Dos sexymbols. (27)

254 10 0
                                    

Lucía.

   —Qué pasará?— pregunta mi hermano apareciendo en el salón.

    Qué hace este aquí?

    Cuando ha llegado este hombre?

    —Y tú cuándo has llegado?

    —Bueno, estuve con una chica, tenía un polvazo la muchacha— alzo las cejas— bueno, que sí, que eso y bueno, nos fuimos porque me dijo que había quedado y yo me fui a tomarme un café para que se me pase la ostia que llevo.

    —Ajá— suelto sonriendo— bueno, lo que va a pasar es que, tenemos una venganza en mente.

    Él nos mira confuso.

    Tan complicado es?

    Lucía Callejas vengándose.

    Qué raro.

    Nótese la ironía.

    —Una zorra a la que vamos a convertir primero en moco y luego en calva y por último, la va a dejar su novio, indignamente— explica mi amiga.

    —Y por ese plan tan descabellado, deduzco, que lo ha ingeniado la enana— comenta el castaño mirándome.

    Cómo me puede conocer tan bien éste niñato?

    Porque fue el que te tiró de la cuna para que te quedases así.

    Stop bullying.

    —Cómo coño lo sabes?

    —Te conozco como algo así más o menos como— hace una pausa pensativo— de toda tu vida.

    —Cierto— río— eres un cabrón.

    —Os ayudo con el plan— sentencia y lo miramos extrañadas— sois dos enanas, sólo un pivón como yo os puede ayudar.

    —Somos dos sexymbols— reprocha Jules— además, tenemos truquillos debajo de la manga.

    —O también llamados famosillos— finalizo.

    —Dejaos de estupideces y contarme qué hay que hacer— protesta cansado.

    —Tú— llamo a la morena y me mira— qué champú usa Mar?

    —Creo que Herbal Essences— responde.

    —Ve a buscar el champú del bote verde de mamá— le indico a José.

    —Voy— obedece desapareciendo del salón.

    —Ahora tenemos que hacer unas compras— digo mirando a mi amiga con una media sonrisa.

    —Oh no, esa sonrisa— suelta fingiendo estar horrorizada— esto va a ser muy gordo.

    —Tanto como la salchichilla de Justin— afirmo riendo.

    Lucía, pillina, no más bromas con el penesio del Justino.

    Quiero me la meta hasta dejarlo seco.

    Salida de mierda, controla las putas hormonas.

    Cojo dinero y me lo meto en el bolsillo.

    —Dónde vas?

    —A comprar, os dejo solos— le guiño un ojo— no violes a mi hermano, es mucho para ti.

    Dicho esto cojo mi móvil y salgo.

    Gracias a Dios, está todo despejado y no hay nadie en la calle.

Julieta.


  El hermano de Lucía esta bien, no digo que no, pero jamás me lo tiraría.

    Es como un hermano también para mí.

    Imaginaos el asco de mantener relaciones sexuales con vuestros hermanos, hermanastros, primos, o lo que sea.

    Que yuyu más grande.

    —Bueno, esto ya está— dice apareciendo sonriente por el salón y me mira extrañado— dónde se ha ido esta niña ahora?

    —A comprar— hago una pausa y me levanto— trae aquí— comento arrebatándole el bote de champú.

    Me mira a los ojos por unos segundos y acto seguido, baja la mirada.

    Qué le da a este muchacho?

    Da igual.

    Vuelvo a lanzarme al sofá y se me sube la falda un par de centímetros.

    Centímetros que se hacen de notar.

    —Bájate la falda, anda— ordena en un susurro casi inaudible.

    Hago caso omiso.

    De un momento a otro se encuentra encima mío, con un brazo a cada lado de mi cabeza.

    Julieta, usa las palabras mágicas.

   Por favor?

   No.

   Entonces?

    Tengo novio.

    —Tengo novio— suelto indicando que se aparte.

    —Qué dices?— pregunta alzando la ceja— como si me importase— empieza a hacerme cosquillas— vendrán unos amigos y no es normal que te vean las bragas.

    —Para, por dios— ordeno sin poder parar de reír y dándole pequeños golpes.

     —Enserio creías que iba a comerte toda la boca?— cuestiona y yo asiento dudosa— oh no, por Dios, eres como mi hermana y, aunque no lo fueses, sigues siendo la mejor amiga de mi hermana— hace una pausa y suspira— y para mejorar la sitaci

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora