Capítulo 86.

2.9K 174 59
                                    

Max.

Miro el techo blanco del salón. Desde que anoche llegué a casa, había pasado todo el tiempo con la mirada fijada en el techo. Como si me fuese a dar alguna solución a todos mis problemas.

Daría igual para donde mirase o lo que hiciese, mi pensamiento iba a ser Bella y, por desgracia, según habían pasado las horas, me había dado cuenta de que la había cagado, de que ella tenía razón en todo lo que había dicho. Pero aún así, no sabía como volver a donde ella ni que hacer y el motivo era tan simple como que no quería pasar por lo mismo que ya habíamos pasado los dos.

Bella.

Miro por la cristalera el paisaje. Ya había amanecido hace un par de horas, las mismas que llevaba contando para poder volver a Londres y olvidarme de todo lo que había pasado en el viaje y aquí.

Quizás el echo de no querer sufrir por segunda vez, hacía que me quisiese ir de Barcelona lo antes posible y, por ese mismo motivo, había pasado toda la noche sin pegar ojo y preparando todo para el viaje.

Mi pensamiento desde que Max había sido que debería dejar de pensar en el pero, sin embargo, cada vez pensaba más en el. Estaba dolida pero, en verdad, ya habíamos pasado por lo mismo y lo que menos quería, era exigirle o pedirle explicaciones de algo que deberíamos haber dejado atrás hace ya mucho tiempo.

***

Había pasado toda la mañana decorando el piso. La mayoría de objetos de decoración que había pedido que me enviasen ya han llegado esta misma mañana y, en cierta parte, agradecía estar ocupada con todo ese tema.

Meto la esponja del cojín en la última funda que quedaba por rellenar. Cuando termino, coloco los seis cojines por toda la cama. Después de colocarlos todos, miro desde lejos la habitación y, por un instante, sonrío.

Iba a ser mi rincón para esconderme. Cuando tuviese problemas o necesitase calma, vendría a Barcelona y tendría este piso en el que pensaría y escribiría como hace años, había echo en el piso de Max.

El timbre suena por todos lados, frunzo el ceño inconscientemente. Louis había quedado en venir una hora antes de que me fuese para llevarme al aeropuerto.

Inevitablemente, tenía miedo, miedo a ver a Max antes de irme por lo que pudiese pasar pero, aún así, era incapaz de no abrirle la puerta. Miro por la mirilla y al otro lado de la puerta, veo como está Max mirando hacia abajo.

Suspiro nerviosa. A continuación, abro la puerta de la entrada y el chico levanta la cabeza. En muchísimos otros momentos le había visto mejor cara.

-¿Te ha pasado algo?- pregunto sin dejar de mirarle.

-¿Podemos hablar? Yo...

-Pasa si quieres.- me aparto a un lado de la puerta pero Max sigue en el mismo sitio.

-¿Vamos a hablar por aquí cerca? Prefiero salir.

-Eh... Vale, como quieras.

Cierro la puerta del piso y le sigo hasta el ascensor. No sé a donde quiere ir ni que quiere hablar conmigo pero, fuese lo que fuese, nos lo debíamos.

Durante varios minutos y en silencio, sigo sus pasos hacia la playa. Cuando bajamos las escaleras, nos sentamos en el mismo lugar que la primera noche cuando nos encontramos.

-Tienes razón con todo lo que dijiste ayer.- dice nada más sentarse.- No debería echarte en cara el no hablar cuando todo estaba mal porque ninguno de los dos lo hizo.

Muevo la arena con mi mano.- Yo solo te puedo pedir perdón por no haberte dicho antes que estaba escribiendo todo lo que sentía pero la verdad es que es algo tan privado para mi que nunca se lo he enseñado a alguien para que lo leyese.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora