Cap. 21 - Discordia.

2.8K 224 18
                                    


Me sentía congelada ante la mirada de Kalev, su rostro tenía una expresión que nunca había visto en él, era una combinación entre enojó y decepción. Y justo cuando estaba a punto de decir una palabra, sólo pude quedarme con la boca semi abierta.

Sentí cómo las manos de Alek se ponían sobre mis hombros y me jalaban hacia él.

Sólo quería correr y desaparecer, sentía tanta vergüenza de que Kalev me viera así, aunque yo sabía que nada había pasado, toda la situación se prestaba para mal interpretaciones y de algún modo me sentía comprometida con Kalev. Había sido tan bueno conmigo, me había hecho olvidar en pequeños lapsos de tiempo toda mi situación, sentía como si estuviera en deuda con él y yo se lo agradecía así, simplemente quería desaparecer.

Quería explicarle, quería decirle que nada había pasado, que incluso podía atreverme a decir que estaba empezando a sentir algo por él, que no quería que bajo ningún motivo se molestara conmigo o tuviera pensamientos erróneos sobre los límites que tenía con Alek, pero fue en ese momento cuando confirmé una vez más que yo simplemente ya no era dueña de mi vida y que no podía hacer lo que quería.

Kalev seguía parado delante de la puerta, tan sorprendido como yo. Parecía estar conteniéndose a si mismo para no lanzarse en ese mismo momento contra Alek a mis espaldas. Tenía miedo. Si eso ocurría, sabía que no sería capaz de detener a Alek, de evitar que le hiciera daño.


-Alek... ¿Qué es esto? ¿¡Qué mierda hiciste!? - Gritó Kalev tan enojado que su voz me hizo temblar.

-¿Pero a dónde crees que vas? - Dijo Alek mientras me jalaba hacia atrás y rodeaba mi cintura con su brazo -Todavía no terminamos - cerró la puerta de golpe al terminar de pronunciar aquellas palabras, estaba en shock. No tenía idea de lo que hablaba. No sabía lo que estaba planeando al hacer eso.

-¡Abre la maldita puerta, hijo de puta! ¡Voy a matarte! - Gritaba Kalev mientras golpeaba la puerta con toda su fuerza.

-Gran error Kalev - Murmuró Alek tan despacio que parecía estarlo diciendo para si mismo mientras tenía una ligera sonrisa de incredulidad en los labios - Mala elección de palabras...

-¿Porqué hiciste eso? - pregunté desesperada, al borde de las lágrimas al escuchar a Kalev tan enojado. El se limitó a cubrir mi boca con su mano y sostenerme firmemente para evitar que fuera a abrir la puerta.

-Ya me lo agradecerás - Dijo Alek sin soltarme - Solo quiero que pienses por un momento en lo que pasaría si esta reacción de Kalev fuera en tu contra. Si en lugar de enseguida culparme a mi, hubiera pensado que fuiste tú quien entró aquí. 


No tenía idea de lo que hablaba o a lo que se refería, pero no me permitía hablar para preguntárselo tampoco, por lo que simplemente me quedé analizando los motivos de que me dijera aquello.

Después de un rato de gritos y múltiples amenazas por parte de Kalev, finalmente todo quedó en silencio. Me soltó para ir a abrir la puerta, se asomó a ambos lados para asegurarse que ya se había marchado, simplemente se hizo a un lado y extendió su mano en señal de que ya podía salir.


-Creo que deberías ir a descansar, tu cara dice a gritos que no dormiste nada anoche - Dijo mirándome seriamente con el rostro levantado y la cabeza recargada hacia atrás en la pared - Y de nuevo... lamento lo que pasó, eso no volverá a ocurrir.


Cuando pasé junto a él, me detuve por un momento,  quería decirle tantas cosas, quería reprocharle por lo que acababa de hacer con Kalev, quería exigirle las respuestas que necesitaba, quería decirle que lo odiaba, que no quería estar ahí, pero las palabras no salieron, sólo lo miré con los ojos llenos de lágrimas y salí ahí sintiéndome indignada.

Corrí hasta mi habitación, me sentía tan abrumada, tan cansada que simplemente me dejé caer sobre la cama, no sabía que hacer. Lleve mis manos hasta mi cabeza y comencé a apretar mi cabello tan fuerte como pude, de alguna forma me aliviaba sentir el dolor.

Me di cuenta que había un punto al que siempre llegaba cuando me sentía demasiado estresada o angustiada. El inminente momento en el que me desconectaba de todo. No quería hacer nada, ni siquiera tenía la fuerza suficiente para moverme, era como si mi mente se desconectara de mi cuerpo, hasta que finalmente y sin poder evitarlo me quedaba dormida... esa era mi forma de afrontar lo que estaba pasando.


Dormí profundamente por un largo tiempo. las horas pasaron sintiéndose como minutos. Durante ese tiempo mi subconsciente me traicionó cruelmente... tuve un sueño que me perturbó por completo, un sueño que me perseguiría el resto del día y por un largo tiempo más. Haciéndome ver de forma completamente diferente una situación que sabía perfectamente que no debía normalizar.

En el sueño, volvía a estar en la habitación de Alek, lo veía de pie como si estuviera esperándome, como si supiera lo que estaba pensando y por lo tanto, lo que estaba a punto de ocurrir. Sin decir nada caminaba la distancia que nos separaba y me lanzaba a sus brazos haciéndonos caer a la cama. Mientras yo estaba encima suyo besándolo casi con desesperación, el comenzaba a recorrer mi cuerpo con sus manos, sus caricias hacían que escalofríos recorrieran mi espalda y mi cuerpo se sintiera electrificado. Se sentía bien, tan bien que casi quería llorar.
Lo sentía debajo de mi, sentía cada uno de sus músculos y su piel irradiando calor al contacto con mis manos.
Se levantó junto conmigo y dejándome con cuidado y  un cariño embriagador sobre la cama. Terminó de desnúdame con delicadeza al igual que él y se posicionó sobre mí cubriéndome con su cuerpo, haciéndome sentir segura. Yo lo recibí con un dulce beso que hacía que mi corazón latiera con fuerza dentro de mi pecho, con una de mis manos acariciando el cabello de su nuca y con la otra lo tomaba con fuerza de la espalda, presionándolo contra mí para que no se apartara ni un segundo. Para que la sensación de soledad no tuviera oportunidad alguna de volver.
Hasta que eché mi cabeza hacia atrás y junto con un suspiro, sentí como  entraba en mi, dejando escapar gemidos al ritmo de sus embestidas que al principio eran lentas, pero cada vez se volvían más rápidas y más fuertes. No sentía dolor, no sentía tristeza ni incomodidad. Me sentía amada, protegida y completamente feliz. Cuando finalmente ambos explotamos en un orgasmo compartido, nos abrazamos abrazados, jadeantes y tan felices que ambos comenzamos a reír a carcajadas de la nada mientras yo pegaba mi cabeza en su pecho, escuchando los fuertes latidos de su corazón.

Su corazón... hasta ese momento no abría pensado que él tenía un corazón en el que también guardaba sentimientos.

En ese momento desperté...


-Un buen sueño, supongo... estabas haciendo ruido - Dijo Alek sentado junto a mi cama mientras se fumaba un cigarrillo.

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now