Capítulo 28.

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Maratón 2/4

Bella.

Busco en mi bolso la tarjeta que el recepcionista me había dado. En cuanto la encuentro, abro la puerta de la suite que compartiríamos durante estos dos días y la mañana del siguiente día y soy la primera en pasar al interior de esta con el carrito.

Sonrío.- Me encanta.

Dejo el carrito de Alan a un lado de la entrada de la suite. Saco al bebé del carrito mientras Max entra y, tras dejar el carrito en la entrada de la pequeña cocina, camino hacia el final de la suite.

La habitación era increíble. La pared de la cama estaba pintada era de color crema y con dibujos de ramas de árboles. Además, las paredes eran de madera y la cama era una de las más grandes que había visto en un hotel. Delante de la cama, habia un escritorio alargado de madera de color crema al igual que el sillón. En la pared del final, era una gran cristalera por la que podías ver las luces del hotel reflejadas en la piscina del jardín y el otro lado del hotel, también iluminado con luz morada. Antes de la habitación, se encontraba uno de los dos baños de la suite y, entre la que sería mi habitación y el baño, había un pequeño pasillo que llevaba a la habitación de Max que se podría decir que es exactamente igual que la mía.

-¿Te gustan las luces?- pregunto a Alan ya que toca la cristalera de la habitación de Max justo en donde aparecían las luces moradas.

El bebé sonríe al mismo tiempo que intenta coger una de las luces. Max camina hasta nosotros y suelto una carcajada cuando imita al bebé intentando coger las luces moradas.

-¿Bajamos a cenar?- dice Max al mismo tiempo que dejo a Alan junto a Izan en la cama del chico.

Le miro mal. Cojo de nuevo a Alan y vuelvo a dejarlo en la cama por segunda vez.

-¿Y si nos cambiamos de ropa? Así si Alan se duerme después, no tenemos que despertarlo para cambiarlo y yo estoy más cómoda.

-Pues mientras yo me ducho.- Max se tumba en la que será su cama y continúa.- ¿Tu no te duchas?

-¿Tu no tienes frío?- pregunto divertida en un tono bastante alto.- Además, me he duchado a la mañana.

Max suelta una carcajada.- Vaga hasta para ducharse.

-Tu eres el que está tumbado en la cama.

Los dos reímos.

-Me iré a duchar antes de que la enana saque su fuerza y me tire de la cama.- dice incorporándose en la cama.

Suelto una carcajada. Golpeo su hombro cuando pasa y, en cuanto desaparece, soy yo quien se tumba en la cama.

Tiro mis deportivas en el suelo de la habitación. Cojo a Alan en el aire y lo coloco en la cama de manera que pueda quitar sus deportivas sin tener que incorporarme en la cama.

-¿En donde hay toallas?- pregunta Max entrando en la habitación. En cuanto me ve tumbada en la cama, abre la boca en forma de haciéndose el indignado.- Lárgate de mi cama o haré que lo hagas.

Suelto una carcajada.- Intenta hecharme.- digo en un tono desafiante.

Max sienta a Alan en el centro de la cama haciendo que tema por lo que pueda hacer. El chico camina hacia el lado de la cama en el que estoy tumbada y observo como camina hacia mi mientras me planteo el levantarme y salir corriendo.

-Te doy una segunda oportunidad para que te largues.

Niego con la cabeza aguantando la risa y Max ríe.

-Tu lo has querido.- de un segundo para otro, me levanta de la cama cogiéndome en brazos. Corre hasta la que será mi cama durante estos días y deja caer mi cuerpo sobre esta.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora