Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️

Cap. 8 - Primera impresión.

Cuando caí de la cama comencé a gritar de forma casi inconsciente, mi cuerpo se sacudió y comenzó a temblar, lo único en lo que podía pensar era en ¿Qué fue lo que me hicieron esta vez mientras estaba dormida? No podía evitar pensar en los peores escenarios y una vez más, me sentí diminuta, débil e impotente. El hombre se levantó poco a poco con resoplidos que demostraban molestia, se sentó en la cama quedándose por un tiempo en completo silencio, hasta que soltó un gran suspiro y me miró por encima del hombro.

-Vuelve a la cama - Dijo él con una voz tan grave y fuerte que me provocó escalofríos.

Me quedé ahí en el suelo por un momento pensando en qué hacer. Intentando encontrar rápidamente una solución, una escapatoria. Mire a mi alrededor y a pesar de que todo estaba oscuro, podía darme cuenta de que no había lugar visible por donde pudiera escapar.

-Dije que vuelvas a la cama - Repitió él mientras le daba un golpe a la cama con bastante fuerza, lo que me aterrorizó por completo. Su tono notablemente más impaciente me advirtió que debía obedecer.

Sin pensarlo más, intenté levantarme, pero lo único que conseguí fue sentir un dolor tormentoso que recorrió por toda mi columna hasta mis piernas, dejé escapar un sollozo tras comenzar a sentir como si clavaran agujas en todo mi cuerpo. No sentía mis piernas, mi cabeza palpitaba de dolor y estar en medio de aquella espesa oscuridad no ayudaba en lo absoluto a que mi mente pudiera tranquilizarse. Me quedé paralizada por un momento, asustada por lo qué podría hacer aquel hombre si no me levantaba rápido. Volví a intentarlo pero el dolor se volvió aún más fuerte y paralizante.

-No puedo levantarme - Susurré finalmente para evitar que se enojara más y me lastimara.

No dijo nada, simplemente se levantó, solo podía ver sombras, pero definitivamente era demasiado alto y demasiado fuerte, verlo de pie me hizo sentir pánico y esa sensación sólo aumentó cuando escuché sus pesados pasos dirigiéndose hacia mí y lo único que puede hacer fue cerrar los ojos fuertemente y tensarme para esperar un golpe o algo que me hiciera daño.

Pero muy al contrario de lo que pensaba, se agachó, me cargó en sus brazos y me llevó de regreso a la cama, dejándome con sumo cuidado y poniéndome la sábana encima.

Aquel gesto me dejó sorprendida y completamente desconcertada, ya estaba acostumbrada a recibir golpes, malos tratos y nada más que eso. Lo que me hizo pensar en lo rápido que fui capaz de acostumbrarme a esa mala vida.
Él no volvió a acostarse, en cuanto me dejó en la cama tomó algo del suelo, salió de la habitación en la que estábamos y se escucharon algunos pasos más, subiendo lo que parecía ser una escalera antes del sonido de una puerta abriéndose y cerrándose rápidamente.

Pasé un largo tiempo esperando a que volviera, sintiendo una mezcla de curiosidad y ansiedad que me conducía al pánico momentáneo, pero eso no ocurrió, no pude dormir nada. Y me sorprendió ver que a pesar de que pasaban las horas la luz no aparecía por ninguna parte. Apenas me encontraba dormitando, vencida por el cansancio cuando el sonido de una puerta abrirse me despertó y me hizo sentarme rápidamente en la cama, cubriéndome al mismo tiempo con la delgada sábana tanto como pude.

Escuché pasos acercándose rápidamente a la habitación en donde estaba, prácticamente corriendo, una luz se encendió afuera y contigua a esa, la luz de la habitación también se encendió cegándome por un momento. Me cubrí los ojos con las manos esperando acostumbrarme a la luz.

Al quitarlas todo se veía borroso, pero poco a poco comenzó a mejorar, hasta que pude ver a un hombre alto y delgado de pie en el marco de la puerta, su cabello era rubio, largo y ondulado, el cual llevaba peinado en una coleta baja. Un par de mechones sueltos colgaban a los lados de su rostro. Su piel era pálida y sus ojos negros, tenía un bigote rubio bastante peculiar, debajo del cual había una gran sonrisa. Al notar que por fin podía verlo, inclinó la cabeza hacia un lado y acentuó más su sonrisa, cerrando los ojos y dando una cara absolutamente amigable.