Un diagnostico poco consolador...

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Un diagnostico poco consolador...

–Federico bajo la mirada llena de tristeza, sabía lo difícil que una enfermedad cómo el cáncer era, no podía creer cómo alguien tan joven pudiera estar pasando por algo así, cerró los ojos y los recuerdos de cuando Mati recibió el diagnostico lo invadieron, el miedo que en ese momento sintió por creer que perdería a su madre casi inmediatamente estaba de vuelta, no entendía porque Regina le interesaba tanto, sí ella había sido grosera, mal humorada, pero había algo en su mirada que lo tenía enamorado, eso era Federico estaba enamorado de Regina porque creía que bajo la personalidad fuerte y amargada de ella había una mujer linda, tierna y con un corazón del tamaño del universo–

Federico – ¿Cáncer? –Su pregunta estaba cargada de dolor, Daniela suspiró asintiendo con pesar–

Daniela – sí aunque mañana le dan el diagnostico, yo creo por lo que busque en google, y por el rostro de pavor de la Ginecóloga que es Cáncer de mama

Federico – pero Regina es tán Joven, debe haber un error –Daniela negó– ella nos necesita –Daniela le dio una pequeña sonrisa cargada de ternura–

Daniela – ¿de verdad te gusta Regina? –Federico la observó sonriendo–

Federico – es hermosa ¿cómo no me va a gustar?

Daniela – bueno contigo no ha sido muy linda que digamos –Federico suspiró con cierta frustración–

Federico – pues hoy –Daniela lo observaba curiosa, Federico sonrió con dulzura– la encontré llorando –Daniela suspiró con pesar– me acerqué y me abrazó –Daniela lo miró sorprendida– no sabes todo lo que me hizo sentir con ese abrazo, después de un tiempo nos separamos, ella se disculpó y yo la invite a cenar

Daniela – ¡Fueron a cenar! –gritó emocionada, Federico negó–

Federico – de nuevo me dejó la mano extendida

Daniela – Ay que malo –hizo un puchero–

Federico – un tal Nico le habló, me di cuenta que ya estaba mejor y decidir irme

Daniela – pero no te pongas triste Nicolás es su hermano, lo que me contó tenía más de una año que no se veían, él tiene muchos años viviendo en España

Federico – tú y Regina son amigas

Daniela – creo que sí, Regina es una mujer muy sola, en este tiempo que llevo ahi con ella trabajando me he dado cuenta que hasta los fines de semana trabaja, con su familia casi no se reúne, y bueno no tiene novio –Federico sonrió– pero eso no quiere decir... –él la interrumpió–

Federico – lo sé, eso no quiere decir que el plebeyo y la princesa se amen y sean felices para siempre

Daniela – bueno aunque uno nunca sabe –él negó mientras tomaba un sorbo de café–



–Nicolás esa noche no pudo dormir, examinó a su hermana y sabía cuál sería el diagnostico, se quedó hasta muy tarde investigando consultando con otros colegas, pero la angustia de saber que por lo que iba a pasar Regina era difícil no lo dejo conciliar el sueño, cuando observó que la luz se colaba entre las cortinas de la habitación decidió levantarse, se dio un baño y se dirigió a la cocina, abrió el refrigerador decidió sorprende a Regina con un desayuno, sabía que amaba los hot cakes, tomó la caja de harina empezó a leer las instrucciones–

Regina – que rico huele –se acercó a la cocina dibujando una sonrisa cuando observó a Nicolás sirviendo fruta–

Nicolás – buenos días –se acercó a ella dejándole un beso en la mejilla–

Enséñame a VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora