Estoy segura que todo va a salir bien...

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Estoy segura que todo va a salir bien...

–Daniela observó a Nicolás estaba molesta, con qué derecho venía después de casi siete años a querer hablar con ella, ¿Quién se creía? ¿Por qué aparecía ahora? No lo sabía, de lo único que estaba segura es que Daniel era su hijo, no pensaba compartirlo con nadie más–

Daniela – no tenemos ningún tema de que hablar –estaba molesta–

Nicolás – Daniel, es un tema importante –Daniela negó–

Daniela – Daniel es mi... –Nicolás la interrumpió–

Nicolás – ¿hermano? –comentó negando–

Daniela – no, es mi hijo –Nicolás sonrió la escucharlo– pero es sólo mío

Nicolás – Daniela yo estoy seguro que ese niño es mi hijo –Daniela negó– me dijo su edad y sé que es mi hijo

Daniela – no Nicolás, ese niño es mío, solo mío –Nicolás negó– y sabes ¿por qué? –él la miró con culpa– porque yo lo amé desde el primer momento que supe que estaba en mi vientre y desee que naciera, porque en ningún momento ni por error pensé en quitarle la vida, porque lo ame y amo con toda mi alma –lo observó a los ojos, los ojos de ella estaban llenos de lágrimas– porque he sido yo la que ha estado con él en todo momento, tanto en sus logros como en sus enfermedades –Nicolás suspiró–

Nicolás – yo le puedo dar muchas cosas que tú no –Daniela negó–

Daniela – yo le doy lo más importante, le doy amor, y le daría mi vida de ser necesario

Nicolás – Daniela te lo suplicó –Daniela negó– yo no quiero empezar un juicio –Daniela lo observó indignada–

Daniela – ¿con qué cara? Dime con qué cara vas a pelear en tribunales por un niño que en cuanto te enteraste que existía quisiste que muriera –Nicolás no sabía que responder, Daniela tenía razón–

Nicolás – Daniela, sé que lo que te dije fue una estupidez, pero escúchame –Daniela negó–

Daniela – no quiero escuchar nada que salga de tus labios, pero tú si me vas a escuchar –lo miró furiosa señalándolo– antes era una niña Nicolás que no sabía la maldad que había en las personas –Nicolás bajó la mirada– que destruiste cuando le propusiste esa atrocidad, pero gracias a él, ese niño con pelo rizado y ojos azules, me di cuenta que la vida para mí apenas comenzaba, y a lo mejor si tienes razón no le he podido dar todo a Daniel, pero le he dado amor, y cada una de las cosas que tiene me las he ganado trabajando para que él se sienta orgullosa de mí, no voy a permitir que tú vengas a dañar la tranquilidad de mi vida y la de él, lo mejor es que nos dejes en paz

Nicolás – no los puedo dejar en paz, ahora que se dé su existencia necesito estar a su lado

Daniela – no se te ocurra, Nicolás si tú haces algo para separarme de mi hijo, te juro que me vas a conocer, no soy la misma estúpida que conociste –sin decir nada más se giró entrando a la casa–

–Nicolás apretó los puños con dolor, pero Daniela tenía razón, ¿quién era él para llegar a cambiar su vida? Observó con dolor a Daniela alejándose, no sabía si irse o quedarse–

Daniel – mami –salió el niño de la casa sonriendo– te vine a buscar

Daniela – ya voy mi amor –acarició el rostro de su hijo, tenía unas enormes ganas de llorar, pero no lo haría frente a su pequeño, Daniel le tomó la mano para que entraran a la casa, Nicolás los observó, no podía con las enormes ganas que tenía para abrazar a ese niño, su hijo, Daniel era su hijo, él pequeño se giró, le dio una sonrisa a Nicolás–

Enséñame a VivirWhere stories live. Discover now