¿Contigo sin Internet? (TERMI...

By KatQuezada

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¿Puede un adolescente vivir sin Internet? Para Zachary Blackelee eso es pan comido, él nunca ha usado el Wi... More

Prólogo
1.- Tanactofobia.
2.- Mobilfilia.
3.- Nomofobia compartida.
4.- Alektorofobia.
5.- Internet Best Friend.
6.- Mensajes subliminales.
7.- Reportes.
8.-Tecnofobia Vs Nomofobia
9.- Editiovultafobia
10.- Un secuestrador de gallinas
11-. Celulares defectuosos.
12.- Primera lección: Nuestra comunicación.
13.- El físico sí importa.
14-. Segunda lección: Aceptar.
15.- Alergia al Wi-Fi.
16.- Mi biblioteca eres tú.
17.-Máquinas de escribir.
18. Sin conexión
19.-La última canción y me voy.
20.-Astronautas.
21.- A kilómetros de distancia.
22.- Nuevos planes.
23.- Pero mínimo unos besos, ¿no?
24-. Un caldito de gallina.
25-. Batería al 100%
27.-Como un libro de wattpad.
28.- Lección de emojis.
29. Fonógrafo
30. ¿Contigo sin internet?
31. Ventajas y desventajas de la tecnología
32. La abeja y el murciélago
33. Hora de la verdad
34. Promesas que se desvanecen
35. Desvirtualizando
36. Amigas hasta la muerte
37. Fin de la comunicación
38. Nunca te enamores de un Blackelee
39. Aprender a soltar
40-. Datos agotados.
41. Doppelganger
42. Una llamada entrante
43. Una mariposa para despedirse
44. Un teléfono para recordar
45. Un hospital para seguir
Epílogo
Agradecimientos y NOTICIAS!!

26-. Menos besos, más lectura.

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By KatQuezada

Cuando la batería del teléfono de Hallie se agotaba, le causaba cierta ansiedad no seguir compartiendo lo que encontraba en internet, no deseaba perderse de algo en tendencia. A veces se desorientaba cuando se alejaba de las redes sociales, volvía a entrar, y no entendía nada de lo que todo mundo estaba hablando.

Cuando el porcentaje de batería llegaba a cero sentía que no podía hacer nada sin su celular. Si tenía alguna duda de lo que fuese, de cualquier cosa, todo lo terminaba googleando.

¿Le daba hambre? ¿Tenía antojo de algo? Googleaba platillos fáciles de preparar para no gastar tanto tiempo en la cocina y así continuar en internet.

Últimamente le interesaba conocer datos curiosos de la historia, por ejemplo, acababa de obsesionarse con un tema de teorías conspirativas sobre el Titanic.

Pero también había periodos cuando usaba el internet para ver tutoriales de maquillaje complejos o para aprender algo fuera de lo común, o algo que le serviría más adelante, aunque eso incluía almacenar información innecesaria en la memoria del celular, o en la mente.

El peor de los casos era cuando invertía tiempo en tutoriales que estaba segura que no iba a hacer, y, aun así, decidía verlos.

A veces descubría nueva música y aquello implicaba ver los vídeos, entender el contexto de la letra, y terminaba por investigar todo sobre aquél nuevo artista; con quienes había salido, con quienes sembraba una amistad, con quienes del medio artístico no se llevaba. Revisaba entrevistas, leía en Wikipedia las biografías, se unía a grupos de fans, discutía con otras personas en internet sobre gustos y chismes. Era un mundo sin fin.

Pero detestaba la idea de usar el teléfono conectado a la luz eléctrica, resultaba incómodo cómo el artefacto cambiaba a una temperatura ardiente y llegaba a acalorar las yemas de los dedos, incluso la mano completa.

Según Zachary, era dañino para la salud, y para evitarlo, lo intentaba dejar reposar mientras se cargaba la batería, y para no caer en la tentación, optaba por apagar el celular con la intención de no seguir pensando en él, y dejar que este llegara al cien por ciento de batería más rápido.

Pensó que si lo esperaba mientras dormía, no sentiría aquella necesidad de tenerlo entre las manos. Eran alrededor de las dos de la mañana y no podía conciliar el sueño, los minutos se convertían en una eternidad. Cuando cerraba los ojos, imaginaba una pantalla brillante y a sus dedos deslizar para ver fotos y vídeos.

Volvió a pensar en Zachary, él le decía que usar el teléfono móvil al anochecer provocaba insomnio:

—La exposición a luz azul antes de dormir inhibe la producción de melatonina, hormona encargada de regular el ciclo del sueño que empieza a producirse dos horas antes—le había dicho una vez—. Pero lo más interesante es que el sueño no afecta cuando lees un libro.

Hallie frunció el ceño.

—Es mentira, me has dicho que trasnochas cuando lees un libro.

—Soy un lector que no tiene autocontrol cuando me engancha una historia—había dicho entre risas—, pero en serio, nuestro cerebro reacciona diferente a comparación de estar en internet. Leer es relajante, la mente se concentra en una única actividad, lo que ayuda, de cierta forma, a desconectar de las preocupaciones y problemas cotidianos.

—Pues me pasa lo mismo cuando estoy en las redes sociales—quiso defenderse Hallie.

—Mmmh—Zachary lo dudó un poco—, siempre te he visto estresada cuando estás en línea, sueles anhelar lo que otras personas tienen, y en el peor de los casos, te comparas con esas vidas perfectas.

Hallie guardó silencio. No podía negar algo que era verdad.

—O cuando te quedas muy preocupada y pendiente por las interacciones en tus publicaciones—seguía argumentando Zac.

Hallie siempre refrescaba la página para ver si tenía nuevas notificaciones. A veces necesitaba la aprobación de los demás.

—Es un desahogo, como un diario. Hacer tweets, o historias de veinticuatro horas, me permite liberar el estrés.

—¿Y por qué no lo haces en una hoja y papel? —propuso amistoso—, nunca serías juzgada por personas que no conoces.

—No sé—, Hallie suspiró frustrada—, compartir mis pensamientos en internet es esperanzador. Pensar que alguien en el mundo siente lo mismo que yo en ese preciso momento, me hace creer que no estoy sola.

—No estás sola, Hall—pronunció Zachary cerca de los labios de ella—. Nunca lo estarás.

Pero Hallie no lo sentía así, aunque el corazón de Zachary permaneciera conectado al de ella, sentía que la manera de pensar tan diferente, los desconectaba. La idea de no compartir con él todo lo que veía en internet le resultaba frustrante, no podía enseñarle nada. Él no comprendía lo importante que era para ella.

El internet significaba una conexión directamente a lo que quería ver y escuchar. A veces deseaba con todas las fuerzas que Zac entendiera un poco más de lo que la juzgaba. Quería mostrarle ese mundo que tanto amaba sin remordimiento por gastar largas horas allí.

Entonces liberó la frustración colocando una almohada sobre la cara, y reprimió un grito con temor a despertar a sus tíos que dormían en el cuarto de alado.

Quiso revisar la hora en su celular, y este todavía no se terminaba de cargar. La ansiedad y autosaboteo seguía en aumento, por ello, decidió caminar de puntitas al escritorio y encender la laptop, necesitaba distraerse del celular pasando a la laptop. Dejaba de usar un dispositivo para ir a otro que tenía las mismas funciones.

Dos cuarenta y siete de la mañana indicaba el reloj del portátil. Se preguntó si Zachary estaría dormido, o tal vez seguía leyendo.

No estaba equivocada, Zachary también estaba despierto, desde su habitación, alumbrado solo por la lámpara del buró, y con un libro entre los dedos. Una luz les iluminaba el rostro; a Zachary una luz cálida, a Hallie una luz fría.

Pero ambos mudaban sus pensamientos a un lugar donde emanaba tranquilidad en sus tormentas, el tiempo se agitaba, cada día era un día menos para estar juntos, un día cerca del final de semestre...

Hallie tenía que hacer algo antes de que se agotaran los días y Zachary se fuera del país, anteriormente le había comentado el chico que su madre le había mostrado los boletos de avión, y aquello confirmaba el destino separado.

No deseaba perderlo, tenía que buscar de alguna manera de que Zachary superara su fobia, o al menos llevara consigo un teléfono para mantener contacto a la distancia.

Pero sentía el tiempo encima, como si fuese un cronómetro en el celular enviando vibraciones y señales que indicaban la hora de despedida cerca de ellos.

Investigó soluciones en internet, si había respuesta para todo, el internet tenía las herramientas para ayudar a resolver la situación. Existían tantas posibilidades, solo tenía que abrir una nueva pestaña, era como organizar sus pensamientos en carpetas.

Los intentos anteriores habían sido nulos, Zac siempre encontraría la forma de destruir los argumentos a favor del internet debido a su amplio conocimiento de ciencia, biología, física, química... Incluso geografía, ella podría googlear una dirección, y él podría saber de memoria las coordenadas, conocía los caminos sin necesidad de ocupar Maps para llegar a un destino. Hallie paró un momento, sus búsquedas eran como un callejón sin salida, como una dirección inexistente.

Recordó que cada quince minutos era necesario hacer pausas activas para no adormecer el cuerpo, debía descansar los ojos de las pantallas para que fuesen nuevamente lubricados ya que al pasar tanto tiempo mirando un punto fijo el ojo dejaba de parpadear y por consecuente, comenzaba a presentar problemas oculares y dolores de cabeza.

—Aghh—dijo Hallie entre bostezos y quejas. Otro dispositivo marcaba batería baja, y estaban por dar las tres de la mañana.

Colocó algo de música para inspirarse y lo volvió a intentar. No quería rendirse, aunque el sueño tocara la puerta de los párpados, no quería rendirse, aunque los dedos se le helaran por mantenerse rígida, no quería cambiar de posición, aunque le provocara la espalda tensa, y al día siguiente presentara molestias.

Googleó todo lo relacionado con libros con la intención de encontrar algo que le fuese útil para convencer a Zachary de usar un teléfono móvil, y le provocara el gusto por el internet.

Sentía que estaba cerca de descubrirlo, el teclado sonaba como si fuese marcado el trazo de palabras claves, clics del ratón la fueron guiando por las páginas correctas.

Y entonces... lo halló.

Encontró una red social de escritores y lectores que resultaba llamativa y adictiva a crear una cuenta y comenzar a interactuar con la comunidad.

Una plataforma naranja... wattpad.

Zachary necesitaba conocer wattpad y volverse adicto a leer en dispositivos.

A Hallie se le dibujó una sonrisa en el rostro. Creó una cuenta enlazada y pasó el resto de la madrugada probando la app y todo lo que ofrecía.

Ya sabía cómo llevar a Zachary por el mal camino del internet: las historias de wattpad.

•••

—¿Estás escuchando? —repitió en voz baja Zac, estaban en la biblioteca. Hallie asintió al tiempo que un bostezo le cruzó por el rostro—. No me digas que otra vez no dormiste por estar en internet.

Hallie sonrió, no sonaba como a un regaño de sus tíos, Zachary sonaba tierno cuando parecía preocupado por ella. Era como una manera de cuidarle el ciclo de sueño.

—Esta vez no—le aseguró Hall—, estuve leyendo.

—¿Un libro? —preguntó sorprendido—, ¿tú leyendo un libro?

—Sí, aunque parezca irreal.

—No—dijo en sarcasmo—, ¿Cuánto te pagaron?

—Lo hice por voluntad propia— Hallie enderezó la espalda, orgullosa.

—Mmmmh, no lo sé—se alzó de hombros—. ¿Cuál es título del libro? Conozco todos los títulos del mundo.

—Es imposible que conozcas este—comenzó a jugar Hallie con un mechón de cabello rubio.

—Pruébame, los sé todos—aseguró competitivo.

Hallie se acercó al rostro de Zachary, acortando la distancia entre sus labios y plantó un fugaz pero placentero beso.

—Ya te probé, y nop—dijo divertida—. Te prometo que no lo sabes.

Zac no se conformaba con un corto beso. Él disfrutaba besar a Hallie como si se tratara de leer un libro completo, y disfrutara cada línea, párrafo, página y capítulo. Los puntos y comas solo eran una pausa para respirar y seguir leyendo sus labios.

—¿Sabes? —detuvo el beso para mirar a detalle el rostro de la chica—. En tus labios encuentro todos los libros que quiero leer.

—Muy halagador—confesó Hall con un tono cerezo en las mejillas.

—Muy poético—compuso Zac.

—Muy lector de tu parte—ironizó y prosiguió a besarlo de nuevo—, ¿harías algo por mí?

—Lo que sea—dijo llevándose el labio inferior de Hallie—, pero menos disfrazarme de una gallina—aclaró.

Hallie soltó una risa bajita, la idea de tener una fiesta de disfraces de animales parecía divertido. Pero no era el momento.

—Tampoco haría algo relacionado con el internet—gruó Zac—, no me convencerías ni con besos—agregó apretando firmemente la cintura de Hallie, aquello ocasionó que la silla de la biblioteca se inclinara más hacia él por la fuerza de atracción.

—¿Ni con libros? —Hallie arqueó una ceja, divertida de la situación.

—Tentador—admitió doblando la cabeza—, pero no es suficiente.

—Te he dicho que nunca adivinarás el libro que leí—, le recordó.

—Y yo he dicho que lo descubriré en tus labios—abrió ligeramente la boca para atraerse con la de la chica.

Hallie no tardó en colocar el dedo índice sobre los labios de Zac, impidiendo el destino.

—Menos besos, y más lectura—aseguró con determinación—. Si me prometes leer este libro, te dejaré volver a besarme.

Aquello le enloquecía al chico. Mordió su propia lengua suprimiendo las inmensas ganas de volver a unir sus labios con los de ella, y aceptó. Pensaba que, si terminaba rápido de leer, podía volver a disfrutar el sabor tan adictivo de Hallie.

El chico se sentía confiado, creyó que se trataba de un libro grueso, o de algún libro en latín, para considerarse como un verdadero reto. En cambio, frunció el ceño cuando observaba cómo Hallie guardaba todos los libros de estudio en la mochila, y dejaba sobre la mesa solo el teléfono móvil.

Esto comenzaba a ser raro. Algo andaba mal.

Zac quiso abandonar el asiento, pero Hallie fue más rápida que él.

—No—lo hizo volver—, vas a leer conmigo.

—Pero...—suspiró Zac—, me has engañado. Un libro electrónico no es un libro.

—Entiendo.

—Y ya habíamos tenido esta conversación—prosiguió—, No voy a leer PDF's. Estoy en contra del robo de derechos de autor.

—¿Y si te digo que esto no es ilegal? ¿Y leer gratuitamente los libros beneficia al autor?

—¿Cómo así? —le causaba curiosidad algo tan contradictorio. Los autores ganaban por regalías, si leían su libro gratis en internet, ¿Cómo ganaban ellos?

—Cada lectura a un libro es una visita que se contabiliza y va posicionando la historia por encima de otras. Dando la oportunidad de que más personas lo lean, y la disfruten.

—Ajá, como funciona con las listas de betseller. ¿Y luego?

—No es igual—corrigió Hallie—, aquí estás desde el inicio. Conoces todo el proceso.

—¿O sea que son borradores de manuscritos? —no le parecía atractivo.

—Pero no es cualquier borrador—aseguró Hall—, es el indicado para convertirlo en una historia en papel. Es como descubrir un diamante y permitir que aparezcan en todas las notas periodistas porque tú lo encontraste.

—Déjame ver si entiendo, ¿quieres que lea libros que todavía no son publicados?

—Si—se le iluminó el rostro a Hallie.

—Entonces no son libros.

—Son libros.

—No lo son.

—Sí lo son.

—No.

—Sí.

Hallie suspiró y le dio un beso a Zac con la esperanza de convencerlo.

—Okay, si son libros—le dio la razón. Con cada beso atontaba a Zac y la mirada se le convertía enternecedora.

Después volvió a la realidad. Despertó.

—Oye, eso es manipulación—frunció el ceño, nuevamente, de manera tierna.

—Por favor—suspiró desesperada Hallie—, necesito que le des una oportunidad. Si tú lees el libro, alimentas la posibilidad de que se publique por una editorial. Sabes que es un campo demandante, no todos cumplen el sueño de ser escritores. Wattpad permite a nuevos autores ser descubiertos.

Zac meditó unos segundos, era difícil negar los deseos de la chica que amaba.

—Hagamos algo—propuso él—, te escucharé y si mencionas algo que revolucione la lectura, haré el intento de leer. Y no vale decir "el formato es digital".

—Bien—Hallie relamió sus labios—. Los lectores pueden cambiar el rumbo de la historia que leen, tienen la posibilidad de tomar y decidir el futuro de los personajes, convirtiendo la literatura en un proceso mucho más participativo. Ya no es aislado.

—¿Por qué?

—Puedes hacerle saber al autor lo que piensas capítulo a capítulo.

—Eso es como una reseña. Ya existe.

—Vale—asintió de acuerdo Hallie—, pero aquí es párrafo por párrafo, y es inmediato. No necesitas terminar un libro para hacerle saber al autor tu reseña, aquí puedes opinar desde la primera línea del libro. Mientras lees, compartes lo que piensas y sientes, ya no se queda encerrado en tu pecho, wattpad se convierte en un sitio seguro para ti.

Zac suspiró, la plática comenzaba a tornarse interesante. Pronto Hallie le explicó más sobre el sistema de la plataforma; podían mantener contacto con otros lectores que leían el mismo libro que ellos. Podían enviar mensajes directos, escribir una dedicatoria de capítulo, votar por un libro que les gustaba, podían dejar un comentario... era como por fin pertenecer a un lugar, a una comunidad lectora y escritora.

—Suena mejor que un círculo de lectura—admitió Zac—, ¿Puedo dar talleres?, ¿puedo trabajar en wattpad?

Hallie esbozó una sonrisa, pero negó con la cabeza.

—¿No existe un wattpad presencial?

Hallie río de la ocurrencia.

—Tendrás que conformarte con el sistema que se creó exclusivamente en línea.

A los oídos de Zachary el mundo de wattpad sonaba encantador hasta que mencionaba que era parte de una red social, y había un pequeño problema: sostener un celular para leer. 


-------------

n/a: ¿Se imaginan a Zac usando watttpad?

En NDEI pareciese que Dean le enseña a Zac wattpad, pero no. Antes mi niña se lo había enseñado... Do you get déjà vu? Do you get déjà vu, huh?

LLegamos a las 400k de lecturas, muchas gracias por seguir leyendo. 

La próxima actualización viene pronto, a modo de celebración. Nos vemos  ♡

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