Yo en Madrid? Já. (46)

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Lucía.

    —Con que Madrid,no? Cuándo pensabas decírmelo? En octubre?

    —Qué dices de Madrid?— pregunta confundido.

    —Creo que tenía derecho a saber que te mudas en septiembre a Madrid— espeto enfadada.

    —Quién te ha dicho eso? Ese rumor es falso, joder— reprocha enfadado— cómo me voy a ir ahora? Estás loca?

    —Y pretendes que me crea que te vas a quedar en Sevilla? Todos se acaban llendo, además, temo decirte, que en este fandom, la mayoría de las veces, los rumores son ciertos.

    —Pues si no confías en mí, no confíes— suelta un bufido— nos lo ofrecieron y dijimos que no, pero vamos, que yo paso— hace una pausa— adiós.

Sale del taller bastante cabreado.

    —Creo que— comienza a decir la chica y hago un gesto con la mano para que no siga.

    Me voy corriendo al despacho de mi madre y cierro la puerta bruscamente.

    Puede que haya hecho un drama, pero, me tenía que haber contado, por lo menos, lo de la propuesta.

    No te quejes, la has cagado, amiga.

    Gracias por los ánimos.

    Ahora cómo se supone que puedo arreglar esto?

    Ni lo pienses, no has confiado en él y le has reprochado demasiadas cosas, no te volverá a hablar.

    Me lo merezco, no tendría que creer los rumores que van diciéndome por ahí.

    Por qué soy tan estúpida?

    —Lucía, cariño— musita mi madre entrando al despacho y cerrando la puerta tras ella— no estés mal, lo arreglaréis.

    —No vamos a arreglar nada, soy una puñetera niñata dramática, no me va a querer hablar— suspiro— pero, lo mejor es que no me hable, estará mejor sin mis tonterías infantiles.

    —Sé que tu padre no quería que te lo dijese— mira al suelo— no es Daniel quien se va a vivir a Madrid— vuelve su mirada a mí— eres tú.

    —Qué? No me voy a mover de Sevilla, ni en sueños.

    —A tu padre lo han ascendido y tiene que ir a Madrid, va a ser el que corte el bacalao en la sede, ya sabes lo importante que es para tu padre el bufete.

    —Para él es importante todo lo que tú quieras, pero y yo qué? Voy a estar completamente sola.

    —Sabemos que te gusta escribir, cantar, actuar y todo eso, y bueno, allí tendrías muchas más oportunidades— intenta convencerme.

    Me voy a paso ligero de allí, al salir no veo ni una parada de autobús, taxis, nada.

    Un aplauso para mi conducta infantil y otro por no saber como salir de aquí.

    Empiezo a dar vueltas por la zona buscando una parada, un taxi, lo que sea.

    La madre que me parió.

    Qué rápido va todo.

    Hay una muchacha en el Mercedes-Benz de Dani, con él.

    Me acerco al coche me acerco a la ventanilla del copiloto dado que el gemelo está mirando a la chica.

    Saco mi dedo corazón y sonrío aún con lágrimas y muevo los labios gesticulando un Que te den.

    Me doy media vuelta ignorándolo por completo.

    Tras media hora caminando llego a mi casa.

    Bien, a mí me deben un puto nobel, estoy sin llaves, llorando y no hay nadie en casa.

    Cómo se que no hay nadie?

    Mi padre trabaja y mi hermano está con su nueva novia.

    Llamo a Julieta y tras cuatro o cinco pitidos, contesta.

    —Dígamelo— dice alargando la o.

    —Pues, estoy en la puta calle— respondo sorbiéndome los mocos.

    —Qué ha pasado? No estabas con Dani?

    —Estaba.

    —Dónde estás?— pregunta preocupada.

    —Estoy en la puerta de mi casa— respondo con dificultad debido a las lágrimas.

    —Bajo a por ti y me cuentas, vale?

    —Vale.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora