¿Y si estás embarazada?...

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¿Y si estás embarazada?...

–Rogelio se acercó a Alicia para brindarle un abrazo y al mismo tiempo ayudarla a levantarse, a pesar de todas las cosas que ella le había hecho no le gustaba verla así–

Rogelio – debes de calmarte –la guío hasta el sofá–

Alicia – por favor Rogelio no me niegues tu amor –él la observó negando, con sus dedos limpio sus lágrimas–

Rogelio – por dios Alicia sabes que nunca podía negarte amor, mejor que nadie sabes lo que siento por ti –Alicia lo observó, se acercó a él tomando sus labios, él dejó que le diera un pequeño beso para después alejarse– abusaste del alcohol –limpió son sus dedos nuevamente las lágrimas que aún tenía ella en sus mejillas– mañana no quiero que te sientas peor –ella lo observó–

Alicia – yo solo quiero que me ames –lo observó detenidamente, se acercó a él nuevamente buscando sus labios pero él se alejó– yo –su voz se quebró ante su rechazo– me merezco tú rechazo me merezco que Nicolás me odie –nuevamente rompió en llanto– me merezco que nadie me quiera

Rogelio – eos no es así –se acercó a ella abrazandola– sé que has hecho las cosas mal pero por favor intenta cambiar –la separó un poco del abrazó para observarla fijamente a los ojos– puede ser difícil pero no imposible –Alicia lo observó sus ojos estaban llenos de lágrimas–

Alicia – ayúdame –pidió entre sollozos– ayúdame a cambiar –se abrazó de nuevo a él rompiendo en llanto– no sé cómo hacerlo –Rogelio la abrazó al escucharla a pesar del llanto lo entendió, Alicia le estaba pidiendo ayuda–



–El olor a hot cakes la hicieron despertarse, abrió los ojos con pesadez buscando su celular y observó la hora–

Rigel – oh por dios este hombre si que se levanta temprano –cerró los ojos lamentándose el no haberse ido a dormir a casa de sus padres, ahí podía haber levantándose hasta medio día–

–buscó algo conque cubrir su cuerpo desnudo, sonrió cómo una tonta al recordar lo que había pasado horas antes en esa habitación, se colocó unas pantuflas y siguió el aroma, ese deliciosa aroma que la tenía cautivada–

Rigel – te vez tan sexi así –se acercó a Armando para susurrarle en el oído, Armando se giró para tomar sus labios y dejar un pequeño beso–

Armando – Buenos días –ella le dio una sonrisa que inmediatamente borró–

Rigel – tú estás loco –Armando negó sonriendo– son las ocho y media de la mañana, ¿de verdad a esta hora te levantas? –Él asintió acercándose nuevamente a ella, quien ya había tomado asiento frente a él en uno de los bancos que estaba alrededor de la barra–

Armando – quiero ir un rato al club –la observó– ¿me acompañas? –Rigel hizo un puchero, jugar golf le aburría–

Rigel– me encantaría pero no puedo –Armando sonrió negando–

Armando – claro que no te encantaría, eres mentirosa –colocó frente a ella una torre alta de hot cakes–

Rigel – se ven deliciosos –se levantó de su asiento para buscar algo en el refrigerador de él– ¿no tienes mantequilla de maní? –Armando negó– por dios, y ¿cómo me los comeré?

Armando – miel de maple y mantequilla

Rigel – no sé quiero algo más dulce –sacó un tarro enorme de mermelada, un poco de queso crema y untó en uno de los hot cakes, para después ponerle la miel, Armando solo la observaba–

Enséñame a VivirWhere stories live. Discover now