Cap. 48 - Incertidumbre.

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[El día del secuestro]

Esa mañana Alek se encontraba con una extraña sensación en el pecho mientras se encontraba en la cama de un hotel con Lydia dormida sobre él. Aquel vacío que lo aquejó se sintió terriblemente familiar, como si supiera que en algún lugar algo muy malo estaba pasando pero no sabía el qué.

Sentía una desesperante necesidad de regresar a casa, pero ahí estaba Gisell, quien lo había ignorado y evitado las últimas semanas. Alek había intentado permanecer ausente tanto como podía para no incomodarla y hacer aún más difícil la situación, intentaba darle su espacio. Pero aquella sensación era tan fuerte que hacía doler su cabeza de forma insoportable.

Tomó su teléfono y la pantalla iluminó su rostro en medio de la oscura habitación. Llamó al número de Gisell pero fue directamente al buzón de voz. No le sorprendió en absoluto. Desde que había ocurrido aquella pelea entre ellos, ella no había vuelto a contestar sus llamadas. Sin embargo, le parecía raro que esta vez no lo dejara sonar al igual que siempre.

Se levantó con un mal presentimiento dejando sobre la cama a Lydia, quien enseguida se despertó y se sentó adormilada para mirarlo.


-¿A dónde vas? - Le preguntó ella mientras Alek se vestía.
-Tengo que irme - La seriedad en la voz de Alek la alarmó de inmediato.
-¿Vas a ir con ella? - Preguntó sin poder evitar pensar en que si se encontraba con ella en cualquier momento se reconciliarían y pasaría a un segundo plano nuevamente.
-Tengo que ir a casa, necesito cambiarme - Insistió Alek restándole importancia a su pregunta sobre Gisell y caminó dispuesto a tomar su chaqueta.

Lydia se levantó de la cama rápidamente y lo abrazó por detrás. No sabía exactamente por qué, pero sentía que si lo dejaba ir en ese preciso momento lo perdería para siempre de forma irremediable.

-Quédate, por favor sólo un día más - Dijo ella pegando su cara a su espalda -Te necesito... solo un día más, lo prometo.


Alek se quedó de pie mientras Lydia lo abrazaba, pensó por un momento en que hacer y cuando a su mente vino la imagen de Gisell gritándole que ella no lo necesitaba y que se alejara, decidió quedarse con Lydia, al menos por un día más. Una decisión de la que se arrepentiría por el resto de su vida.

Alek había hecho lo posible por alejarla y hacer que se marchara. Sabía que si Gisell se iba, conseguiría la forma de tener una vida normal de nuevo. Terminaría con cualquier lazo que la atara él y el ambiente por el que se rodeaba que marchitaba todo a su paso. Sabía que era lo mejor para ella, aunque muy en el fondo seguía sin poder sacar de su cabeza la imagen de su rostro, el sonido de su voz y la sensación de tenerla entre sus brazos.

Inevitablemente pensaba en Gisell mientras estaba con Lydia y aunque estaba consciente de que lo que hacía era terrible y estaba mal, a Lydia no le importaba en absoluto, siempre y cuando estuviera con ella.

Si Alek se encontraba entre sus brazos, no le importaba que viera en ella la imagen de alguien más. ¿Le dolía? Por supuesto que lo hacía, pero nada se comparaba al dolor de no tenerlo. La idea de perderlo para siempre era mucho más aterradora que cualquier otra cosa en el mundo.


Al día siguiente cuando Alek por fin volvió a casa tan temprano por la mañana como pudo, se encontró con un silencio absoluto y abrumador, todo se sentía vacío y triste. Entró en su habitación pensando que Gisell aún seguía dormida y sintiéndose aliviado por ello. Sin embargo, lo que vió le provocó un extraño vacío en el estómago. Sobre su cama se encontraba el diario y el collar de Anya.
Rápidamente caminó hasta la habitación de Gisell y se encontró con la puerta abierta, estaba completamente vacía, la cama perfectamente tendida, faltaban algunas de sus cosas, las que más solía usar. La ventana abierta dejaba entrar una ligera brisa que movía la cortina de un lado a otro.

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now