—¿Cómo te sientes? —le pregunté a Carl mientras lo recostábamos en el diván.
Habíamos encontrado un estudio a las afueras de la ciudad, el estacionamiento tenía una reja que todavía se mantenía de pie y había pocos caminantes, así que no fue un gran reto para Merle y para mí deshacernos limpia y silenciosamente de ellos.
Una vez adentro nos encontramos con la fortuna de que estaba vacío, aún así Merle iría a revisar por si encontraba cosas útiles o problemas potenciales.
Si todo salía bien, estaríamos aquí hasta la noche siguiente.
Una fuerte tos me sacó de mis pensamientos, de inmediato puse a Carl de lado y le di palmadas en su espalda, aún no expulsaba sangre, la infección avanzaba lentamente, no cabía la menor duda de que me encontraba en una carrera contra el tiempo.
—Va-Vanessa... Agua, por favor —me pidió Carl mientras respiraba agitadamente.
Tomé la botella y la puse en sus labios, apenas y bebió dos sorbos.
—Te pondrás bien —le aseguré volviéndolo a recostar—. Debo de comenzar, Carl
—Vanessa —me llamó Merle, me giré de inmediato.
—¿Problemas?
—No, encontré este botiquín de primeros auxilios, estaba escondido, así que creo que está bien y también traje un jabón, aún está en su empaque —respondió.
—Gracias —dije y lo tome.
Del interior saqué el jabón y los demás recursos dentro, también el botín que había encontrado en el hospital.
—¿Estás bien? —me preguntó Merle en un susurro, yo asentí sin mirarlo.
¿Cómo le decía que había acabado de ver un escenario terrible hace tan solo unos instantes?
—Voy a necesitar que me apoyes, Merle, pero también que vigiles... Debo hacer esto rápido —le indiqué, él asintió.
Volviéndome hacia Carl, levanté su camisa y mire la herida, apreté mis manos en un puño y respire profundamente.
—Voy a desinfectarte, pero primero haré lo mismo conmigo —le dije.
Lavé mis manos a consciencia y luego procedí a hacer lo mismo con la herida de Carl, aún tenía buena coloración, estaba roja y sangraba, pero un la mordida alrededor parecía seria.
Tomé una jeringa y la anestesia, se la aplicaría directamente, no quería que durmiera para ya no despertar.
—Sentirás un pinchazo —le avisé, él asintió y lo inyecté, Carl soltó un quejido—. Lo lamento.
—¿Por qué, Vanessa? ¿Por qué me ayudas? —me preguntó con voz débil.
—Porque eres mi hermanito menor... No quiero perder a otro hermano —añadí en un susurro.
Con ese pensamiento tome el antiséptico del botiquín y lo rocíe sobre el bisturí recién sacado de su empaque, luego encare la herida.
—Merle... Enciende fuego —le pedí, él me miró extrañado—. Cuando pase el efecto coagulante de la anestesia, podría morir desangrado y hablando de ello, necesito que prepares dos bolsas, vamos a hacerle una transfusión.
—¿Sabes hacer eso?
—En teoría, nunca lo practique —respondí.
—Lo harás bien —me aseguró Merle dándome una palmada en el hombro.
Yo asentí y mire a Carl.
—¿Sientes esto? —le pregunté presionando mis dedos cerca de su herida, él negó—. Bien... Aquí voy...
Y sin más comencé a cortar.
Primero hice un corte alrededor de la herida, el foco de la infección, apenas y sangraba por no ser tan profundo. Respire profundamente y con las pinzas sujete su carne y comencé a despegarla de su cuerpo, en algún momento había hecho algo parecido para obtener material para analizar, pero no de un ser humano vivo.
Cuando quite la primera parte vi su carne, confirmando mi teoría, su mordida no era tan profunda, pero sí problemática, aún así no le tome importancia y seguí cortando y desprendiendo su piel, después procedí con el músculo, ahí comenzó a sangrar aún más, por lo que trate de controlar su hemorragia con presión, gasas y un coagulante en inyección.
No te dejaré morir, Carl... Me prometí mientras continuaba con mi tarea.
Pasados quince minutos mis dedos estaban manchados con su sangre y la herida estaba limpia en su mayoría, con un último corte me deshice de la marca de los dientes de aquel caminante.
—Merle, quita el bisturí del fuego —le pedí, me lo paso envuelto en un trapo.
—Carl, ¿Me oyes?
—Sí. Vanessa... No me siento bien...
—Es por la perdida de sangre, descuida, pronto terminaré —le avisé mientras presionaba levemente el bisturí contra las venas para que dejara de sangrar.
Apenas acabe esa tarea, limpié esa zona y le puse otra gasa encima, con cinta médica la sujete a su costado.
—La jeringuilla, Merle —le pedí mientras me pasaba un algodón con alcohol en mi antebrazo.
Con una tira de mi ropa apreté mi brazo y apenas recibí la jeringuilla, la inyecté en mi vena, en poco tiempo la sangre comenzó a fluir.
—Bien, ahora pon a calentar agua, apenas le ponga a Carl mi sangre, vaciaras el agua en una bolsa y la pondrás sobre su transfusión... Merle, es de suma importancia que me pongas atención, debes vigilarlo.
—¿Y tú? —preguntó.
—Es probable que me desmaye por la pérdida de sangre —le avisé.
—Vanessa...
—No discutas... No puedo tomar la tuya, los dos estaríamos en pésimas condiciones y eso sería problemático cuando amanezca.
—Pero...
—Merle —lo corté mientras movía mi mano, comenzaba a sentirla adormecida.
—Está bien —susurró vencido.
Los veinte minutos que tarde en llenar la bolsa me parecieron una eternidad y más aún cuando me dispuse a llenar la mitad de la otra, mi visión estaba borrosa, yo mareada y aún así pude sacarle un poco de sangre a Carl para eliminar la infección tanto como podía, después le conecté ambas bolsas y le inyecté el antibiótico más fuerte que había podido conseguir.
—Vanessa... Tengo sueño...
—No, no te duermas —le pedí tomando su mano.
—Lee mi carta si no sobrevivo... Cuida a Judith, a mi papá, a Alexandria...
—No, no lo haré si tú... Si tú no lo haces conmigo... —le pedí mientras mi vista se ponía borrosa.
—Vanessa...
—Merle... —lo llamé mientras me sumía en una completa oscuridad.
—Vanessa... Vanessa... Despierta, Daryl vino a verte —me llamó una voz familiar.
Con pereza abrí mis ojos y enfoque mi vista en la persona frente a mí.
—Hermano... —susurré con lágrimas en mis ojos.
—Lo has hecho bien, hermanita —dijo mientras me acariciaba la cabeza—. Me alegra ver que te ha ido bien sin mí, supongo que fue duro.
—Demasiado... Te extraño demasiado, a ti, a mamá, a nuestra hermana, nuestra sobrina, nuestro cuñado... Incluso extraño a nuestro padre... Me dejaron sola.
—No, no estás sola, siempre estaremos en tu corazón. Cuando necesites fortaleza, nosotros te la daremos, el muchacho...
—¿Lo voy a perder? —le pregunté frunciendo los labios.
—¿Quién sabe? De lo único que estoy seguro es de que tú tienes la clave para frenar todo, no lo olvides —dijo mientras se levantaba de la cama.
—Espera ¡No te vayas! —grité mientras lo tomaba de la manga de su playera, él rió.
—¿Y quién se está yendo? Vamos a bajar, mi buen cuñado está esperando por ti, no lo olvides, ¿Sí? Él es fuerte, puede cuidarte.
—Él se mete en más problemas que yo —repliqué mientras salía de la cama y lo seguía, mi hermano rió.
—Yo creo que se equilibran —opinó mientras abría la puerta y salíamos.
—Tengo miedo —murmuré mientras caminabamos por el pasillo.
—Es normal, estarías mal de la cabeza si lo no tuvieras... Pero también tienes algo a tu favor que ninguno de nosotros tuvo.
—¿Qué?
—Instinto de supervivencia. Recuerdo nuestras últimas semanas juntos, me salvaste tantas veces... Aunque yo era el hermano mayor, tú fuiste mi salvadora...
—Quisiera que todavía estuvieras físicamente conmigo...
—En algún momento nos volveremos a ver, hermanita, pero no pronto, tienes una larga vida que vivir y él te sigue esperando en su hogar —dijo mientras me señalaba el final de las escaleras.
Daryl estaba ahí y me miraba con una sonrisa.
—Ve —me animó mi hermano—. Y avanza sin miedo a nada, como lo haría la última de los Stride.
—Gracias —respondí mientras lo abrazaba con fuerza—. Dale mis cariños a todos.
—Lo haré... Y tú cuida a mis sobrinos cuando los tengas...
—Yo...
—Y vive sin miedo —repitió yo asentí y suspiré.
—Sigues tan testarudo —me queje, él rió.
—Puede ser... Anda, ve, no hagas esperar a Daryl, lo conoces —dijo y lo solté.
—Sí, puede hacer alguna tontería si no vuelvo pronto... Adiós, hermano.
—Hasta pronto, hermanita —respondió mientras me daba un beso en la frente.
Solté a mi hermano y mire a Daryl, con lentitud baje la escalera hasta llegar a él, quien me tendió su mano, sin embargo, apenas la toque, desperté de aquel sueño.
—Vanessa —me llamó Merle esta vez.
Me incorpore de inmediato, volviendo a caer contra la pared.
—No, no te muevas, come —dijo mientras me daba un pedazo de carne seca, la mastique sin ganas.
—Carl...
—Tuvo fiebre, pero despierta de a ratos, le puse paños de agua fría.
—Necesita más antibióticos —dije mientras me incorporaba e iba a paso lento con Carl.
Con miedo, puse mi mano sobre su frente, llevándome la gran sorpresa de que su fiebre había disminuído.
—Merle... —lo llamé, él fue.
—¿Qué sucede?
—Su fiebre... Baja... ¿Crees que...?
—Los experimentos en los que Milton me hacía ayudarlo me hicieron aprender algo y eso era que nadie sobrevivía más de veinticuatro horas... Según lo que nos dijo, el chico ya las superó, tal vez solo reste una infección... Vanessa, ¿Eso significa que las mordeduras se pueden tratar?
—Es una carrera contra el tiempo... Si cortas el foco de infección, detienes el virus que tenemos aquí —le dije mientras tocaba mi sien—. Pero depende de dónde fue la mordida, Carl tuvo suerte, no le dio en algún órgano vital, en una arteria o le arrancó un pedazo de carne, aún así, no podemos moverlo.
—¿Cuánto tiempo?
—Dos días como mínimo, tres sería el ideal. Incluso para mí, la sangre que perdí me tomara cerca de seis meses o más reponerla —me queje mientras preparaba una jeringa con el antibiótico—. Prepara un suero, con la fiebre, debemos de mantenerlo hidratado.
—A sus órdenes —respondió alegre.
¿Y cómo no estarlo? Habíamos logrado lo imposible, nuestro muchacho tenía otra oportunidad.
—Te vas a poner mejor, Carl —le susurré acariciando su mano.
—¿Y ya me vas a decir qué te ocurrió en el hospital? —preguntó Merle cuando deje a Carl.
—No y si es posible, no hablaré de ello en lo que me queda de vida —respondí mientras volvía al rincón de la pared y tomaba una botella de agua, estaba sedienta.
—¿Tan malo fue?
—Ni siquiera te lo puedes imaginar... Fue horrible... Merle ¿Crees que algún día podría ser buena madre?
—Claro que sí, basta con ver cómo cuidas a los pequeños, sé que con tus propios cachorros serias como una leona —bromeó, sonreí de lado.
—Pero es un gran riesgo...
—Recuerda que cuando llegue ese momento, no estarás sola y no lo digo solo porque tendrás a mi hermano, sino a toda Alexandria, Hilltop, el Reino... Todos te quieren en cualquier comunidad.
—Estoy un poco preocupada... Nos fuimos en un momento importante.
—Lo sé, por ello debemos de volver tan pronto como podamos, pero no por ahora, pondríamos en riesgo a Carl y a ti, y eso sería algo que mi hermano no me lo perdonaría y... Yo tampoco. Ya sabes, solo éramos él y yo, pero admito que me gusta tener una hermanita menor —dijo con sinceridad, lo miré con una sonrisa.
—Y a mí me gusta poder conservar esta familia —respondí—. Si todo sale bien... Llegaremos al final de todo esto, lo sé, lo presiento... Aún si el citio falló, podremos detener a los Salvadores y frenar a Negan.
—¿De verdad tratarás de dejarlo con vida?
—Le prometí a Carl tratar de hacer que esto funcionara... Te seré sincera, no me gusta matar personas, pero es evidente que a veces no hay otra opción, aún así espero que no me obligue a hacerlo... Todos merecemos cuantas oportunidades estemos dispuestos a recibir, pero con sujetos como Negan es distinto... Me pregunto ¿Qué habría sido de mí si hubiera terminado con su grupo y no con ustedes? En Atlanta...
—Imposible, tú estabas destinada a conocer a Daryl y ser una Dixon.
—Claro —concordé con una sonrisa—, pero...
—Con tus habilidades, Negan te habría tomado como una de sus líderes y tal vez te hubiéramos asesinado... Bueno, yo no, yo estaría muerto desde hace mucho sin ti, así que solo hubieran sido los demás... Eso o tú habrías encontrado la forma de mover una horda de caminantes a Alexandria, pero de manera efectiva y allí hubieran estado acabados...
—Lo pensaste muy rápido —observé con una ligera risa.
—Ya te había dicho una vez que yo me crié con todo tipo de escoria, conozco a los que son como Negan, él se cree un salvador y no lo digo solo por su nombre, aunque fue lo que me dio una pista... Cree que sin él su lugar se va al carajo y esa mentalidad la contagió con todos, a tal punto de convencerlos y hacerlos actuar como si así fuera, es listo y de aliado sería estupendo, pero no creo que todos piensen como yo.
—No —dije y me reí—. Aún estoy cansada, prácticamente me desmayé, no me dormí, ¿Te molestaría si...?
—Adelante, yo los cuido, si sucede algo, te despierto —respondió.
—Gracias, Merle... Eres un buen hermano mayor —murmuré antes de volver a quedarme dormida.
Sí, no estaba sola y cuidaría a esta familia tanto como pudiera, aún si eso significaba hacer cosas que nunca creí, como convencer a Rick de no matar a Negan por petición de Carl, vaya que sí estaba demente.
Ay, qué mala soy, no había actualizado desde diciembre, sí me había tardado, pero qué les puedo decir? Me deje llevar por el fic de La Batalla por el Olimpo, lo puse interesante, aún así decidí trabajar en este un poquito y me lleve la sorpresa de que, prácticamente, en el siguiente cap termino la temporada 8 y con ello empieza lo de mi cosecha, que no auguro sea más extensa que unos 10 o máximo 15 capítulos, así que sí, lamentablemente ya estamos en la recta final de nuestra obra, es triste y más porque gracias a esta gane muchos seguidores y palabras de aliento, que agradezco infinitamente, pero darle extensión a algo que es más pertinente darle un fin llevaría a capítulos son sentido y ahí sufriría el fic, aún así, aunque lo acabe, saben que habrá anexos como el especial de navidad, osea desde la perspectiva de Daryl, ese será el final, el broche de oro para un trabajo de casi dos años, creo, dos años que tuve su paciencia, lecturas y comprensión.
Pero bueno, ya me estoy poniendo sentimental, así que cortaré mi discurso hasta aquí, les amo muchísimo!
Ah, sí, hice un grupo de WhatsApp, tiene temática del otro fic, pero si les interesa y quieren convivir, los invito a unirse, el link está en mi perfil. Sin más que decirles, bye, cuídense mucho!