"Planeta C y Cocó" Parte II

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Lo nocivo de ignorar es lo que imaginamos. A ciegas pero con la seguridad de un francotirador, nos aferramos a nuestras construcciones distorsionadas sin poder mesurar el impacto sobre nosotros mismos.
Muchas veces no sabemos bien de qué se trata pero nuestras mentes, capturadas por el aroma de un nuevo manjar, van detrás de la humeante y recién horneada historia. Entonces, ante el simple estímulo de un nuevo y atrapante episodio nuestras cabezas se vuelven creativas y en un abrir y cerrar de ojos, la imaginación se pone en marcha para armar, decorar, agravar, dramatizar o endulzar según el día, según el tema y por qué no, según la simpatía para con los personajes involucrados.

En otras ocasiones ni siquiera es de nuestra autoría el cuento. Llegan a nuestros oídos relatos tan recontados por decenas de bocas que es imposible saber si el guion original era siquiera pariente de la versión final. Así es como la suma de la inventiva de cada relator, después de haber agregado su sello personal, su nota de color y su detalle inolvidable, esculpe guiones-kermés tan inigualables como sospechados de su veracidad.

Curioso, sin embargo es, que jamás nos preguntamos cuánto habrá de cierto y cuanto de fantasía. Cómo saber si sencillamente dió un portazo y desapareció o luego de años de lucha acordaron una tregua. Quien sabe si realmente fue un piropo tirado al pasar o una sincera declaración de amor incondicional. Si el tipo era tímido e inseguro o un irremediable hosco antisocial. Lo cierto es que con tal de mantener viva la fascinación compramos la versión que mas sabor aporte a nuestro apetito, ya sea de dulce o amargo, de desdicha o perdices para siempre. Nunca sabemos a ciencia cierta mucho pero el morbo tira y la musa del enigma de la vida cautiva.

Con el cáncer pasa lo mismo. Hasta no estar mano a mano con él solo somos víctimas de pistas sueltas, de cuentos de otros que vaya a saber como nacieron. La verdad es que el pobre carga con centurias de mala fama, de verdugo infalible, de villano impío. Pareciera que nos esmeramos en no saber de sus días benévolos, en los que simplemente se retiró a mitad de jornada cansado de ser el maligno de la película. Esos días, en general no se tienen en cuenta pero en planeta C era vital no sólo tenerlos en cuenta, sino también festejarlos.

-"A ver, empecemos por el principio, doctora" con tono de chiste te invité a desestigmatizar a nuestro nuevo amigo enemigo.

-"El pobre no es mas que una mísera enfermedad. No vamos a quitarle su merito porque creo que como ninguna otra palabra ha logrado ponerle la piel de gallina al planeta entero con tan solo decir su nombre. Y la neumonía? Nadie se acuerda de ella? Acaso no da sorpresas y hace estragos también? Entonces? Bele, a veces nos excedemos tanto con nuestras propias fantasías y con las ajenas también que afortunadamente la realidad termina por sorprendernos para bien. Mejor miremos a todas las mujeres felices y curadas que vemos en el consultorio y que en algún momento también fueron del equipo de las peladas. Pensá que después de todo, hasta ahora no estuvimos de fiesta pero tampoco en el tren fantasma. De hecho, si no supiéramos lo que tenemos entre las manos éstos no serían más que estudios de rutina." te dije quedándome sin más repertorio y aliento.

-"Puede ser. " murmuraste mientras lo seguías pensando. Y como quién no quiere la cosa remataste con un comentario que poco venía al caso.

-"Vos sabés que siempre quise un Terranova? "

Me costó ajustar una respuesta inmediata como si la conversación tuviera algo de lógica aparente.

-"Entonces busquemos uno". Te alenté como si no tuviéramos nada que hacer.

-"Si pero primero consultémosle al médico porque ya me tengo que hacer la exploración y tal vez por un tema de bacterias o higiene no sea conveniente".

-"Mirá, ahora limpiamos la casa a fondo que es lo que mas bichos puede tener. Después, armamos la heladera con una dieta impecable como te sugirieron y compramos muchos pañuelitos de papel para estar listas en casos de ataques de llanto y listo" enumeré con intención de empezar por algún lado.

-"Bueno, dale".

Atacamos la casa o mejor dicho nuestra nave nodriza, con unas ganas que bien hubiéramos podido participar en esos programas de renovación total donde nadie reconoce sus propias viviendas. Pedimos un pequeño contenedor a domicilio donde tiramos todo lo que hasta el momento había sido un tesoro familiar para la posteridad. Esas cosas que uno guarda para mirar hacia el pasado o por si en un futuro pueden volver a ser de utilidad pero que nunca ocurre. Cosas que si bien en el presente solo ocupan lugar,polvo y melancolía, no podemos soltar porque de alguna manera con solo mirarlas nos recuerdan quienes somos. Cosas que en décadas no resurgen pero que por precavidos o respetuosos conservamos. Pues bien, todo a la calle. Los disfraces de hormiga viajera, dama antigua y negras candomberas junto con las cartitas de primeros amores y fotos con amigos que ya no reconocíamos pasaron a mejor vida. La misma suerte corrieron las atesoradas carpetas, desde las de jardín de infantes hasta las universitarias, los juegos de mesa y las banderas de graduación firmadas de puño y letra de nuestros compañeros. También desaparecieron todas esas ropas que guardábamos por si algún día la moda regresaba. Faldas irlandesas, poleras de colores impensados y cinturones que parecían venir de un corso. Todo preciado hasta ese día pero paradojicamente desterrado sin titubear un sólo instante en la emergencia de un nuevo comienzo.

Seguimos con la cocina. Dos días de aromas y vapor bastaron para armar menús para alimentarnos un año con la rigurosidad de un atleta olímpico.

Ya casi todo en órbita y entrabamos en cuenta regresiva.

-"Doctor, a mi me gustaría traer un cachorro. Usted piensa que puede ser un problema? " le preguntaste con un poco de timidez a tu médico.

Inmutable, con cara de nada y con el respeto digno de una pregunta de vida o muerte, te respondió conmovido en un tono dulce poco característico de su estilo.

-"Buena pregunta. Yo soy de los que piensa que los gustos están para dárselos. Pero honestamente si de contaminación se trata, creo que no hay nada mas tóxico que los seres humanos, asi que un perro me parece una muy buena elección."

Y tenía razón. Cocó, la nueva integrante de la expedición se convirtió en tu único foco de interés desde su llegada, mañana, tarde y noche. Nuestro amigo enemigo había logrado ser desplazado por esta peluda navegante que aún era un bebé y que como tal requería de toda tu atención.

Así quedo sellada la tripulación. Así salimos al espacio, hacia lo desconocido. Ningun astronauta subió a su cohete pensando que no regresaría a la tierra. En planeta C ocurría lo mismo. Estábamos listas. Dispuestas a explorar y determinadas a desterrar mitos. Con esa convicción nos disfrazamos de heroínas la una para la otra, decididas a descubrir el lado luminoso del planeta C.

Con "C" De Casa.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें