Cap. 22 - Fantasía.

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-Hoy es un día especial ¿No?- preguntó Iván, pero no obtuvo respuesta. Lo normal.


Habían llegado a su destino desde hace poco más de una hora y ninguno de los dos se había bajado aún del coche o había dicho algo respecto al asunto.
Alek se quedó mirando al frente por un largo rato, por su mente viajaban recuerdos que pensaba que ya había olvidado. Se preguntó ¿En donde estaría él ahora si las cosas hubieran sido diferentes? ¿Ella seguiría con él o lo abría abandonado? Sabía que esta última era la respuesta, pero aún 9 años después, intentaba aludir el tema. 


-Ya no tienes que hacer esto, sabes.... tu no le debes nada - Dijo Iván con tono serio, intentando una vez más que si amigo siguiera con su vida, que de una vez por todas dejara el pasado atrás, aunque sabía perfectamente que no lo haría. 

- Le debo todo - Le respondió Alek y finalmente abrió la puerta del coche.


Bajo del coche con un ramo de rosas amarillas, a Alek siempre le había parecido un color irritante, pero esas eran sus favoritas, eso no lo podía cambiar.  Atravesó la deprimente entrada del cementerio, avanzó por el camino ancho y gris intentando no mirar a su alrededor. Caminaba entre las tumbas en un recorrido que ya se sabía de memoria... Y ahí estaba, una lápida gris, tosca y fría, sobre la cual estaba escrito... 

Anya Bellerose "Guarda mi sonrisa en el futuro"


-"Guarda mi sonrisa en el futuro" - Repitió Alek escuchando la voz de ella en vez de la suya y rio con ironía.

Cada vez que entraba a ese lugar, se sentía envuelto en sombras. Sentía su cuerpo pesado y su corazón comprimiéndose en su pecho.
La vergüenza de si mismo no le permitía ni siquiera mirar la lapida junto a la de Anya... la lápida de su hermano. 

Recordó el día en que ella le había hecho prometerle que si moría antes que él, Alek le llevaría cada año sus flores favoritas en su cumpleaños a su tumba, se quedaría ahí con ella, le hablaría sobre cualquier tema y recordaría cada momento feliz que tuvieron juntos. Le hizo prometer que no se olvidaría de ella pasara lo que pasara. Que no la dejaría abandonada en ese lugar triste, solitario y silencioso. Que no continuaría su vida sin ella.

Alek dejó las flores casi de mala gana, miro una vez más la lápida y sintió que la rabia lo invadía. ¿Por qué lo había hecho prometer aquello? Ahora se sentía obligado a cumplir con su palabra. 
Había tantas preguntas sin responder sobre lo que Anya había hecho, que solo recordar algunas de ellas lo hizo recaer de nuevo en la impotencia.


-Que no te dejara sola dijiste... pero el único que se quedó solo aquí fui yo... no es justo, nada de lo que hacías era justo nunca.


 Apretó los puños dentro de los bolsillos de su chaqueta de piel, sacó un cigarrillo y lo encendió. Vio una vez más en sus manos el S.T. Dupont color vino con detalles dorados que ella le había regalado poco antes de morir. Recordó el día que le dio aquel obsequio, la promesa que venía junto con aquel lujoso objeto.  Ella prometió que se trataba del último trabajo... él último para que finalmente se fueran juntos de esa ciudad y dejaran todo atrás.


-Conocí a alguien, Anya... por alguna razón ella me recuerda mucho a ti - Alek rio un poco y continuó - Sé que ahora tú estarías completamente furiosa diciendo que no se parecen en lo absoluto... recuerdo que me hiciste prometer que después de ti, no volvería a sentir nada por nadie pero... - Hizo una pequeña pausa en la que sintió como su animo decayó hasta el suelo - tú nunca cumpliste ninguna de tus promesas.

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora