Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️

Cap. 9 - Inestabilidad.

Cuando desperté estaba sola en la cama, afuera de la habitación se escuchaba como si estuvieran haciendo algo de comer, enseguida llego el aroma de o que fuera que estaban cocinando y mi estomago comenzó a rugir. No sabia que hacer, si levantarme y salir a ver o si esperar para no meterme en problemas. Solo la simple decisión de levantarme o no de la cama me provocaba tanta ansiedad que mi piel comenzaba a escocer, mi respiración se volvía inconsistente y el vacío en mi estomago me provocaba nauseas. 

Esperé un momento más, pensando en si debía siquiera moverme, hasta que inevitablemente el hambre me venció, me levanté poco a poco, sintiendo una vez más como mis piernas se encontraban completamente entumecidas. Las punzadas de dolor no tardaron en aparecer, haciendo que mi piel sintiera como si tuviera cientos de gujas clavadas. Caí de rodillas siéndome imposible mantener el equilibrio. Un vacío aún mayor se apoderó de mi, comencé a sudar frío imaginando lo que pasaría en caso de que él hubiera escuchado el ruido.

 Me quedé ahí, completamente petrificada del terror, esperando recibir algún golpe en el momento en que él entrara a la habitación. Con el pasar de los minutos, mi cuerpo comenzó a relajarse un poco de nuevo, hasta que por fin pude ser capaz de arrastrarme hasta el marco de la puerta. 
Una vez ahí me asomé lentamente con la esperanza de que no me viera, de que no me escuchara ni siquiera respirar. Vi a Iván con un delantal extraño y el cabello atado, cocinando. Había una pequeña estufa, un mueble de madera y una pequeña mesa con dos sillas, nada más. Todo el lugar era gris, estaba hecho de concreto y había algunas estructuras de metal sin terminar. Sobre la mesa había dos platos, un jarrón pequeño con una flor, dos vasos con jugo de naranja, entre otras cosas para comer. El otro hombre no estaba por ninguna parte. 

Lo miré por un momento pensando en si salir o no hasta que él volteo a verme y me sonrió.

-Por fin despertaste - Dijo él con una gran sonrisa - Ven, siéntate -  señaló la mesa y se giró para continuar con lo que estaba haciendo. 

Volví a hacer un intento para levantarme, pero fue en vano, mis brazos comenzaron a doler de igual forma. Él volvió a mirarme extrañado.

-¿Que pasa? ¿Por qué no vienes? 

-No me puedo levantar

-Oh... claro, claro, es obvio - Respondió como poniéndose la mano en la frente y riendo - Lo siento, debí suponer que no podrías caminar por el tiempo que estuviste en cama - se acercó a mi y me cargó en brazos - No te preocupes, no tardarás mucho en poder caminar de nuevo. De hecho probablemente sea hoy mismo, Intenta mantener tus pies en movimiento mientras estás sentada, así será más rapido - Me puso en la silla frente a la mesa con precaución y regresó a cocinar.

 Lo observe por un rato, seguía cocinando, moviéndose de un lado a otro, girandose para sonreírme de vez en cuando. Su simple presencia me tranquilizaba un poco, era realmente bueno en eso. Cuando terminó, sirvió la comida en los platos y se sentó frente a mi, yo miré la comida y luego lo miré a él. Cuando se dio cuenta volvió a señalar el plato para que comiera, así que lo hice sin protestar. 

Estaba simplemente delicioso, sin querer las lágrimas comenzaron a salir mientras comía, estaba conmovida por aquel gesto de bondad entre todo lo malo que me había pasado desde que me separaron de mi hogar y sin querer comencé a pensar en mi padre, ya no volvería a compartir con él aquellas mañanas en las que desayunábamos juntos. No volvería al restaurante que me vio crecer, ni tampoco compartiría los almuerzos con Matt.