Capítulo 38: Oda (I)

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Al final acordamos que Elm se quedaría dirigiendo Tecch e Ignis al mismo tiempo, mientras que yo dirigiría los otros tres reinos. No habían sido conversaciones fáciles, sobre todo porque los de Ignis aun pensaban que Numis les pertenecía a ellos.

—Numis le pertenece a quien nosotros decidamos. Es nuestra tierra —había dicho Rylan y solo entonces se arrodilló ante mí en frente de todos los presentes. Los nobles de Ignis sabían que no podrían pelear una guerra en contra de tres reinos, por lo que lo dejaron estar, por ahora. ¿Cuánto duraría esta paz?

Rylan ahora estaba a mi lado, preparando su caballo para partir a Aaltem. Su hija dirigiría Numis en su nombre mientras fuera mi Adalid y habíamos acordado atrás de pancartas que su reino seguiría siendo independiente en algunos aspectos, manteniendo su propio ejército y gobierno. Las interacciones con otros reinos y los acuerdos económicos estarían bajo mi poder, pero como Rylan era el Adalid del Consejo técnicamente no había mucha diferencia.

Sería una larga marcha a casa, primero tendríamos que ir a un puerto ahí mismo en Tecch donde tomaríamos un barco que nos llevara a Ignis. Ahí tomaría a mi hijos para después irnos marchando con lo que quedaba de nuestros ejércitos a nuestro reino. A casa, al fin. Brais también iba a mi lado. Después de todo el evento con el Rey de Ignis yo había caído inconsciente en los brazos de Elm, pero cuando desperté dos horas después fue mi hermano el que encontré a mi lado. Habíamos estado juntos casi todo el día, descansando uno al lado del otro.

Cuando ya habíamos salido de los límites del pueblo de Tecch mi hermano se acercó a mí.

—He estado pensando que el único reino cuya lealtad es sospechosa es Ferabes.

Nuestro tío nunca iría en contra de nosotros, pero, ¿qué sucedería una vez que muriera? Brais tenía razón; teníamos que ligar a Ferabes de modo permanente.

— ¿Qué propones?

Mi hermano sonrió tristemente, y supe que la idea no le agradaba tanto. Lo cual quiere decir que a mí tampoco me gustará.

—Casarme con Ada.

Fruncí el ceño. Ah, lo sabía.

—Es nuestra prima.

—Y en la edad media se casaban constantemente entre primos, no veo por qué no deberíamos intentarlo ahora.

—Mientras tus hijos no salgan retrasados...—me dirigió una horrible mueca. Me acerqué más a él y empecé a susurrar—. Bueno, ya. Es un gran plan y todo, pero aun así no funcionará. Ada solo es la segunda o tercera en la herencia del trono de Ferabes y eso no nos traerá mucha lealtad. Tendríamos que matar a su primo y ella lo ama más a él de lo que alguna vez nos amará a nosotros. Es más probable que se oponga con espada cuando se entere que la estamos utilizando como una pieza.

—Hay otro modo—propuso Rylan—; si casas a tu hija con el heredero también estarías uniendo a Ignis con Ferabes, evitando problemas futuros.

Oh, esa sí que era una buena jugada.

—No venderé a mis hijos antes de que siquiera cumplan un año de edad. No, no. Por ahora solo acercaremos a los niños y ya ellos decidirán su futuro. Así si no son pareja al menos serán amigos.

— ¿Y cómo haremos eso sin que parezca demasiado obvio? —preguntó Brais.

—Es otra cosa que tenía en mente; básicamente Erasas es solo un reino ahora, así que creo que sería prudente crear un nuevo gobierno que se ajuste a la nueva situación.

— ¿Democracia? —Brais alzó las cejas emocionado.

Me reí.

—No, la gente del pueblo sigue siendo muy ignorante aquí como para eso. Yo estaba pensando en una monarquía constitucional, para empezar, donde el parlamento estará hecho con los nobles más influyentes de cada reino —Rylan no mostró ninguna emoción, pero supe que estaba confundido por el vocabulario que no lograba entender—. Lo explicaremos con más extensión en las reuniones que llevaremos a cabo continuamente, que se realizaran en Ferabes que básicamente es el terreno más neutral que habrá disponible. Así podremos matar muchos pájaros con un tiro.

Arcoíris de FuegoWhere stories live. Discover now