Jesús, el de los gemelos. (14)

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Lucía.

    En estos momento me dirijo con Jesús hasta su coche en completo silencio.

    —Me prometes que no voy a morir esta noche?— pregunto rompiendo el silencio.

    Nos miramos a los ojos por unos segundos, hasta que aparta su mirada de mí.

    —Te lo prometo.

    Llegamos a un coche blanco,un mini.

    Él se adelanta y abre la puerta del copiloto y me hace una especie de reverencia, indicándome que entre en su coche.

    Le hice caso y me senté.

    Jesús hizo lo mismo, situándose en el asiento del piloto.

    —Quién es Celia?— cuestioné sin mirarlo.

    —Mi ex, lo dejamos el mismo día de la firma, por la mañana— respondió mirando al frente.

    Estaba serio, su cara no mostraba expresión alguna.

    —Lo siento, no te quise escuchar y— hice una pausa— que cojones? Da igual.

    Me lancé a besarlo y el reaccionó acercándose también.

    Nos separamos a los segundos y yo me levanto del asiento y me pongo a horcajadas encima suyo y lo vuelvo a besar

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    Nos separamos a los segundos y yo me levanto del asiento y me pongo a horcajadas encima suyo y lo vuelvo a besar.

    El sitúa sus manos en mi trasero y me aprieta contra él.

    Sale de mi un gemido ahogado y acto seguido, su boca baja a mi cuello.

    Muerdo mi labio intentando no emitir mas sonidos.

    Vuelve a subir su boca hasta la mía y me besa de nuevo, es en ese momento, cuando noto un bulto.

    Jesús se ha despertado.

    —Mejor dejamos esto, no voy a follar en un coche— digo con la voz agitada y riéndome.

    Me vuelvo a sentar en el asiento de al lado, él se limita a soltar un bufido.

    —Qué le parecerá a tu novio esto?

    —No es mi novio, es amigo de mi hermano— digo, riéndome por la mueca que ha hecho— te pusiste celoso eh?

    Me mira mal, suelta una carcajada y arranca el coche.

    Vamos en completo silencio durante el trayecto, hasta que vemos un control policial.

    —Me cago en la puta, no he bebido mucho, pero no tengo carnet— suelta nervioso.

    Pongo mi mano en su hombro y se lo acaricio.

    —Si no has bebido no te piden el carnet— digo intentando tranquilizarlo.

    Pasan todos los coches que llevábamos delante y le indican a Jesús que baje la ventanilla.

    Yo me agacho, alcanzando así con la mirada al policía, bueno, y ya de paso, enseñando un poco de escote, a ver si nos deja pasar.

    Ostia puta, es mi primo.

    Tierra, trágame.

    —Buenas noches— dice sin mirarnos— sopla aquí— le indica al chico que me acompaña.

    Jesús hace caso sin rechistar.

    —Ya podemos seguir, agente?— pregunta.

    —Sí— afirma y se agacha apoyándose en la ventanilla— que tengan buena no— me mira y hace una pausa— Lucía? Qué haces a estas horas y con este chico?

    —Darío​, él es Jesús, el de los gemelos— lo presento y asiente— salí con José y sus amigos a una discoteca, me cansé y se ofreció a llevarme a casa— explico.

    —Cuídala— dice amenazante señalando a Jesús con el dedo— que tengáis una buena noche.

    Volvimos a partir camino a casa.

    Cuando llegamos, decido mandarle un mensaje a mi hermano, pues me fui sin avisar.

    Jesús también avisa a su hermano de que se ha ido del local.

    Es realmente temprano, aún son las 01:30.

    —Si quieres volver al local ve, no tienes que quedarte eh— digo dándole total  libertad.

    —Sabes a donde quiero volver?— cuestiona y yo niego con la cabeza— a tu boca.

    Acto seguido, me besa.

    No es un beso normal, está lleno de deseo y lujuria, pero, también lo invade el amor y la añoranza.

    Pues no hay mayor sentimiento de añoranza, que el de los labios de tu amado.

   

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora