Max.

Doy pequeños golpes con el bolígrafo en mi mesa de trabajo. Hoy era uno de esos días en los que parece imposible avanzar, que pensamos en lo mismo una y otra vez.

En mi caso, lo único que se pasaba por la cabeza era lo que le dijesen a Bella sobre mudarse a New York o quedarse en Londres. En verdad, no tenía por que afectarme, yo no era un daño colateral de esa decisión pero, si algo seguía teniendo claro, era que quería que ella fuese feliz y estuviese bien.

Miro la hora en la esquina de la pantalla de mi ordenador. Sino me fallaban las cuentas, Bella ya habría salido de la reunión o le quedaría muy poco para hacerlo.

Desde que la despedida en el aeropuerto, ninguno de los dos habíamos hablado y, en cierta parte, podía ser lo mejor para ambos. Igualmente, por muy orgullosos que fuésemos, sabía que ella necesitaba mis palabras, el hablar conmigo porque era la primera persona a la que se lo había contado.

Será muy difícil decirle que todo saldrá bien en New York, que se vaya y sea feliz porque, a pesar de todo, solamente habían pasado un par de días desde la última vez que nos vimos. 

Desde la última vez en la que pudimos cambiar todo...

***

Bella.

Odiaba escuchar la música que sonaba en la radio, siempre había preferido ir al grano, ir directamente a la canción, sin introducciones. Tarareo la canción que está sonando en la radio mientras doy la vuelta a la rotonda y así llegar ya a casa de Dani. 

Mi móvil comienza a sonar dentro del bolso que, por desgracia, había dejado en el asiento de detrás con todas las demás cosas. Giro hacia el desvío que lleva a una de las calles que hay antes de llegar a la del edificio de Dani para contestar a la llamada. Recuerdo que cuando no conocía Londres, siempre me equivocaba de desvío y me metía en esta calle.

Dejo el coche a un lado y, tras parar, estiro mi cuerpo al máximo para alcanzar el bolso. 

Cualquier persona que me vea ahora mismo, pensará que tengo algún tipo de problema mental...

Cuando por fin consigo alcanzar el bolso, saco todo lo que hay en el interior hasta encontrar el móvil y, por un instante, deseo no haberme parado para contestar a la llamada. Apago la pantalla del iPhone para que deje de sonar pero, a los pocos segundos, la enciendo de nuevo para estar segura de que es el quien me llama. Efectivamente, en la pantalla sigue apareciendo el nombre de Max.

-¡Hola, dime!- digo sin pensarlo mucho después de contestar a la llamada.

-¡Hola, Bella!- notaba su voz nerviosa.- ¿Estás ocupada o puedes hablar?

-Eh... Si, puedes hablar.- hago una pausa y continúo hablando.- ¿Ha pasado algo? 

-No, no, tranquila.- dice divertido.- Solo quería preguntarte como te ha ido en la reunión de hoy.

-¿Te has acordado?- sonrío inconscientemente.

-Claro. ¿Por qué no me iba acordar?

-No sé.- suspiro.- Ha ido bien, me han dicho lo que ya pensaba que me dirían. Me voy a New York pero tengo tantas dudas sobre todo que ni sé si quiero ir tan lejos.

Por un momento, ninguno de los dos decimos nada.

-Me alegro de que te den la oportunidad.- sonaba sincero.- Pero deberías hablar del tema con Tom si es tu pareja y te importa. Es mejor que te vayas con el, que que te vayas sola.

Frunzo el ceño. Esto último me parecía muy extraño.

-Lo sé. Supongo que hoy hablaré con él del tema pero, la verdad es que no quiero que deje todo lo que ha conseguido aquí por mi culpa.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Where stories live. Discover now