-¿Qué tal la ducha?- pregunto divertido. Doy un beso a Ainhoa mojándome toda la cabeza y cuando me voy a separar, la chica no deja que lo haga.

Me mira pícara.- Sería mejor si estuvieses aquí.

Suelto una carcajada.- No me esperaba esta propuesta indecente de tu parte.

Ainhoa ríe y a continuación, vuelve a besarme.

Mientras el beso continúa durante un par de minutos, la chica se deshace de mis pantalones cortos y mi calzoncillo. Paso al interior de la ducha ya que aún seguía fuera y aprovechando que nuestras bocas se separan, me quito la camiseta. Vuelvo a besarle.

Levanto a Ainhoa del suelo y, a continuación, meto mi pene en su vagina. La chica clava sus uñas en mi espalda mientras gime contra mi boca.

***

Ayudo a Ainhoa a bajarse de la góndola, nuestro viaje en esta había terminado y ahora nos tocaría visitar andando cada rincón de la zona en la que nos acaban de dejar.

Habíamos paseado por casi todo Venecia en góndola, los dos a solas, observando embobados cada rincón de la ciudad ya que todo era precioso. Desgraciadamente, por un momento, Bella había vuelto a mis pensamientos ya que me la imaginaba fotografiando todo lo que se cruzase en su camino.

-¿Entonces te arriesgas a conducir la moto cuando volvamos a Roma?- pregunta Ainhoa saltando encima mío.

Suelto una carcajada.- Por supuesto.

Los dos reímos.

Había dudado en si recorrer la ciudad en moto o sería mejor dejarnos llevar por un guía turístico pero, después de darle un par de vueltas al tema, había llegado a pensar que lo mejor sería estar los dos a solas y recorrer todo en moto, lo haría aún más increíble.

-¿Y como es qué en Barcelona no vas en moto?- pregunta la chica mientras caminamos en dirección a la zona en la que nos esperan.

-Siempre he sido más de conducir coches.- digo divertido mientras intento localizar en donde está el grupo de gente con los que nos tenemos que ir.- Pero las motos también me gustan. Un día podríamos ir al hotel abandonado en moto.

Ainhoa sonriente asiente con la cabeza repetidas veces.

Recordaba que había sacado el carnet de moto con tan solo dieciséis años porque así no tendría que depender del transporte público o ir andando a todas partes. Además, entre otras cosas, quería llamar la atención de las chicas del instituto.

-¡Están ahí!- Ainhoa señala hacia mi derecha.

No sé como no las hemos visto antes...

-Somos un desastre.- digo divertido.

Cojo a la chica en mi regazo y corro con ella hasta donde está el grupo de gente esperándonos. Con un poco de suerte, no nos caeríamos.

Bella.

Observo a la entrevistadora de pelo castaño que está en el otro lado del sofá después de darle mi última respuesta. Nos están grabando para un programa de televisión argentino en el que se emitirá la entrevista esta misma noche.

En ocasiones, veía mis entrevistas para la televisión pero eso no significaba que siempre lo hiciese. En el caso de esta, no podría verla en el mismo instante que se emitiese ya que estaría en el evento al que acudiría con Tom y al cual me habían invitado por mi trabajo en redes.

-¿Qué tal estás llevando el día de hoy? Hemos escuchado en una de tus entrevistas para la radio que hoy sería un gran día para ti y eso, a veces también resulta ser cansado.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora