Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️

Cap. 20 - Delirio.

Habían pasado días desde la discusión con Alek. Se había mantenido tan distante que apenas me dirigía la palabra. Al cruzarnos por el pasillo o la cocina, simplemente apartaba la mirada, era como si quisiera olvidar que yo me encontraba ahí encerrada con él. Su actitud me desconcertaba por completo, pero al mismo tiempo, definitivamente prefería eso al sentimiento de tener que cuidarme la espalda cerca de él. Prefería eso a volver a ser el blanco de sus arranques de ira.

No habló conmigo ni siquiera el día que dejó un periódico frente a mi sobre la mesa mientras me encontraba desayunando. Repentinamente se había dado cuenta de que era momento de dejarme saber cuánto tiempo había pasado desde que me secuestraron realmente.

Ver la fecha impresa me devastó por completo. Mi menté tardó un momento en asimilar lo que mis ojos estaban viendo. Lo que significaban realmente aquellos números. No podía creerlo, me negaba rotundamente a hacerlo. 

Una parte de mi sabía que había pasado un largo tiempo, que el reloj no se había detenido y que la vida seguía transcurriendo de forma habitual. Pero la parte más inmadura de mi mente deseaba que el tiempo se hubiera detenido, que al volver, mi vida seguiría tal y como estaba cuando me fui. 

Ese golpe de realidad me derrumbó por completo. 

Un año había pasado. 

Un año de mi vida se había ido y con ello vino toda una lista de cosas que también había perdido. Me perdí mi cumpleaños, el cumpleaños de Matt y el de mi padre. Me perdí las fiestas del verano que había planeado con mis amigos. Me perdí mi graduación de la escuela. Me perdí las celebraciones de navidad y año nuevo en el restaurante de mi padre. 

El peso de todo aquello que perdí y sería imposible de recuperar me hizo caer aún más al fondo. Me hizo hundirme en mi propia melancolía. Me sentía tan abatida que lloré todo el día sin parar. Ni siquiera Iván, Aurora o Kalev pudieron ayudar a apaciguar el dolor. Un dolor que no disminuyó con el pasar de los días.

Alek intentaba estar lo menos posible en la casa mientras que me mantenía encerrada sin permitirme salir, sin mantener contacto con el mundo exterior, aun a pesar de mis súplicas para que me permitiera contactar a mi padre, para al menos decirle que me encontraba bien aunque fuera mentira. Para averiguar si Matt seguía vivo, si mi madre había notado mi ausencia, si había alguien que al menos se estuviera preguntando ¿En donde estaba y a dónde había ido?

 Nada de eso ocurrió, Iván continuaba diciendo que tal vez eso era lo mejor, pues saber más de lo que estaba pasando en el mundo exterior podría causarme un daño aún peor. Tenía miedo de que me derrumbara por completo y de forma irreparable pero ¿Acaso no es lo que me estaba ocurriendo ya en ese momento? 

A pesar de todo, con el transcurrir del tiempo, el encierro se volvió más llevadero gracias a Kalev, quien siempre cuidaba de mi, me apoyaba, escuchaba y sostenía mi mano cuando era necesario. Fue la luz que necesitaba en medio de toda esa oscuridad. Fue él quien me sostuvo para que no cayera por completo. Pues incluso sin decir una sola palabra, podía sentir su apoyo, su presencia haciéndome saber que no estaba sola. Que sin importar lo que ocurriera, él siempre estaría ahí para mi.

 De vez en cuando, él llegaba con una sorpresa nueva para mí, algo que me ayudara a animarme o al menos, a distraerme un poco y aunque había momentos en los que lo que hacía me parecía un poco excesivo, me hacía demasiado feliz saber que a alguien realmente le importaba, que alguien se preocupaba por mí y que se tomara el tiempo de darme al menos un pequeño detalle.

Algunas noches podía ver a Alek llegar de sus peleas, a pesar de no demostrar nunca qué tan cansado estaba o cuando algo le dolía, podía darme cuenta de que cuando su caminar era encorvado y se limitaba a quedarse dentro de su habitación era cuando peor se sentía. Podía ver como cada día llegaba con moretones nuevos en la cara y heridas en los nudillos. Sin embargo, me mantuve en silencio.