Dos Gotas: Chocolate y Café

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Dicen que nada acompaña mejor al café que un trocito de chocolate. Ese dúo éramos nosotras. La esencia era la misma, - "de buena madera" decía mamá al hablar de nosotras. Muy parecidas pero no iguales. Vos enteramente de chocolate, sólida, dura, por dentro y por fuera, en contextura, carácter, y color, guardando todos los sabores en tu interior. Yo, como un rico café, espumosa pero sólo de a ratos; delatando mi estado en ebullición a mera aproximación. Desde mis efervescentes reacciones siempre admiré tu capacidad de silencio, de espera, de serenidad, de autocontrol. La furia y la calma, el impulso y la reflexión, la fuerza y la perseverancia, la brutalidad y el sosiego, el arrebato y la estrategia, pero al fin y al cabo roble y roble.

El dicho: "Nada es lo que parece" nos quedó de aprendizaje a mamá y a mí luego de tu lección. El momento de optar por tus estudios universitarios había llegado y como para todo en esta tribu, se llamó a plebiscito. No había acuerdo entre mamá, vos y yo. Te habías plantado con que seguirías abogacía y de hacer honor a la verdad fui la primera en no tenerte fe.

Durante la secundaria las materias aprobadas habían empatado a las no logradas. Terminar el colegio había sido un periplo de profesores particulares, carpetas prestadas, notas falsificadas y segundas oportunidades. Pero aquel tormento no era resultado de tu falta de inteligencia o capacidad sino de una genuina, y justificada, falta de interés. Después de todo, aún me pregunto a quién le sirvió la estenografía estando al borde del siglo veintiuno.

-Hay que convencerla de estudiar algo cortito y facilón. Así no se frustra y no se pasa una vida en la universidad. Ya sabemos que lo suyo no es el estudio concluimos con mamá.

Nunca te ofendí tanto y aún más el perdón que te supliqué cuando ví tu desilusión de mí, tu indignación y desencanto. Sólo llevó seis años exactos de noches sin dormir, días sin comer, fines de semana sin baño, inviernos helados junto al hogar y veranos agobiantes bajo el nogal del fondo. Determinación y logro podrían bien haber sido tu nombre y apellido. Lo sé porque la media década entre ambas no se notó en las fechas de nuestras graduaciónes. Belén, te habías recibido de abogada, y yo también finalmente había logrado terminar mi carrera pero a duras penas. Era época de celebración y festejos, de disfrute y risas, de orgullo y emoción, de planes y de infinito.

Con "C" De Casa.Where stories live. Discover now