Míranos. (77)

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Jesús.

-Concéntrate en el sonido de mi voz- susurro y ella asiente costosamente.

Comienzo a cantarle su canción española favorita "Míranos" de Álex Ubago y, precisamente, nos viene al pelo.

Noto que, poco a poco, su ansiedad disminuye y sus gritos desgarradores cesan.

En unos segundos se encuentran aquí Celia y Julieta observando atónitas.

Juego con mis dedos y los de Lucía, los muevo a mi antojo, parece que eso la relaja.

-Lucía, ¿estás bien?- susurro a la par que me agacho y deposito un beso en su frente.

-He estado mejor, pero gracias- agradece con una débil sonrisa- No sé qué voy a hacer sin ti, siempre me salvas.

-Te quiero y no tienes que darme las gracias por nada- le resto importancia a la par que recojo uno de sus mechones rebeldes tras su oreja.

-No quiero pelearme más contigo- admite y aparta la mirada- Nunca-susurra devolviendo su mirada hacia mí.

-De eso mismo quiero hablar contigo- digo serio y captando su completa atención en mí.

Siento como Celia y Julieta se van de la sala captando la tensión del momento.

-Lucía, no quiero hacerte daño, por ello te lo digo ahora, quiero que lo dejemos, es lo mejor- suspiro- Cuando volvamos a vernos podremos retomar lo que sea que tenemos, o teníamos.

-Pero, Jesús, ¿no entiendes que quiero que seas el primero?- dice mientras sus ojos se tornan a una tonalidad cercana al negro azabache.

-¿Dará igual lo quién sea tu primer amor o el primero que te haga el amor? Yo lo que quiero es el último- confieso sentándome en el suelo para quedar a su altura, ya que está tumbada en el sofá.

-Prométeme que me esperarás- propone- Si realmente quieres ser el último, prométemelo.

Alzo mi meñique y ella niega, a continuación posa su mano en mi cara y sonríe y niega levemente con la cabeza.

-¿Qué?- pregunto sonriendo confundido.

-Estabas dispuesto a prometerlo, pero yo no quiero que me lo prometas, quiero que vivas feliz sin mí, rehaz tu vida con otra chica- hace una pausa y comienza a reírse- O tal vez con un chico.

Le lanzo una mirada de odio fingido y en menos de que que se lo espere comienzo a reírme como un loco.

-Claro que sí, tía- digo con voz de pito y ríe.

Suena el timbre y, supongo que alguna de las chicas abre.

-La han estabilizado- logro escuchar.

-¿Quién?- escucho ésta vez más cerca.

-Un chico- escucho decir a Celia.

-Su novio- oigo a Mar corregirla

Un equipo médico entra en la sala y ven a Lucía en el sofá y a mí a su lado.

-Chico, ¿tú la has estabilizado?- pregunta un hombre y asiento- ¿Qué le has hecho?

-Bueno, la he tumbado, le he cogido las manos y le he dado besos en la cabeza para relajarla- comienzo- Le he dicho que despeje la mente y se concentre en mi voz, algo así como en el hipnotismo- relato- A continuación, he empezado a cantar su canción favorita y, después he acariciado sus manos. Eso es todo- finalizo.

-Haces que parezca hasta fácil- masculla una de las asistentes sanitarias- Pero, ¿cómo supiste que estaba completamente bien?

-Parece fácil porque, con paciencia, es fácil- comento- Supe que estaba bien al ver que su cara recuperaba el color, sus manos recuperaban la calidez, su respiración era recular y, lo más importante, sus muñecas me dieron el chivatazo de que su ritmo cardíaco era mejor que el mío.

-¿Eres estudiante de medicina?- pregunta el primer doctor y niego- ¿Qué estudias?

-Ahora mismo no estudio, trabajo- confieso y me mira extrañado- Soy un cantante de fama internacional- aclaro y hace una mueca de entendimiento.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora