Una vez hube recogido todo, tomé mis cosas y puse rumbo al instituto. Ese día me sentía tan desganado que, simplemente, decidí que sería mejor idea tomar el autobús puesto que no me apetecía ni un poco caminar. Me sumergí en la música que salía por mis auriculares, observando el mal tiempo que se cernía ese día a través de la ventana, parecía que llovería en cualquier momento, como ya lo hacía en mi propio corazón.

La tranquilidad que habitaba en mi vida desde hacía unos días, mucho había tardado en deshacerse. La idea de que debía de enfrentar de nuevo al señor Kim llevaba carcomiéndome desde el instante en el que Soojin había dejado mi casa después de estudiar juntos y no se podía obviar la preocupación que había adoptado desde ese entonces. La imagen de ese señor destrozando todo mi esfuerzo académico, mis sueños...

Llegué poco a después al colegio, sin ganas de pisarlo. No hacía más que hacerme divagar entre aquel recuerdo que provocaba cada uno de mis ataques de pánico. Volví a suspirar, rodeando las asas de mi mochila como si fueran mi mayor refugio. Intenté ignorar por encima de todo aquellos que me rodeaban, a esas personas que siempre me miraban como si fuera un bicho.

Y estaba volviendo a pensar que realmente lo era.

Visualicé la figura de Namjoon, apoyada en la pared del pasillo, jugueteando con su consola, seguramente a ese absurdo videojuego del que llevaban hablando él y Taehyung por semanas. Estaba concentrado, tanto, que ni siquiera fue consciente de que me había parado a su lado, a observar cómo sus dedos se movían con rapidez sobre las teclas. Y, aunque tenía unas inmensas ganas de abrazarle para curar mis dolorosos pensamientos, tampoco quería interrumpir lo que hacía. Con tenerle a mi lado era suficiente.

—¡Hoseok! No me había dado cuenta de que estabas aquí —admitió cuando finalizó la partida, levantando la cabeza en mi dirección. Sin pensarlo ni dos veces, me rodeó con sus brazos.

Mi vista se nubló por un instante.

—¿Qué tal? No tienes buena cara, la verdad —dijo con una gran preocupación en su mirada. No dudaba que desde el primer instante supiera qué me pasaba, me conocía desde la cuna.

—Ya —me encogí de hombros apoyándome en la pared de nuevo, mirando al frente. Me rompería si le miraba—. No he tenido una buena noche.

—¿Por qué? —Miré al suelo respirando hondo. Sentí el doloroso temblor de miedo sobre mis hombros—. ¿Necesitas hablar sobre ello?

Nuestra conversación se vio interrumpida por el desagradable sonido de unas risas por todo el pasillo por parte de un grupo de tres chicos y dos chicas que hablaban entusiasmados. Una de ellas, conectó su mirada con la mía, dejando de reír al instante. El chico a su lado, imitó sus acciones. Ambos compartieron unas palabras que mis oídos no pudieron evitar escuchar.

—Ese es el chico de la clase de al lado, ¿no? —Preguntó ella. Su acompañante asintió—. Oh, todo el mundo habla de él, el señor Kim lo echó el otro día.

—Dicen que es realmente impulsivo.

—Y está saliendo con Park Soojin, ¿lo sabes? ¿Cómo una chica tan guapa y agradable puede estar ese bicho que no va a llegar a nada en la vida? —ambos rieron. Namjoon llevaba un rato intentando atraer mi atención, desviándome de escuchar esa conversación.

Pero simplemente no pude evitar hacerlo.

—Bua, con la de chicos que tiene que tener detrás de ella y va a fijarse en el más inútil de todos, da que pensar que Park Soojin no es para nada inteligente —volvieron a reírse. Sabía que lo estaban haciendo para provocarme, pero aún así, parecía que no podía parar de escuchar.

HOPE ━ j. hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora