Aquí estaré siempre...

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Aquí estaré siempre...


–el rostro de Alicia cambio completamente al observar a Rigel entrando a la cocina, intentó no prestarle atención ella se había propuesto pasar el día al lado de su familia, sabía lo importante que Daniela y Rigel se habían vuelto en la vida de Regina y sólo por eso intentaría no causar problemas –

Federico – hola Rigel –la saludó cuando observó la tensión en el rostro de Alicia –

Rigel – huele delicioso –aspiro el aroma –

Nicolás – Rigel tiene razón –se acercó a ella para saludarla – ¿Qué preparaste?

Regina – sí, yo me muero de hambre

Daniel – yo también

Alicia – podíamos ir pasando al comedor

Raquel – falta tú padre y Rogelio –Rigel levantó una ceja sorprendida –

Regina – ¿Rogelio?

Alicia – yo lo invité –Rigel observó a Daniela diciéndole tanto con un par de miradas – espero ¿Qué no te moleste?

Regina – no para nada, pero tú y... –Alicia la interrumpió –

Alicia – por ahora solo somos amigos

Rigel – vaya –comentó en voz alta, e inmediatamente las miradas de Raquel y Alicia se clavaron en ella – me sorprende que tú y Rogelio estén saliendo –comentó con nerviosismo y dificultad, lo que menos quería era ocasionar problemas –

Alicia – en fin –respondió restándole importancia a las palabras de Rigel, la cual rodó los ojos en señal de fastidio –

Regina – yo creo que lo mejor sería esperar en el jardín, digo al menos mientras Rogelio y Armando llegan –Alicia observó a Rigel furiosa –

Raquel – tienes razón


–sin decir más salieron al jardín, Raquel intentaba hablar con Daniela sobre los preparativos que faltaban de la boda, Rigel se sentía un poco incomoda y es que las miradas de Alicia sobre ella eran demasiadas, estuvieron un rato platicando en el jardín, la tensión de minutos antes había quedado atrás, todos reían antes las anécdotas de Rigel junto a Daniela y alguna al lado del pequeño Daniel–

Raquel – tú madre debió sufrir mucho contigo –observó a Rigel quien negó con una sonrisa–

Rigel – sólo un poco, ella tan anti adrenalina y yo todo lo contrario

Raquel – al menos de todas tus aventuras has salido viva

Rigel – lo próximo será aventarnos de paracaídas –observó a Regina– ¿por qué la intensión sigue? –Regina sonrió asintiendo–

Raquel – ¡qué! –Estaba realmente sorprendida– pero mi amor tú te has vuelto loca –Regina negó–

Regina – nunca he estado más cuerda –tomó la mano de Federico–

Federico – yo la voy acompañar –observó a Raquel– esperó que eso la deje más segura –Raquel lo observó con ternura–

Raquel – creo que no había encontrado la ocasión para agradecerte –extendió su mano tomando la de Regina y Federico– sé que si tu no hubieras aparecido en la vida de mi hija, esta batalla hubiera sido mas complicada –los ojos de Raquel se aguaron y su voz se quebró–

Enséñame a VivirWhere stories live. Discover now