismo, pero ella aún no reaccionaba a las advertencias.
Presionó sus párpados, atemorizada y con la respiración entrecortada. Y solo podía significar una cosa para sus oídos: PELIGRO.
—Ibf, se fue el internet...—entró Leila sin noción, tranquila—. ¿fuiste tú?
—¿Qué es esto? —articuló con enorme fuerza, la garganta le picaba. Y tendió un periódico.
Leila lo sostuvo después de dos segundos en dudar hacerlo.
—No lo sé—le dio la vuelta a la hoja—. No sé por qué guardaría eso papá. ¿Por qué?
—¿No significa nada para ti esa noticia? —dijo Hallie sintiendo el sudor en la frente.
—No—espetó sin emoción—. Es decir, qué triste, una tragedia para los afectados, pero fue hace años y supongo que ya lo superaron...
Hallie no le despegó de la mirada, quizá ella no era la loca, quizá solo era el señor Miller. Al fin y al cabo, ella era su mejor amiga, confiaba en ella, pero no en los demás.
Le habían dicho que internet era peligroso porque no se sabía a ciencia cierta con quien se hablaba, y no se distinguía la mentira de la verdad. Pero Hallie aún quería creer en ella, la desmoronaría saber que quien estaban detrás de sus conversaciones de cada noche era una persona falsa.
Leila notó la distancia que surgía entre ambas, y el silencio incómodo que acartonaba los labios de Hallie.
—Mañana le pregunto a papá, volvamos—quiso sostener la mano de Hallie y se dio media vuelta.
Hallie que quedaba a espaldas de ella, esquivó su agarre y escondió el brazo.
Leila volvió confundida. Y enseguida cambió la expresión de su rostro.
—Está bien—suspiró rendida—. No soy buena fingiendo. Te quería dar una sorpresa... cuando me contaste lo de tus padres quise hondar más sobre el tema y busqué por mi cuenta, disculpa si fui extremista, no quería ofenderte ni mucho menos asustarte—agachó la mirada—. Pero se me ocurrió una idea, sé lo mucho que te duele su pérdida, entonces quise reunir información para papá, para que él quiera adoptarte, lo hizo con Lauren, podría hacerlo contigo. Hall, imagínalo, pasaríamos de mejores amigas a hermanas, estaríamos todo el tiempo juntas, seríamos familia. ¿Acaso no es la mejor oferta del mundo?
Había una pequeño pero poderoso argumento que no cuadraba con la declaración. Hallie perdió el color de su piel tras notar los huecos de la historia.
—Leila— las palabras se le atascaron en la garganta—, pero jamás te conté que perdí a mis padres.
Y la obra de teatro se terminó.
El semblante de la chica cambió drásticamente. Ladeó la cabeza para ocultarlo y camino hacia la puerta para colocar el seguro a la perilla. El sonido de cierre hizo estremecer a Hallie, que seguía arrinconada, pálida, confusa y sobre todo asustada de estar en la misma habitación con una completa desconocida.
—¿Has escuchado hablar sobre los doppelgänger? —dijo Leila todavía de espaldas. Hallie no quiso responder, no sabía a qué se refería y tampoco quería averiguarlo—. Es un vocablo alemán para definir a tu doble andante, una persona idéntica a ti, pero en versión malvada. Y cuentan que si te cruzas con ella podría llevarte a graves problemas, podría significar mala suerte o tu muerte. El doble oscuro buscará sustituirte... deshacerte de ti a toda costa.
Giró su cabeza para encontrase con la mirada perdida de Hallie.
—Y aunque solo sea una leyenda fantasmagórica... yo sí soy real—. una perversa y alucinante sonrisa adornó su rostro—. Y vine hasta aquí a destruirte.
.......
n/a: ¿A qué edad se enteraron que la verdadera villana de la historia jamás fue la madre de Zachary, y en realidad siempre fue la mejor amiga de Hallie?
Ay nooo, se me puso la piel chinita. ¿Se lo esperaban?
Yo sé que no, porque como Laila es buena, asumen que ella también JAJAJA
Bueno, apartir de ahora cada capítulo es super caótico.
El tema del Doppelgänger (si existe esa leyenda) es espeluznanteeeee, ahhhhhhhhhhhh.
¡Feliz 14 de febrero! Aquí está mi regalo de amistad <3 <3
Lo escribí con mucho amor JAJAJAJJAJA