"Perinola: Toma todo, Deja todo."

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Como quien despierta de esas siestas con sabor a poco, nos dimos cuenta que estábamos en diciembre otra vez y que tenías tu segundo control. Sabíamos que de éstos habría muchos, que serían cuatrimestrales en principio, semestrales por unos años y anuales antes de consagrarte curada. También, sabíamos que, como todo procedimiento, nos iba a demandar un nuevo desafío y que seguramente con el tiempo también aprenderíamos a dominar: saber esperar.

Sin embargo, recién ahí, nuevamente en diciembre, volvimos a quedarnos sin sueño. No nos decíamos nada pero a la noche parecíamos turnarnos para levantarnos con cualquier excusa cuando las potenciales chances de los resultados se agolpaban en nuestro inconciente dormido.

-"Voy a tomar agua" me decías bajito mientras te levantabas. Yo, me hacía la dormida pero al rato era yo la que te susurraba:

-"Voy al baño" y luego vos:

-"Me voy abajo, tengo calor, no puedo dormir"

-"Voy con vos, armá un café o unos huevos fritos con papas. Total, ya que estamos, la hacemos completa" y por un instante lograbas reírte nuevamente.

Pero una vez sentadas frente a frente en la mesa del living con café en mano me preguntabas:

-" Y si dá todo mal?". Era una pregunta corta de esas como "Quién creó el universo" y no había certezas. No obstante tus ojos querían una respuesta y mi terquedad quería dártela sin hacerte trampa y sin escapar por diagonales fáciles con una frase tibia porque de eso ya teníamos a montones y esto era digno de ser hablado sin tapujos, como todo entre vos y yo. Ahí estábamos, vos, creyendo o necesitando creer en las respuestas del genio de tu lámpara y el genio, como hamster en la rueda, a mil por hora buscando la contestación exacta.

-" Nos sentaremos a llorar y putear con un café. Y veremos por donde se sigue y a donde sea que siga, voy a estar con vos " respondí con tranquilidad en la voz pero sintiéndome una estafa. Nos quedamos las dos asintiendo con la cabeza en silencio, como esos perritos de taxis y remises que se sacuden sin sentido pero dentro de cada una estábamos descubriendo que nunca habíamos imaginado que estar sano o querer vivir podría ser un deseo. Y menos aún habíamos pensado que podría no cumplirse.

-"Y si no hay por donde? "

-" No va a pasar Belén. No va a pasar. Estemos tranquilas. La abuela, desde el cielo, no lo va a permitir, es así de simple" y nombrar a la abuela, aunque ya no estuviese con nosotras era invocar al poder supremo, al más justo y temerario, invencible e inquebrantable que hubiera existido. Y lo coherente de lo dicho nos inundó de paz.

En los meses anteriores seguramente el pensamiento sobre qué pasaría en un próximo chequeo se nos había cruzado por la cabeza. Pero creyéndonos expertas en el manejo de la ansiedad y nervios decidimos no detenernos y preocuparnos por anticipado. En vez, la mejor opción sin dudas había sido apretar el acelerador a tope y seguir viviendo al mejor estilo del juego criollo "Perinola": tomando todo.

Así que tumbadas en la playa, al filo de recibir los resultados, jugabamos para la otra al "aquí no pasa nada" disimulando los momentos de silencio y ensimismamiento. Sonó mi teléfono. Atendí, escuché y congelando el gesto sonreí imaginando qué iba a decirte cuando cortase.

-"Quién era? Están los resultados?!" me preguntaste como rayo.

-"No Bele, era para mí. Una pavada".

De más está decir que querer mentir a un hermano es como querer engañarse a uno mismo. Además las veinticuatro horas de una, eran las mismas que las de la otra con lo cual no había espacios en blanco de los cuales no supiéramos. Nuestro mundo había estado circunscripto por completo a ésta causa, el planeta "C". No había habido espacio para amigas, trabajos, gimnasios, vida social o muy poco de lo terrenal. Entonces, mi débil respuesta carecía de la lógica suficiente como para que vos no sospecharas. Bajaste la cabeza y no preguntaste más.

Esperé un rato para disimular. Seguramente fue poco pero para mí fue una eternidad. De repente, me puse de pie y te dije:

-"Che, yo voy a ver a Caro. Al final, me quedé pensando en ella y me necesita la pobre." en cuanto pueda vuelvo. Redoblando la mentira.

-"Pili, seguro que es eso?" me dijiste angustiada en tu temerosa espera. Querías y necesitabas verdad y yo no pude dártela.

-"Sí Bele! Obvio".

Mamá, que estaba junto a nosotras compartiendo el día de playa, medio allí y otro poco en el más allá, solo levantó la mirada y no necesité más. Ella me había descubierto, sabía lo que estaba pasando. Lo pude leer en sus ojos, los mas apagados y desahuciados que jamás había visto, ni que jamás veré.

Tu oncólogo me había llamado y su "Vení tranquila que quiero hablar con vos" me lo había dicho todo. Ahora que recuerdo, me doy cuenta de la suerte que tuve cada una de las tantas veces que subí al auto tan ciega de desesperación, o miedo o urgencia, que desconozco enteramente como lograba llegar a destino. Desconozco como podía coordinar marchas, semáforos, peatones o mascotas que se cruzaban mientras las lágrimas quemaban las mejillas, las manos parecían arrancar el volante, el corazón se salía, los dientes rechinaban y los pensamientos se atoraban unos sobre otros, todo en violencia extrema.

Llegué al hospital, dejé el auto en cualquier lugar y corrí. No sé por qué pero lloraba. Lloraba sin saber de qué se trataba. Lloraba de antemano y por las dudas, por el miedo, por las opciones, por la impotencia, por no poder un poquito más y detenerte el tiempo Belén.

Para cuando entré a su despacho, parecía escapada de una mezcla de psiquiátrico y prisión. Definitivamente mi mirada era un hibrido de mafia Siciliana y sobreviviente de Hiroshima. Rigor y dureza con súplica y horror. Descoordinada, temblorosa y perdiendo protocolos, en un grito que tampoco se podía diferenciar entre orden o ruego le aullé:

-"Decime que pasó, ya !." pero solo cuando me dijo "Toma Asiento", entendí la respuesta.

Ni él, ni yo hablamos. Lloré sin parar, sin siquiera haber habido una sola palabra. No había sido necesaria. Él, en silencio, esperó a que me serenara. Yo, pedí un segundo para poder volver en mí. Un segundo eterno, que nunca regresó.

Con "C" De Casa.Where stories live. Discover now