Capítulo 95.

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Maratón 5/6

Max.

Bostezo. Doy un último sorbo a mi taza de café mientras veo como un grupo de seis chicos entra en el salón. Después de lavarla, dejo la taza en el estante del que la he cogido y salgo a la terraza de la cocina.

Desde que he salido de nuestra habitación y he bajado a la cocina, me he cruzado con más de veinte personas. Cada una de ellas eran completamente desconocidas para mi.

Miro hacia abajo, a la playa. Un pequeño grupo de personas está subido a varias escaleras mientras enrosca la cinta de flores alrededor del primer arco cuadrado que han echo con las columnas que llevaron ayer. Todo ha cambiado tantísimo desde ayer que, ahora mismo, cobraba el sentido que ayer aún no tenía.

-¡Max!- grita Bella. Me giro y la veo en la entrada de la terraza, con el pelo aún sin peinar y tapada con una bata blanca.- ¿En qué armario guardamos ayer los cuadros? Los chicos se los van a llevar ahora para colocarlos abajo.

-Te acompaño ahora.- miro hacia abajo de nuevo.- ¿Has visto como está quedando todo?

Niega con la cabeza. Le hago un gesto para que se acerque a la barandilla junto a mi y esta viene. Nada más verlo, sonríe.

-Será una de las bodas más bonitas a las que he ido.- levanta la mirada.- ¿Me acompañas a coger los cuadros?

Asiento con la cabeza y, sin decir nada, la sigo hasta el salón. Se ha emocionado y, aunque me preocupase, sabía que era por el mismo motivo que lo de anoche.

***

Bella.

Sujetando la funda que contiene el traje de novia, entro en la sala en las que nos han maquillado y peinado tanto a las damas de honor como a Sam. 

Cuelgo de una barra la funda y al lado de esta, en el suelo, coloco la caja en la que están guardados sus zapatos de tacón.

-¿Nerviosa?- sonrío a Sam mientras terminan de peinarla.

Sam me devuelve la sonrisa.- Diría que demasiado.

Las dos reímos.

La veía ahí sentada, impaciente, con ganas de que pasase la hora que queda para darle el "Si, quiero" a la mujer de la que se ha enamorado y, inconscientemente, me imaginaba que sentiría si la novia fuese yo. Hago que esos pensamientos desaparezcan de mi mente y salgo de la sala para recoger los vestidos de las damas de honor.

De camino a mi habitación, me doy cuenta de que el palacete está completamente vacío, que no se escucha ni el más mínimo sonido y eso, solamente era señal de que todos esperaban fuera a que empezase la ceremonia.

Nada más entrar en la que ha sido mi habitación durante todos estos días, camino hacia la mesita de noche que hay de mi lado de la cama y cojo la hoja en la que he escrito el pequeño discurso que daré en la ceremonia. La guardo en el bolsillo de la bata y, a continuación, cojo cada una de las fundas que contienen los vestidos de damas de honor.

En cuanto vuelvo a la sala y entro, me encuentro a Sam vistiéndose. La chica me mira, sonríe.

-¿Nos ayudas a abotonarlo detrás? No me olvido del día que lo dijiste en la tienda.

Río.- La duda ofende.

*** 

Max.

Todo estaba precioso, han cuidado hasta el más mínimo detalle para la ceremonia y eso, se veía reflejado en cada rincón. El pasillo que lleva al altar, desde que comienza hasta que termina, está rodeado de grandes flores rosas y blancas acompañadas por pétalos blancos del lado interior del pasillo de mármol blanco.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora