CAPÍTULO 6

Mulai dari awal
                                    

—Llámame ball boy, que suena mejor —ríe—. Aunque a ti tampoco se te da nada mal recogerlas, eh... —Me miro las manos con rapidez sabiendo de lo que habla y, mientras trato de procesar todo inútilmente, aguanto la respiración para ver si con suerte pierdo el conocimiento de una vez. Me está resultando casi imposible soportar tanta información. Es demasiado humillante y vergonzosa como para digerirla en un solo día. ¡Qué digo un día! Me costará el resto de mi vida y parte de mis próximas reencarnaciones. Él, la única persona con la que a toda costa hubiese evitado cruzarme, es el maldito estríper al que le...

—¡No puede ser cierto! —Sacudo mi cabeza de derecha a izquierda para eliminar esos horribles recuerdos que guardo en ella, pero no sirve de nada. ¿Por qué coño no puedo ser una borracha normal y sufrir amnesia?

—Oh... vaya que lo es. —Echa más leña al fuego—. Hasta juraría que, mientras lo hacías, estabas calculando su peso.

—¡No! No, coño, ¡no! ¡Cállate ya! —Necesito llorar pero no logro soltar ni una sola lágrima—. ¡Quiero bajarme de aquí! ¡Detén el coche!

—No puedo. Les prometí a tus amigas que te llevaría a casa.

—¿Qué amigas? ¡Yo ya no tengo amigas! Si han permitido esto pienso dejar de hablarlas a todas. Por mí os podéis ir todos a la mierda. Tú... ellas y... ¡ese maldito engendro, o lo que sea que guardas entre las piernas! —El corazón me late tan rápido que tengo la impresión de que, de un momento a otro, se me saldrá por la boca—. ¡Detén el maldito coche! —Me ignora—. ¡Detén el maldito coche! ¡Quiero bajarme!

—No voy a hacer eso. Según el GPS todavía faltan algunos kilómetros para llegar.

—¡Qué pares! —Me suelto el cinturón, tiro de la manilla de la puerta y esta se abre. Al darse cuenta, comienza a frenar y mi cuerpo, por la inercia, se echa hacia delante, quedando mi cara pegada a su respaldo. Vuelve al pisar el freno para evitar derrapar y mi culo se levanta del asiento. Cuando por fin se detiene caigo hacia atrás con violencia y aunque sé que ese movimiento tan brusco en otro momento me hubiese resultado molesto, no siento nada. El alcohol que aún corre por mis venas guarda sus propiedades anestésicas intactas.

—¿Estás loca? —Baja del coche con rapidez y abre mi puerta para asegurarse de que estoy bien.

—Todavía no, pero entre unos y otros vais a conseguir que lo esté muy pronto. —Todo comienza a darme vueltas y tengo que apoyar la palma de mi mano sobre la frente. En mi empeño por salir del coche hago el intento de nuevo y unas horribles náuseas se apoderan de mí—. Mierda... Tengo ganas de... ¡Uhg! De... —Abro las piernas e intuyendo lo que viene me coloco en posición—. ¡Uhg! —No me da tiempo a nada más y comienzo a vomitar con la misma violencia que la niña del exorcista.

—¡Mierda! ¡No! ¡Joder! —Al ver lo que está ocurriendo intenta apartarse, pero ya es demasiado tarde también para él—. ¡Mis zapatosss! ¡Nooo! —Se mueve con energía para sacudirlos mientras grita—. ¡Virgen Santa! ¿Pero esto qué es? ¿Has comido aceitunas?

—Yo... ¡Uhg! —intento responder, pero todavía me es imposible.

—¡Mierda, mierda, mierda! —Sigue luchando por quitarse todo de encima—. ¡Aggg! ¡Maldita sea! ¡Pero si hay una todavía entera! ¿Tú no sabes masticar o qué? —Se quita el zapato y, tras golpearlo con fuerza en la hierba, la veo rodar.

—Son las del cóctel. Estaban en el cóc... —Las náuseas no me dan tregua.

—¡Dios mío! ¿Y qué es esto tan viscoso? ¡No se quita! —Sigue estrellando el zapato contra el suelo y, aunque quiero, ya no puedo mirar. Estoy demasiado ocupada arrojando el contenido de mi estómago—. ¡Uhg! —Escucho como da una arcada—. ¿Pero por qué se estira así? ¡Parece un puto moco! ¡Uhg! ¡Ugh! ¡Redios, pero qué asco! ¡Uhg! —Tras un breve silencio, no puede más y comienza a vomitar a mi lado. Varios coches pasan cerca de nosotros y, al ver lo que estamos haciendo, tocan sus bocinas.

LA MANGUERA QUE NOS UNIÓ - (GRATIS)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang