Lo perdí...

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Lo perdí...


–El rostro de Alicia cambió completamente, de pronto todas las imágenes de su niñez vinieron a su mente, sus ojos se cristalizaron, Raquel también la observaba con sus ojos llenos de lágrimas, no sabía que decir, esperaba que Alicia reaccionara antes de hablar, Elías observó a su hija sintiéndose culpable, dio un paso hacia ella pero esta se alejó negando, por fin sabía porque Raquel nunca la trato como trataba a sus hermanos–

Alicia – ¡ahora entiendo todo! –Observó a Raquel con reproche– por eso nunca me quisiste

Raquel – no digas eso Alicia –intentó acercarse pero ella retrocedió de nuevo un paso–

Alicia – por eso los preferías a ellos –asintió con dolor, para después limpiarse el rostro–

Elías – no digas eso, Raquel a pesar de todo el daño que yo y esa mujer le hicimos te cuido –Alicia negó–

Alicia – me cuidó, por favor papá solo me dio sobras de su cariño, ella sólo tenía amor para sus hijos, para Regina, a mí nunca me trato como a ella la trataba y ahora entiendo porque

Raquel – no digas eso, por favor Alicia, yo te quise es sólo que a veces era difícil demostrarte lo que sentía por ti, no sabía cómo hacerlo

Alicia – claro sacas en mi todo tú resentimiento, todo lo que mi padre te hizo –la miró con tristeza, las palabras le dolían, pero más le dolía darse cuenta que ella no era su madre– yo creía en ti –observó a su padre– y muchas veces quise entenderte –observó a Raquel nuevamente– pensé que yo era el problema –se limpió nuevamente las lágrimas– intenté portarme bien en la escuela –la observaba con reproche– pero hasta mis compañeras del colegio se daban cuenta –lo dijo con dolor– ellas me decían que tú no me querías

Raquel – eso no era verdad –la observó con dolor– yo te amé desde el primer momento que te tuve en mis brazos, yo te sentí mía

Alicia – ¡no mientas! –respondió exaltada– tú nunca me quisiste, tú siempre los preferiste a ellos, a ella, Regina era tú princesa, a la que le dabas los mejores regalos, de la que hablabas maravillas, la hija perfecta, en cambio yo –guardó silencio–

Raquel – por favor Alicia, tú eras siempre más independiente

Alicia – me hiciste hacerlo, yo necesitaba llamar tu atención cómo diera lugar, por eso planeaba todos esos desastres en la escuela, por eso mis bajas calificaciones, necesitaba saber que te importaba pero eso no era así, no fuiste a mi graduación –la observó con reproche–

Raquel – mi padre estaba enfermo

Alicia – pero pudiste ir al menos a la entrega de papeles, era yo una niña, ¡tú me hiciste ser lo que soy ahora!

Elías – no digas eso Alicia, aquí el único culpable fui yo –ella negó–

Alicia – tú lo único que hiciste fue darme el amor que Raquel no me dio, y ahora entiendo porque no me querías, porque no me quieres

Raquel – claro que te quiero –sollozó– las cosas fueron difíciles, acepto mi culpa, pero por favor no digas que no te quise, porque todos los día siempre intente ser una buena madre para ti –Alicia negó–

Alicia – no lo lograste –Raquel la miró con tristeza– siempre me hiciste creer que no era suficiente, provocaste celos, una envidia en mí hacía ellos, llegue a odiarlos y planeé como arruinarles la vida

Elías – estas exagerando –Alicia negó– por dios, son tus hermanos

Alicia – unos hermanos que me quitaron el amor de mi madre –observó a Raquel– porque yo siempre pensé que eras mi madre

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