Sabotaje...

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Sabotaje...



–Daniela intentó separarse, pero él lo impidió su cuerpo se estremeció al sentir sus labios nuevamente, la tomó con sus dos manos del cuello, evitando que se alejará, deseaba el beso, ella intentó apartarse, no quería sucumbir a sus deseos era tan obvio que también lo deseaba, así que poco a poco, sus labios siguieron sus instintos, moviéndose cálidamente al mismo compás, un beso cargado de ternura, Daniela abrió su boca lentamente permitiendo que una vez más, Nicolás la explorará, sus lenguas se reconocieron al instante que sus alientos chocaron para combinarse en uno solo, las manos de Nicolás bajaron lentamente por la espalda de ella haciéndola sentir pequeñas descargas con el roce, se posicionaron en su cintura, Daniela pasó sus manos por su cuello perdiendo sus dedos en esos rulos que le fascinaban, sonrió al sentir sus manos perdidas en el cabello de Nicolás, estaba segura que si él se deshacía de esos rulos, ella dejaría de amarlo le fascinaban, él subió su mano hasta tomar su rostro cuando sintió necesario separarse del beso–

Nicolás – te extrañe –susurró en sus labios separándose lentamente, Daniela abrió los ojos sintiendo cómo Nicolás acariciaba su rostro–

Daniela – ¡No! –Gritó furiosa separándolo de ella– tú no tienes ningún derecho a venir a desestabilizar mi vida –Nicolás la observó sintiéndose culpable ella tenía razón, no entendía porque lo había hecho–

Nicolás – perdón sé que no debí besarte es sólo que –guardo silencio para buscar una excusa pero no la encontraba–

Daniela – sólo no te acerques a mí –comentó tajante, la actitud que él estaba tomando le dolía– odio las personas que se dejan llevar por impulsos, tú y yo no somos unos niños Nicolás, así que si pretendes seguir viendo a Daniel, deja de hacer estupideces como la que acabas de hacer –sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas– ahora sal de mi oficina

Nicolás – Daniela yo lo siento –la observó, ella se giró limpiándose unas lágrimas que se escapaban recorriendo sus mejillas– espero que después de esto no me alejes de él

Daniela – nunca lo haría, aunque no me guste tú eres su padre

Nicolás – sé que he cometido muchos errores –ella se acercó al ventanal de su oficina no podía ver a Nicolás a la cara mientras él hablaba– lo único lindo que he hecho en mi vida es a él, a mi hijo –La puerta de la oficina se abrió el rostro de la mujer que entró cambió completamente–

Raquel – ¿tú hijo? –Nicolás giró para observar el rostro impresionado de su madre, Daniela se limpió toda lágrima que tenía en la mejilla para girarse y poder observar a la mujer que había hablado–

Nicolás – mamá ¿Qué haces aquí?

Raquel – no me cambies el tema ¿tienes un hijo? –Daniela los observó–

Nicolás – sí –Raquel sonrió–

Raquel – ¿quiero conocerlo? ¿Dónde está? ¿Cuándo nació? ¿Cómo paso? –Nicolás suspiró–

Nicolás – tiene seis años

Raquel – ¡qué! seis años y tú no me habías dicho que tenías un hijo

Daniela – ni él lo sabía respondió –cerrando los ojos y tapándose con sus manos el rostro–

Raquel – ¿cómo pudiste? –se acercó a Daniela encarándola– alejar a ese niño de su padre –Daniela exhaló aire llenándose de paciencia–

Daniela – yo no soy la que tengo que darle explicaciones –observó a Nicolás estaba harta, ya había tenido demasiado por hoy– así que por favor salgan de la oficina

Enséñame a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora