CAPÍTULO 17

23.4K 4.4K 1.6K
                                    

¡AMORESSSS, para celebrar que  LA MANGUERA QUE NOS UNIÓ será publicada en físico por NovaCasaEditorial,  vuelve a WATTPAD por tiempo limitado! A partir de hoy, todos los días tendréis un capítulo nuevo hasta terminarla. Disfrutadla mucho y, sobre todo, divertíos con ella :D.

________

Ahhhhhh! —chillo al darme cuenta de lo que estoy empuñando, pero sé que si muevo un solo dedo y lo suelto se dará de bruces contra el suelo.

—¡Suéltameee! —Se agarra como puede a las cortinas para elevarse y estas se arrancan, haciéndolo tomar una postura mucho más complicada.

—¡Sujétate a mí! ¡A mis hombros! —le indico al ver que ya casi está haciendo el pino puente y, con lágrimas en los ojos, niega con la cabeza. Sabe que si aparta una sola mano de la pared no podré aguantar su peso y, por la caída, es posible que se vuelva a romper la pierna. Creyendo que todo está perdido, echo la otra mano con intención de hacer más fuerza y así poderlo ayudar. Sus gritos llegan hasta el pasillo.

—¡Me la arrancas! ¡Me la arrancassss!

—¡Vamos, joder! ¡Muévete! —le riño mientras tiro con más fuerza. Se está entregando al dolor y no me está ayudando—. ¡Haz algo de una vez! —jadeo con esfuerzo.

En ese momento la puerta que tengo a mi espalda se abre y, al girar la cabeza, me encuentro de frente con dos auxiliares. Una pestañea confusa mientras que la otra abre su boca. Solo un nuevo grito de Gorka logra sacarlas de ese estado.

—¡Dios mío! Pero ¿esto qué es? —dice la más mayor sin moverse de donde está.

—¡Se cae! ¡Ayudadme! —Les pido desesperada al notar que su pene comienza a escurrirse de mis manos. Solo cuando se dan cuenta de que es algo serio corren hacia nosotros.

Entre las tres evitamos que se caiga y mientras que una lo agarra por la espalda, la otra tira de su cabeza; entonces él mismo, con sus brazos sujetándose a mí, termina de levantarse. Cuando ya no puedo hacer nada más me aparto para dejarlas trabajar y terminar de sacarlo de la ducha. Me siento en el inodoro avergonzada. No sé qué es lo que habrán pensado al entrar, pero casi que me lo puedo imaginar.

—Deberíamos de llamar al médico —balbucea una de ellas—. Creo que se le ha..., se le ha quebrado el pene.

—¿Qué? —Miro sin pensar, preocupada, y aunque cubro mis ojos con rapidez por la impresión, me da tiempo a verlo y está exactamente igual que lo recuerdo.

—¡Dios mío! ¡Es verdad! —dice la otra y Gorka, como siempre, no lo deja pasar sin más.

—¿Qué? ¡Nooo! —dramatiza—. ¡Todo esto ha sido por su culpa! —me señala y casi puedo imaginar lo que viene. Ni dolorido puede dejar escapar la oportunidad de hacérmelo pasar mal—. Cuando te dije que necesitaba que mi tortuga estirase el cuello, no me refería a esto —se señala el miembro con las dos manos—. ¡Mira cómo me la has dejado! Ahora parece el cogote de una jirafa.

—¡Para ya! —me quejo y las auxiliares nos miran extrañadas—. No le hagáis caso. Esa... monstruosidad es suya por naturaleza. Tiene el cerebro tan deforme como su maldito cíclope —digo cabreada y Gorka comienza a carcajearse.

Al descubrir que está bien, las chicas, sintiéndose tan avergonzadas como yo, le dan una toalla para que se cubra y mientras lo ayudan a vestirse las risas y miradas cómplices entre ellas no se me escapan. Al final lo acompañan a la cama y cuando se aseguran de que su pierna está acomodada, se marchan entre chismorreos.

—Al final nos van a echar de aquí —murmuro mientras me echo sobre la mía y conecto la mascarilla. Llevaba ya un rato notando que me faltaba el aire, aunque ni de lejos estaba siendo tan agobiante como la última vez. Sin ganas de hablar, me coloco de espaldas a él y trato de relajarme mirando a la pared. No sé cómo se las arregla pero, de una forma u otra, cada vez que está conmigo acaban pasándome cosas así. Parece que tiene imán para ello. Yo que siempre he huido de este tipo de temas... Y si ya de por sí eso es vergonzoso para mí, cuando añade sus malditas frases es todavía peor.

LA MANGUERA QUE NOS UNIÓ - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora