EPÍLOGO

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— Búscalos, tendrán que estar por aquí en alguna parte.

El sonido de las fuertes pisadas recorrieron la casa con firmeza, cuarto por cuarto, pasillo por pasillo. Amenazantes. Escuchamos las puertas ser abiertas con exceso de fuerza, como si intentaran decirnos que se acercaban y estaban a punto de encontrarnos. Cubrí la boca de Viggo mientras miraba nerviosa por las rendijas del closet del cuarto de los niños. Llegarían pronto.

Observé el pomo de la puerta girar con lentitud, era la última habitación del último pasillo, sabían que estábamos ahí, no había escapatoria. Antes de que pudieran abrir la puerta por completo, salté hacia afuera y cerré la puerta de golpe, atrancándola con una silla que no aguantaría demasiado.

— Por la ventana ¡Rápido! —le dije a los niños mientras sostenía la silla en un intento absurdo por mantener aquella puerta cerrada.

Ambos niños se tomaron de las manos y abrieron la ventana como les había ordenado. A Viggo no le costó trabajo salir y ayudar a su hermanito en el proceso. La ventana colindaba directamente con el jardín, por lo que era la única ruta de escape.

Una vez que se encontraban ambos afuera, solté la puerta y salté la ventana de altura corta. Tomé a Viggo de la mano y cargué al más pequeño en mis brazos con la esperanza de que fuéramos lo suficientemente rápidos para escapar. Sin embargo, al doblar la esquina dispuestos a correr a toda prisa, nos topamos de frente con unos brazos que de inmediato nos rodearon.

— ¡Los atrapé! —dijo con una enorme sonrisa en el rostro al mismo tiempo que ambos niños gritaban.
— ¡NOO! ¡Papá, eres un tramposo! —vociferó Viggo mientras intentaba soltarse del abrazo que nos derribó a los 4 sobre el césped.
— ¡Papá es un tramposo! —repitió Arlan, como siempre, intentando imitar todo lo que salía de la boca de su hermano mayor.

Tras unos segundos de cosquillas, Berk apareció corriendo por el costado de la casa, el culpable de habernos dado un susto en el pasillo. Nos observó un momento y suspiró con notorio cansancio. Era la cuarta ronda de escondite y los niños habían aprendido a no dejarse atrapar tan fácilmente. Se dejó caer junto a nosotros y mantuvo la mirada en el cielo mientras recuperaba el aliento.

Muchas cosas habían pasado para permitirnos tal estado de paz y diversión. Desconfianza, recaídas y una interminable lista de traumas que ninguno estaba preparado para dejar ir y comenzar a sanar.
Convivir en paz nos llevó más tiempo del que nos hubiese gustado admitir. Cada uno con sus problemas y pensamientos intrusivos; Cada uno con heridas que nosotros mismos no nos permitíamos sanar por miedo a olvidar a aquellos que se quedaron en el pasado.


*5 AÑOS ANTES*


Me vi a mí misma reflejada en un espejo en medio de la nada. Todo alrededor se encontraba sumergido en oscuridad absoluta. La única fuente de luz provenía de las caóticas llamas detrás de mi reflejo. Era yo, sin embargo, una mirada perdida y vacía acompañada de una expresión en blanco me devolvía una imagen gris de lo que realmente era.
Era un sueño, estaba completamente consciente de ello y, aun así, una sensación nostálgica me invadió al presenciar a aquella persona tan diferente a lo que siempre pensé que sería en el futuro.

«¿Eres feliz?». Me preguntó aquel reflejo, como si mi respuesta fuera a mostrarle el camino que debía seguir. Como si intentara averiguar si realmente valía la pena seguir luchando... seguir viviendo.

Y aquella pregunta sonó tan irreal. Pensé que no tendría la fuerza suficiente para plantearme dicha cuestión a esas alturas de mi vida.
Tenía todo lo que en algún momento pensé que necesitaba para ser feliz y al mismo tiempo se sentía la ausencia de algo esencial. De alguien.

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now