Por la puerta de atrás. (24)

251 9 0
                                    

Lucía.

    —El dúo sacapuntas?— pregunta Dani.

    —Sí, es en clave, quitarle la n— explico.

    —Y bueno, ahora, a qué se debe que quieras que nos hagamos fotos?— pregunta de nuevo el gemelo menor.

    —Pues, se han quedado la mitad,  habrá unas veinte o treinta niñas, aparte, a mí me gustaría que os hiciéseis fotos conmigo, si estuviese en su lugar.

    —Y cómo sale? Sin pantalones?— cuestiona Jesús refiriendose a su hermano.

    —Ahora le doy unos pantalones y un jersey— asienten— sacad batidos y vasos de plástico— me miran interrogantes— los batidos en la nevera y los vasos el mueble de debajo de la encimera.

    Voy al vestidor de mi hermano y cojo un jersey verde botella y un vaquero negro.

    Vuelvo a la cocina y le doy la ropa a Dani, hago un movimiento con la cabeza indicándole que se vaya.

    —Bueno, cómo vamos a salir?

    —Por la puerta de atrás y con las bolsas de dulces, yo llevaré los batidos y los vasos— explico.

    —Qué tal estoy?— pregunta Daniel apareciendo en cocina— no hace falta que respondáis, sé que estoy perfecto.

    —Imperfectamente perfecto, Danielín.

    Se acerca a mí y me besa la mejilla.

    —Cómo salimos?— pregunta.

    —Por la puerta de atras y hasta arriba de bolsas de bollería.

    Cada uno coge unas cuantas bolsas y yo cojo las bebidas.

    Nos dirigimos a la puerta de atrás, abro la puerta con el codo y salgo, detrás mío Jesús, y por último Dani.

    Aparece de repente Chuwi y salta de nuevo encima del gemelo mayor haciendo que caigan las bolsas y el muchacho al suelo.

    Detrás de Jesús, cae Daniel, puesto que, al llevar tantas bolsas no vio donde cayó Jesús.

    Las chicas se miran las unas a las otras y se disponen a chillar.

    —No chilleis, por favor— suplico— era una sorpresa, sólo que antes quería saber quien había dado el soplo y cuando vi que era Mar, me tocó la moral.

    —Hola chicas— saluda Dani levantándose del suelo.

    Las chicas atónitas únicamente mueven la mano, algunas balbucean, otras levantan levemente la cabeza y otras muchas, ni eso.

    —Que no muerden eh— bromeo— chicos, ella es María— la empujo hacia ellos.

    —Hola— dice tímidamente con una sonrisa.

    —Hola, guapa— la saluda Jesús al tiempo que se acerca a abrazarla.

    Se separan y ya más confiada abraza a Dani, pero como amiga mía y lapa que es, no lo suelta.

    Dani se separa, se sitúa detrás de ella y la abraza por la espalda.

    —Son de verdad— murmura María.

    —La ostia que se han metido si que es de verdad— digo y reímos todos los presentes— ai mi Chuwi, qué bueno que eres.

    Cojo en brazos a Chuwi como si de un bebé se tratase.

    Estoy acostumbrada, además, en el gimnasio cojo peso, así que, soy fuerte fuerte.

    —Cómo puedes con ese pedazo de perro— pregunta una chica.

    —No sé, la costumbre.

    Todas se acaban soltando y comen se hacen fotos con los gemelos hablan un poco y fuera.

    A lo tonto, a lo tonto, se nos ha pasado la mañana.

    Entro en casa seguida de Chuwi, Dani, Jesús y María.

    —Qué pasó anoche realmente?— pregunta María tirándose al sofá.

    —Estuvimos viendo peliculas hasta las 7 y dije de hacer el desayuno y, bueno, Jesús llamó a Dani y si no os hubieseis amontonado en mi puerta, el Danielín hubiera salido sin pantalones.

    —Ahora que lo pienso, yo gané la apuesta, eres tú quien tiene que hacer lo que yo diga, manipuladora— acusa.

    —Pretendéis que me crea que anoche no follasteis?— cuestiona María irónica.

    —Ya quisiera Jesús tocar mi cuerpo serrano.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora