Aun estás a tiempo...

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Aun estás a tiempo...



–El rostro de Alicia cambio completamente al escuchar las palabras de Armando, lo observaba incrédula a lo que ese hombre acababa de decir–

Alicia – estás bromeando –Armando negó– si de seguro es broma –sonrió nerviosa– por dios mi amor, no me puedes hacer ese tipo de bromas hoy

Armando – no es broma Alicia –ella empezó a respirar cada vez más rápido mientras negaba–

Alicia – no digas tonterías –estaba nerviosa– por dios hoy nos casamos –sus ojos se llenaron de lágrimas, empezó a reír mientras las lágrimas escurrían en su mejilla y negaba– mi amor –intentó acercarse a él–

Armando – sé que es difícil de asimilar, incluso para mí no está siendo fácil tomar esta decisión, pero es lo mejor

Alicia – ¡no! –sus lágrimas no cesaban– tú estás confundido, mi amor nosotros –se acercó a él tomando entre sus manos su rostro– nos amamos, tenemos planes, un futuro –Armando con delicadeza tomó las manos de Alicia haciendo que las quitará de su rostro–

Armando – no hay un nosotros, yo no sé si te amo –Alicia negó sin dejar de llorar– no te imaginas lo mal que me siento al verte así, pero si seguimos con esta boda nos haremos más daño

Alicia – me estás diciendo que tú pretendes que cancelemos la boda –Armando bajó la mirada y asintió– yo no voy hacer el hazme reír de toda la gente –se abalanzó hacía él pegándole con fuerza su pecho– te odio, no sabes cuánto te odio

Armando – por dios Alicia al menos déjame explicarte

Alicia – de que me sirven tus explicaciones –seguía pegándole con sus puños en el pecho–

Armando – entonces me voy sino me quieres escuchar, esperare a que te calmes, porque sé que te debo una explicación

Alicia – ¡lárgate! –Se separó de él– ¡lárgate! –Gritó desesperada– ¡Te odio! –En cuanto Armando salió de la habitación Alicia empezó a tirar y romper todo lo que en ella había– pero esto no se va a quedar así –las lágrimas seguían inundando su rostro, buscó entre sus cosas una tijeras–



–Federico llegó a casa de los papás de Regina, en cuanto la sirvienta lo dejó entrar observó a Raquel quien se encontraba observando las escaleras–

Federico – buenos días –Raquel saltó la voz de Federico la había asustado– lo siento

Raquel – no te preocupes –se acercó a él saludándolo con un beso en la mejilla– ¿Qué haces aquí?

Federico – bueno yo –se colocó una mano en la nuca nervioso, Raquel se dio cuenta que lo había incomodado–

Raquel – no quise incomodarte, es sólo que cómo me imagine que se verían hasta la boda, no me hagas caso Federico enseguida le digo a Lupe que le avise a Regina que estás aquí

Federico – gracias, yo vine porque escuché a Regina triste –Raquel suspiró– ¿pasó algo?

Raquel – bueno creo que todos estamos muy nerviosos por la boda –Regina bajaba las escaleras, Federico la observó con una enorme sonrisa–

Federico – mi princesa –ella se abrazó a él como si de ese abrazo dependiera su vida– te extrañe –suspiró su aroma–

Regina – yo te extrañe más –respondió aun sin separarse, Raquel los observaba con ternura–

Enséñame a VivirWhere stories live. Discover now