¿Cómo es morir?
No es como piensas que es, puedo asegurártelo.
Al principio es ruidoso y terrorífico, pero después hay una quietud increíble. Y entonces comienzas a romperte, poco a poco. Lo que te mantiene atado, unido, se va desprendiendo, como si...
Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.
Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Adiós!- Alfonsina Storni
.-.-.-.-.-.-.
—Supongo que encuentras tu estancia cómoda—el hombre alzó la cabeza al oírme hablar, con los ojos abiertos. Estaba totalmente cubierto de cuerdas y de cadenas, cosa que me alegraba. La celda era oscura y fría, sobre todo ahora que era invierno—. Espero que la estancia sea digna del heredero de la isla de Vunia—si el hombre estaba sorprendido de que supiera su identidad no lo mostró—. O tal vez debería felicitarte por subir de puesto y convertirte en el Señor de Vunia.
Finalmente obtuve una reacción, como sabía que sucedería.
— ¿Está muerto? —Jadeó—. ¿Mi padre está muerto?
—No lo sé—dije—, pero es lo más seguro, ¿no? ¿Crees que el Rey dejará que viva después de tu fracaso? Además, no puede llegar a ti gracias a mis soldados, así que se desquitará matando a tu padre.
— ¿Cómo sabes...?
—Todo está en tu cabeza, Daute. Cuando te desmayaste dejaste tus recuerdos a mi merced.
El hombre palideció ante la mención de su apellido. Había algo en sus ojos, algo parecido a esperanza.
—Entonces sabes que lo hice para salvar a mi padre—el hombre cerró los ojos—. Dioses, ni si quiera maté a tu hija. No podría haberlo hecho. ¡Matar a una bebé...! No puedes condenar a alguien de una familia noble.
