Amo a esa chica. (87)

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Lucía.

    Volví a subir las escaleras tranquilamente mientras disfrutaba de la leche chocolateada.

    Al subir vi a Julieta y a Guille cargando mis maletas, cuando se percataron de mi presencia me hicieron exagerados gestos para darme a entender que fuese a distraer a Dani.

     Bajé de nuevo y fui al salón donde vi a Dani sentado, si se puede llamar así, en el sofá.

    Solté la taza en la mesa de centro y me senté con él en el sofá.

    Solté la taza en la mesa de centro y me senté con él en el sofá

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    -¿Cuándo te vas?- pregunta sin dejar de mirar la televisión.

    -Pues cuando venga Celia- respondo obvia.

    -¿Jesús sabe lo de anoche?- pregunta fijando su vista en mí.

    -Durmió en la puerta de tu habitación- respondo posando mi mirada en sus ojos.

    -¿Cómo se lo ha tomado?

    -Pues mal- suspiro- Le ha faltado escupirme en un ojo.

    Empieza a reírse debido mi último comentario y, al imaginarme la escena en plan gif, me da la risa a mí también.

    Mi teléfono vibra en señal de que me acaba de llegar un mensaje, así que lo cojo y me levanto.

    -Será mi prima- informo a Dani.

    Me voy al rellano y desbloqueo el móvil y veo que es un mensaje de Julieta.

    Ya están fuera.

    ¿Cómo pueden ser tan sigilosos?

    ¡QUÉ TIEMBLEN LAS TORTUGAS NINJAS!

    Guileta Ninjas, centro de formación de ninjas.

    Sin más dilación, salgo de la casa y veo a los tres metidos en el coche con todo dentro.

    Voy lentamente hasta el coche y abro la puerta y entro, mientras algunas lágrimas recorren mis mejillas.

    Antes de que pueda cerrar la puerta, alguien, o mejor dicho, Jesús, me lo impide.

    Me hace un gesto para que me eche a un lado y, cuando lo hago, se sienta donde anteriormente estaba yo.

    -No te iba a dejar ir, no sin despedirme- susurra en mi oído y depositó un suave beso en mi mejilla.

    -Te quiero- digo dándole un beso en la mejilla.

    -Bueno, cuéntame, ¿Dani fue a lo bruto o a lo romántico? Ya sabes, por eso de ser la primera vez.

    -¡¿Dani te ha desvirgado?!- exclama Guille- Dime que no te obligó ni nada, mira que, es que- suspira- Lo mato, vamos, ni me lo pienso.

     -Guille, relaja, no me obligó- suspiro cansada- De hecho, me preguntó demasiadas veces si estaba segura.

    -¿La tiene grande?- pregunta Jules curiosa.

    -No me gusta contar los secretos de alcoba- respondí segura.

    -Odio cuando Dani y tú os ponéis en plan medievales- se queja Jesús.

    Y así, me sonsacaron toda la experiencia hasta que llegamos a la estación María Zambrano en Málaga.

    Hemos llegado con una hora de sobra, ole ahí los caracoles veloces.

    Todos se pusieron a hacerme fotos y vídeos diciendo que me iba, incluso Jesús.

    A lo tonto, éste último estuvo más atento al móvil que a mí.

    Pasó el tiempo y me despedí de todos, demasiadas lágrimas y abrazos se quedaron ahí.

    Me pasaron el bolso que me quedaba en mis manos por la máquina de rayos x.

    Todo normal, pasé al andén y, cuando encontré mi vagón entré y me senté en mi correspondiente asiento, aún con 5 minutos de sobra.

Daniel.

    Cuando Jesús me dijo dónde estaban, pedí urgentemente un taxi y al llegar los vi allí, sin Lucía, llorando.

    Los guardias no me dejaban pasar al andén, necesitaba despedirme.

    -¡Por favor! ¡Seguro que alguna vez se han enamorado! ¡Amo a esa chica! ¡Necesito verla por última vez!

    -Bueno, chico, pasa- cedió una mujer mayor, de unos 60 años- Pero, rápidito, por favor.

    Asiento con una leve sonrisa y corro hasta el andén y la busco entre ventanillas pero, cuando la encuentro, su tren está saliendo y al verme, hace una mueca de disgusto, acompañada de un gesto de despedida con la mano.

    Asiento con una leve sonrisa y corro hasta el andén y la busco entre ventanillas pero, cuando la encuentro, su tren está saliendo y al verme, hace una mueca de disgusto, acompañada de un gesto de despedida con la mano

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Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora